Por Consuelo Gonzalez y Catalina Horta
Profesores del taller: Tito Castillo y Grace Zamorano.
Articulo desarrollado en el Liceo de Niñas de Rancagua, en convenio con el CINV (Centro Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso)
Es bien sabido que gran cantidad de adolescentes de hoy en día parecen muy vulnerables, decaídos, sin ánimo y distantes; se sienten presionados ante expectativas y tienden a reprimir sus emociones. Además, en este rango etario hay una gran cantidad de suicidios, situación que lamentablemente ha ido en aumento los últimos años, llegando a ser la segunda causa de muerte en la población juvenil chilena entre 1990-2010 según la OCDE. ¿Existirá una relación entre esta fatídica estadística y la forma en que los jóvenes gestionan sus emociones y pensamientos?
La adolescencia es una etapa de muchos cambios, en la que no saber manejar tanto las emociones positivas como negativas puede generar problemas psicológicos que, al no ser tratados, podrían provocar trastornos psiquiátricos tales como la depresión. Sin embargo, los jóvenes tienen la posibilidad de aprender de regular sus emociones, es decir, la forma en que ellos pueden influir en cómo las experimentan y cuándo las expresan.
A pesar de que se han realizado múltiples estudios sobre el impacto de las emociones negativas, pocas investigaciones han prestado atención a la regulación del afecto positivo en esta importante etapa de la vida. Es por esto que investigadores de la Universidad de Huelva, España, construyeron un cuestionario para evaluar las respuestas al afecto positivo en adolescentes españoles y, luego, analizar su relación con la autoestima, la satisfacción vital y los síntomas depresivos.
En dicha investigación, participaron 1810 adolescentes de 19 colegios diferentes, públicos y semiprivados, rurales, semiurbanos y urbanos. Ellos completaron, de manera individual y anónima, el “Cuestionario de Respuestas al Afecto Positivo”, demorando aproximadamente 30 minutos; éste contenía 12 afirmaciones sobre qué hacer cuando te sientes feliz, divididos en tres secciones: la primera, que medía la “rumiación positiva centrada en la emoción”, es decir, el enfoque en emociones positivas en forma recurrente, de manera que te haces consciente de ellas; la segunda, que estudiaba la “inhibición del afecto positivo”, la cual implica reprimir emociones positivas y su intensidad desde la idea de que dichas emociones son pasajeras o de que más adelante las emociones serán menos afortunadas; y la tercera, que medía la “rumiación positiva centrada en uno mismo”, que se traduce en relacionar emociones recurrentes positivas con reconocer el valor personal y metas logradas. Cada sección tenía cuatro ítems, y los participantes debían responder según la frecuencia con que tenían tales pensamientos, ya sea “casi nunca”, “algunas veces”, “a menudo” o “casi siempre”, las que fueron puntuadas del 1 al 4, respectivamente. Los jóvenes contestaron, además, autoinformes de autoestima, satisfacción vital y síntomas depresivos.
Los investigadores esperaban, muy intuitivamente, que las rumiaciones positivas centradas en la emoción y en uno mismo, estarían directamente relacionadas con la autoestima y la satisfacción vital, y con una disminución de síntomas depresivos. Por otro lado, se esperaba obtener resultados contrarios en lo referente a la reducción o inhibición del afecto positivo.
Su hipótesis era muy cercana a la realidad mostrada en los resultados, ya que estos indicaron que, si uno entiende y sabe llevar sus emociones positivas de buena manera, además de considerar parte del crédito como suyo, generando ideas como: “Oh, yo hice eso”, “Eso se logró gracias a mi ayuda”, o pensamientos similares, se produce un aumento en la satisfacción vital y autoestima de la persona, reduciendo de éste modo los síntomas depresivos.
Asimismo, los participantes presentaron una tendencia a amplificar y expresar más sus emociones positivas, en lugar de reprimirlas cuando se sienten felices. Es importante destacar que, a su vez, se encontraron diferencias en las respuestas según género y edad, ya que las chicas expresaban más el afecto positivo, pero no lo consideraban como consecuencia de su propio valor. Basándose en estos resultados, podría ocurrir por ejemplo que una joven se esfuerce mucho al estudiar para una prueba y a raíz de esto, obtenga una buena calificación y se sienta bien, pero luego se quite el mérito pensando: “la materia era más simple” o “el/la profe hizo la prueba más fácil”, en lugar de tomarlo como un logro personal.
Por otra parte, adolescentes de mayor edad mostraron una menor rumiación positiva centrada en ellos mismos que los adolescentes de menor edad, o sea, los jóvenes mayores no se otorgan crédito por sus logros personales, no sienten que estén logrando cosas, ni se sienten orgullosos de ellos mismos. Probablemente, esta situación se deba a que hay muchos cambios en la manera de ver la vida, a medida en que el ser humano va pasando de la adolescencia a la adultez, hecho que puede variar la forma en que diversos jóvenes se ven a sí mismos y perciben sus emociones, aunque se trate de personas en la misma etapa de desarrollo.
Bienestar para los adolescentes
Esta investigación muestra que las emociones en la adolescencia no son algo que se deba tomar a la ligera ni ver como una exageración, ya que está bien documentado el hecho de que en este periodo se produce un aumento de conductas de riesgo y una mayor presencia de trastornos emocionales. Además, así como los jóvenes en general no saben lidiar con sus emociones, hay padres que no saben cómo ayudar a sus propios hijos, o que no prestan mayor atención a las señales que ellos dan, como encerrarse mucho tiempo en la habitación o dormir en exceso, situaciones que a simple vista no parecen graves, pero pueden ocultar algún problema de regulación emocional.
Tomando los resultados del estudio antes expuesto, sería útil poner en marcha intervenciones, charlas y actividades para estudiantes y sus familias o tutores, que busquen promover el bienestar adolescente y entreguen herramientas para poder identificar a tiempo algún problema o creencia distorsionada que puedan tener los jóvenes respecto a ellos mismos, y lo más importante: enseñarles a vivir de mejor manera sus emociones positivas, haciéndolos conscientes de ellas y mostrándoles como asociarlas a las maravillosas cualidades que se van descubriendo en esta importante etapa del ciclo vital.
Referencias:
Título: “Respuestas al afecto positivo y ajuste psicológico en la adolescencia”. “Responses to positive affect and psychological adjustment in adolescence”
Autor principal del articulo original: Diego Gomez-Baya
Revista: TERAPIA PSICOLÓGICA 2019, Vol. 37, Nº 1, 25–37
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48082019000100025&lang=es