Erika A. Jofré Göede
Educadora de Párvulos
Magister en Dirección y Liderazgo para la Gestión educacional.
Los Maestros debemos desarrollar conocimientos y potencialidades para asumir nuestra responsabilidad de formadores entregando día a día principios elementales de formación a la personita que acogemos con dedicación, disciplina, respeto y ternura, todo a través del actuar de nosotros mismos en armonía con el diálogo y enseñanza.
Jamás pensamos que este año 2020 nos traería tantos desafíos con esta tremenda crisis sanitaria, dejando en siete meses, sorpresas y experiencias que jamás nos imaginaríamos. Hijos y alumnos son nuestra fuerza, nuestra razón de ser, por tanto, nuestro impulso para avanzar en esta misión; libres de excesos en la etapa preescolar, avanzando hasta su adolescencia y juventud, cuando es importante seguir insistiendo en el encuentro diario, comunicación, diálogo, afectos y enseñanzas, sobre todo recuperando nuestro tiempo para ellos, ahora más que nunca para proteger lo más sagrado que la vida nos ha entregado.
Es así como estos meses nos han introducido a un laberinto apasionado de trabajo con nuestra inteligencia emocional, desafío planteado año tras año y hoy definitivamente esta “asignatura pendiente” aparece para reeducar las emociones, junto con lograr un equilibrio con los aprendizajes.
A lo largo del tiempo se han pronunciado grandes investigadores como Howard Gardner “Teoría de las inteligencias múltiples” (U. De Harvard), Dr. Salovery, Mayer y Daniel Goleman con “La inteligencia emocional” logrando globalizar esta relación entre intelecto y emoción tan importante para todos en estos tiempos.
“La inteligencia emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Como bien plantea el enfoque Montessori, no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y encausarlas”.
Siempre ha sido y hoy se hace más necesario conocer profundamente las facetas internas de nuestros niños, como el estado de ánimo, temperamento, motivaciones, intenciones y la vida personal en familia y así, poder orientar su conducta logrando su propio equilibrio emocional.
Se ha trabajado con madres, padres y familia en encausar y guiar las reglas, normas, límites, sensaciones, emociones y sobre todo el educar al entrar a sus casas instruyendo conocimientos lo que nos ha permitido que nos cuenten sus sensaciones; mientras como maestros tratamos de no quebrarnos, pero aun así se sufre de impotencia, al no poder tenerlos cerca y “apapacharlos” de corazón y con vocación, en un perfecto cauce armónico bien guiado por esa vertiente intensa y maravillosa que es la vida con sus penas y alegrías.
Finalizando recordemos una frase maravillosa de un gran niño: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos…”. En este día y siempre, muchas gracias a los grandes y admirables maestros de Chile