Con invitación y muchas ansias. Así esperaron los fieles la consagración del templo Madre de la Divina Providencia el jueves pasado, luego de más de una década en que la capilla permaneciera cerrada.
Los daños que sufrió la estructura por el terremoto en 2010 y luego una serie de complicaciones en su restauración -que incluyeron la quiebra de la empresa constructora- dilataron su reapertura.
Eso hasta que finalmente, con la frase: “Entren a la Casa del Señor”, el administrador apostólico de Rancagua, Juan Ignacio González, inició la ceremonia de entrega del templo, luego de que el director del Secplac de la Municipalidad de Rancagua, Raimundo Agliati, entregara simbólicamente las llaves del templo al prelado, quien hizo el traspaso al párroco Jorge Avilés.
Tras la bendición de los muros y el altar, además del encendido de los cirios, entre otros rituales, volvieron a repicar las campanas de la capilla, entre aplausos de los asistentes.
La reconstrucción de la parroquia tuvo un costo de $798 millones, a cargo de la Municipalidad de Rancagua con financiamiento del Gobierno Regional y su Consejo Regional, representados en la actividad por los Cores Mauricio Valderrama y Felipe García Huidobro. El diseño del recinto estuvo a cargo del arquitecto Simón Muñoz.