Por Patricio Miranda H.
Como muchas áreas económicas, el sector turismo se ha visto golpeado por la crisis sanitaria. La necesidad de mantener el confinamiento, los rebrotes del virus en distintas regiones y la cambiante y compleja situación ante la apertura y cierre de fronteras en los países, configura un escenario incierto para la industria.
Con ello, a pesar de la paulatina apertura del comercio, un recorrido por el centro de Rancagua permite apreciar las secuelas de la pandemia en las agencias de viajes: locales aún cerrados y otros que definitivamente dejaron de existir.
“Por miedo, nadie está viajando, nadie está comprando viajes para el exterior, hay que seguir esperando, no se quieren arriesgar. Obviamente esto produce el cierre de las agencias momentáneamente o hasta que ellas puedan resistir”, apunta Rodrigo Zúñiga, presidente de la Cámara Regional de Comercio, Servicios y Turismo de O’Higgins.
Eso sí, el panorama no es del todo auspicioso, al menos en el corto plazo. “Se calcula que en cuatro años más, el turismo recién se estaría recuperando a niveles de antes de esta maldita pandemia”, señala Zúñiga.
Contactado por El Rancagüino, el dueño de una agencia de viajes que prefirió mantener su nombre en reserva, señala que decidió no volver a abrir, por el momento, su local. “Las aerolíneas o los portales están ofreciendo vuelos y paquetes, pero después que la gente compra, los llaman para decirles que el vuelo se cambió o se canceló y que pueden reagendarlo para el próximo año. Yo no puedo exponer a eso a mis clientes, a tener constantes cancelaciones y que estén cambiando las fechas a cada rato, porque afecta también la seriedad de mi trabajo”, sostiene.
Complementa la reflexión Carolina Soto, encargada de Turismo de la Cámara Regional de Comercio: ““esta Pandemia ha causado efectos negativos y, a la vez, nos pide que nos reinventemos. No en cambiar rubro pero si en mejorar o hacer más atractivos nuestros servicios o productos. Debemos confiar en que esto pasará, ojalá que pronto, y que estemos preparados para el cambio”.
Crisis aeroportuaria
El impacto a nivel nacional ha sido extremo. Branko Karlezi, gerente de comunicaciones de Nuevo Pudahuel, señala que en el Aeropuerto de Santiago han “perdido más del 90% del tráfico aéreo entre marzo y septiembre de este año”, lo que equivale a “una caída de entre 100 y 150 millones de pasajeros”.
Si a fines del año pasado eran 23 las aerolíneas que operaban en el terminal aéreo capitalino, actualmente son solo nueve. “También se han cancelado, sin fecha de retorno, las rutas directas a Londres, Melbourne, Auckland, Brasilia, Cuzco, Arequipa, Trujillo, Cali, Porto Alegre, Barcelona, Dallas, Atlanta, Córdoba, Punta Cana, Cancún, Caracas, Recife, Tel Aviv, Papete, Caracas, Iguazú, Rosario, Ciudad de México y La Paz”, lamenta Karlezi.
Así, si antes de la pandemia, viajar a Sidney podía costar $490.000, en un viaje de 16 horas con una escala, hoy la situación es radicalmente diferente: el precio bordea los $5 millones, se deben hacer dos escalas y la duración total del viaje es de 43 horas.
“Debemos asegurar que no vuelva a ser un modo de transporte de una élite. Si no se toman medidas, recién a fines de 2024, recuperaríamos el tráfico y las rutas de 2019”, asevera Karlezi.
Pocos viajes, pero ¿a dónde?
Una revisión a las estadísticas de la Junta de Aeronáutica Civil permite evidenciar cuáles fueron los destinos internacionales donde hubo más pasajeros los últimos meses.
Si bien se vuelve a evidenciar la drástica caída respecto al año pasado, también se advierte que Miami se convirtió en el destino “favorito” de muchos para viajar durante la pandemia, liderando la cantidad de pasajeros que salieron desde el Aeropuerto de Santiago hasta el Aeropuerto Internacional de Miami: 4.640 en agosto, 7.311 en septiembre y 9.210 en octubre.
El mes pasado, completaron la lista de destinos internacionales más demandados Lima (7.750 pasajeros); Sao Paulo (4.427); Ciudad de Panamá (3.205); y Madrid (2.365).