Texto y fotos: Paola Moreno Pérez
Cuatro colegios de la Región de O’Higgins reabrieron sus puertas e implementaron un programa del gobierno, para funcionar como guarderías infantiles y con clases on line, bajo la supervisión de monitores.
La iniciativa se enmarca en el programa, denominado “Espacio al cuidado infantil”, que fue lanzado por el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg), con el objetivo de apoyar a las mujeres que trabajan y que se vieron afectadas debido a la pandemia del coronavirus.
Para esta iniciativa, Sernameg redestinó los recursos del programa “4 a 7”, que fue suspendido por la crisis sanitaria y que tenía como objetivo cuidar a menores, durante las cuatro hasta las siete de la tarde, después de la jornada escolar.
A nivel nacional, el programa se implementó en 90 colegios, donde asisten niñas y niños, de entre seis y 13 años, durante una jornada completa mientras trabajan sus madres o las personas que tienen a su cargo a estudiantes.
“Estamos apoyando este retorno implementando estos lugares donde las niñas y los niños estarán seguros y protegidos. Pero tenemos la convicción de que esta medida transitoria no basta para la plena incorporación de las mujeres al trabajo, deben reabrirse los colegios y los jardines infantiles, porque así miles de mujeres que no están trabajando ni buscando empleo podrán hacerlo nuevamente”, dijo recientemente la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Mónica Zalaquett.
TRES MUNICIPIOS
En entrevista con el diario “El Rancagüino”, la directora regional (s) de Sernameg, Loreto Calderón, precisó que como cerraron los colegios debido a la pandemia, el programa “4 a 7” dejó de funcionar en abril aproximadamente.
De ahí que “le hicimos la invitación a los alcaldes, porque el cuidado infantil se ha transformado en un problema para las mujeres trabajadoras, ya que no hay nadie que cuide a los niñas y niños en el sistema escolar”.
Ante este nuevo escenario, informó que tres municipios aceptaron recibir alumnas y alumnos durante una jornada laboral, desde las 8:30 y 9:00 hasta las 18 horas. El programa se extenderá hasta el próximo 28 de febrero en algunos casos, y de acuerdo a la decisión adoptada por los sostenedores de los colegios con los municipios de Rancagua, Graneros y Mostazal.
“Las mujeres han tenido que dejar a sus hijos al cuidado de otros niños, de alguna abuela, la vecina y en algunas comunas se están organizando en centros comunitarios. Uno entiende que el sistema escolar tiene que tomar sus medidas, pero por otro lado las mujeres tienen que salir a trabajar, especialmente las mujeres jefas de hogar que no tienen otra persona que les ayude, con la responsabilidad del cuidado de los niños”, afirmó la directora regional (s) de Sernameg.
Debido a la alerta sanitaria, el aforo máximo permitido es de 20 estudiantes en cada establecimiento educacional. En el caso de Rancagua, el programa se implementó desde el pasado 23 de noviembre en los colegios Santa Filomena y José Manuel Balmaceda. También lo hizo la comuna de Graneros, donde el liceo Misael Lobos Monroy facilitó el establecimiento educacional, y el colegio Padre Hurtado en la comuna de Mostazal. En estas dos últimas comunas el programa comenzará este miércoles.
COLEGIO SANTA FILOMENA
La directora del colegio Santa Filomena, María José Ramos, hizo una evaluación positiva del programa, que en este establecimiento educacional se extenderá hasta el próximo 30 de diciembre.
“Es un programa piloto, antes funcionaba como ‘4 a 7’, que tenía el mismo objetivo de contribuir al acceso para que las madres pudieran trabajar y nosotros asegurar el cuidado de los niños en el tiempo que las madres están trabajando, pero ahora como no hay clases (presenciales), se extendió y quedó como guardería”, explicó.
Con esta iniciativa –enfatizó– se asegura la conexión a las clases on line, que participen de éstas y realicen sus trabajos. Pero además ha permitido “evitar el abandono, existen muchas situaciones de riesgo cuando los niños están solos y los papás están trabajando, además de apoyarlos con servicios básicos como es el vestuario y la alimentación”.
La jornada –desde las 9:00 hasta las 18:00 horas– está dividida en dos ciclos: las clases on line impartidas por los profesores del colegio durante la mañana, mientras que los talleres se realizan en la tarde. Además, la alimentación (desayuno, almuerzo y once) es entregada por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb).
Para cumplir con el protocolo sanitario, las salas, el comedor y los baños, por ejemplo, están demarcados con líneas para asegurar el distanciamiento físico y han dispuesto de dispensadores de alcohol gel en varios sectores del recinto. A esto se suma que una auxiliar se preocupa de la sanitización de los espacios.
“Nos ha servido como plan piloto para ver las medidas que tenemos que tomar, y que no habíamos visualizado para el plan de retorno a clases 2021”, reconoció la directora.
El rol de los monitores
En el colegio Santa Filomena, trabajan tres monitores: una profesora de arte, una fonoaudióloga, y un profesor de Educación Física. Fueron contratados especialmente para este programa.
Lorena Jiménez, profesora de arte, se refirió a la función que cumplen los monitores: “Es acompañar a los alumnos que están viniendo a las clases on line, pero presenciales para que ellos se puedan conectar y conozcan como funciona el programa, porque hay muchos que no se habían conectados, estando en clases durante el año o tenían algún problema con internet o con los aparatos para poder conectarse, o no tienen una persona adulta que los pueda ayudar o supervisar en el proceso de conexión”.
Está a cargo de siete niños, de tercero y cuarto básico, que asisten al laboratorio de computación, donde se conectan a las clases on line a través de la aplicación Google Meet.
“Viven con los abuelos, porque los papás trabajan, razón por la cual también se creó el programa, pero además hay un tema de desconocimiento de la utilidad del programa en si, que es que ellos están haciendo las clases a través de Google Meet, se comunican con los profesores a través de correos, pero si el niño no tiene la costumbre de revisar un correo, la información queda ahí guardada”, argumentó.
Otros de los monitores es Mauricio Moreno, profesor de Educación Física. Realiza los talleres deportivos durante la tarde, mientras que en la mañana presta apoyo pedagógico.
En cuanto al rol que cumple en este colegio, detalló: “Asistimos a las niñas y niños en cualquier duda que tengan respecto de la asignatura, que estén conectadas y les proporcionamos los materiales necesarios para que puedan conectarse. En la tarde nos dividimos por talleres, en este caso el taller deportivo es el fuerte mío, y el taller recreativo que es una tarde de cine…vamos viendo los intereses que tengan cada uno para tratar de ir potenciándolos”.
De acuerdo a este monitor, los estudiantes “han avanzado harto en sus tareas y es una excelente iniciativa, sobre todo para las niñas y niños que no han tenido conectividad, o tenían una baja conectividad y ahora están todas conectadas y concentradas”.
Mujeres beneficiadas con el programa
María Trejos trabaja vendiendo parches y dulces en las micros. Es la abuela de tres menores que están a su cuidado y es una de las beneficiadas con el programa en el colegio Santa Filomena.
“A mí me ha ayudado bastante porque tenían que quedarse solos, ahora tienen que ir al colegio y puedo trabajar tranquila. Yo los crío y les he dado todo a mis nietos. Soy su mamá”, contó.
Una de sus nietas es Valentina Gallardo, de 11 años, quien se mostró contenta con esta iniciativa, pues “aprende más, en la casa terminan las clases y no haces nada. Aquí uno se divierte, juega. Me gusta física y lenguaje. Todos los días jugamos al pin pon”.
Otras de las mujeres beneficiadas con el programa es Jessica Verdugo, quien trabaja en el mismo colegio y es madre de un niño de cinco años.
“Muy beneficioso para nosotros que trabajamos, podemos dejarlos con confianza y, a la vez, trabajar tranquila para que ellos estén bien cuidados y con su alimentación. Es una ayuda para poder trabajar, porque uno que no tiene red de apoyo”, resaltó.