Académica, Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales
Universidad de O’Higgins.
Desde los años 60 las Naciones Unidas declaran y celebran los “Años Internacionales…” con el propósito de concientizar a la población mundial sobre diversas temáticas. En las dos últimas décadas, alimentación y agricultura han tomado gran relevancia. Así, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha priorizado temas en recursos como agua (2003, 2013), suelo (2015), bosques (2011); en cultivos como arroz (2004), papa (2008), legumbres (2016); así como en agricultura familiar (2014) y diversidad biológica (2010), entre otros. Este 2020, fue el turno de la sanidad vegetal, que buscó promover la importancia de la salud de las plantas, como forma de asegurar el alimento, proteger el medio ambiente, reducir la pobreza y dar sostenibilidad a los ecosistemas.
La sanidad vegetal es la salud de las plantas. Según la FAO, el 80% de los alimentos que se consumen corresponden a plantas y el 98% del oxígeno que usamos proviene de ellas.
El cambio climático, junto a otras acciones antrópicas, amenazan fuertemente la sanidad vegetal al favorecer un mayor desarrollo de plagas. La globalización y el intercambio comercial han permitido la introducción de especies invasoras que no solo se transforman en plagas agrícolas o forestales, sino que también desplazan y amenazan a la biodiversidad de una región. Si además consideramos que, cerca del 40% de los cultivos agrícolas se pierden debido al ataque de plagas y enfermedades, como insectos, ácaros y patógenos; procurar mantener a las plantas en un buen estado de salud, es vital para asegurar los recursos alimenticios del planeta y preservar servicios ecosistémicos críticos como la polinización y el control natural de plagas por enemigos naturales.
Sin embargo, el interés de aumentar la rentabilidad de los cultivos y las exigencias de los mercados de destino, han llevado a que exista un uso excesivo de pesticidas para mantener los cultivos sanos. Aunque claro, a costa de un alto impacto ambiental, deteriorando la diversidad biológica; además del impacto en la salud humana. Entonces, ¿Cuál es el balance de las acciones para mantener la sanidad vegetal de los cultivos y, a la vez, asegurar una producción limpia e inocua de alimentos? Probablemente, el desafío pasa por el entendimiento e implementación de un manejo integrado de las plagas y enfermedades, junto con priorizar prácticas agroecológicas que fomenten una conciencia holística colectiva, siendo crítico involucrar a todos los actores.
Parte de la sensibilización hacia la sociedad pasa por este tipo de acciones universales que, lamentablemente, este año se han visto seriamente perjudicadas. El 2021 será el año Internacional de Frutas y Verduras, tópico propuesto a las Naciones Unidas por el gobierno de Chile; que busca aumentar el consumo de frutas y verduras para fomentar una dieta saludable y reducir el impacto ambiental. Mantener la sanidad de nuestras plantas es un deber, ayudando a proteger nuestro patrimonio fitosanitario, pues la generación de alimentos y la sustentabilidad del medio ambiente dependen también de esta.
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