Por Patricio Miranda H.
En casi 30 años, entre 1990 y 2019, solo 750 personas rectificaron su partida de nacimiento en Chile, según cifras del Movilh. Factores como la complejidad del proceso, entre otros, incidían en la baja tasa de solicitudes, que subían discretamente año a año.
Sin embargo, desde la entrada en vigencia de la Ley de Identidad de Género, el 27 de diciembre del año pasado, la cifra aumentó considerablemente. Hasta el lunes, 2.229 personas habían cambiado su nombre y sexo legal en el país.
En el caso de O’Higgins, hubo 80 tramitaciones, así lo dieron a conocer la seremi de Justicia y Derechos Humanos(s), Paula Middleton y el director regional(s) del Servicio de Registro Civil e Identificación, Felipe Ascui.
En este contexto, la Seremi(s) destacó que, “es importante mencionar que el derecho a la identidad de género consiste en la facultad que tiene toda persona cuya identidad de género no coincida con su sexo y nombre registral, para solicitar ante el Servicio de Registro Civil e Identificación, la rectificación administrativa de su partida de nacimiento, en lo que se refiere a su nombre de pila y sexo registral”.
Para rectificar la partida de nacimiento, la persona primero debe solicitar hora y fijar una fecha para una audiencia especial donde se realizará la solicitud de cambio de nombre y sexo registral. En esa ocasión, debe ir con dos testigos los que declararán ante el/la oficial civil que la persona que solicita el trámite conoce todos los efectos jurídicos que implica el cambio. Además, se tomarán los datos para su nueva cédula de identidad.
“Sin lugar a dudas, la Ley de Identidad de Género vino a mejorar la calidad de vida de un importante número de personas que en el pasado no pudieron cambiar su nombre y sexo legal por los costos económicos que ello implicaba y por todo el trámite que exigía la burocracia judicial”, apunta Ramón Gómez, encargado de Derechos Humanos del Movilh.
Para la abogada Constanza Valdés, de Abofem, las cifras son positivas: “Es súper importante ver cómo solo en un año la cifra no es menor, considerando que estuvimos en un período de pandemia, donde algunos meses estuvieron cerradas las oficinas del Registro Civil”.
Y si bien Valdés considera que “esta ley ha tenido un impacto significativo en la vida de la población trans”, también hace el contrapunto en que esta normativa “es un piso mínimo (…). Aún falta trabajar en temas de salud, educación, programas de acompañamiento a niños, niñas y adolescentes y el tema de la violencia”.