Por: Ricardo Obando.
Fue un 2020 donde la pandemia paró a casi todas las competencias deportivas y provocó enormes perjuicios a la preparación de quienes, este año, pretendían conseguir sus logros, mejorar sus marcas y aspirar a más, desafío permanente para los acostumbrados a la competencia.
Mientras durante el verano las expectativas estaban puestas en marzo, cuando en varias disciplinas arrancan las temporadas, la llegada del COVID-19 y la emergencia sanitaria que generó, aguó todo en el ámbito deportivo.
Nadadores, ciclistas, basquetbolistas, esgrimistas, tenistas, artistas marciales y varios otros exponentes quedaron a la deriva, tratando de ajustar sus entrenamientos en casa, pero imposibilitados de estar en sus respectivos escenarios disputando medallas y capturando experiencia.
El mismo panorama, vivió la actividad que captura la atención de miles de fanáticos en nuestra región: el fútbol. Eso sí, el balón volvió a rodar el último día de agosto.
ILUSIONES Y DESILUSIONES
A fines de 2019, tras la participación de O’Higgins en el torneo, los celestes salieron al mercado a buscar a quien encabezara su proyecto técnico. En una disputa con la Universidad Católica, el “Capo de Provincia” se quedó con los servicios del trasandino Patricio Graff, que en Coquimbo Unido había logrado resultados sorprendentes.
El ex jugador de Rosario Central inició su trabajo con la ilusión de luchar por el título, de clasificar al equipo a torneos internacionales, pero todo terminó en desilusión.
Tras iniciar la competencia, los rancagüinos no se adaptaban a la mano de Graff. La mayor parte del equipo venía de rendir con Marco Antonio Figueroa en el banco, pero con “el profe Pato” no daba el ancho. Poco a poco comenzaron a aparecer más resultados negativos que positivos. Las derrotas eran la constante, y tras jugar en Iquique (también con caída), el coronavirus paralizó todo.
La competencia se detuvo, sin fecha clara para volver. Los entrenamientos grupales pasaron a prácticas en casa y vía telemática. Nada de contacto físico, nada de camarín, nada de nada.
El tiempo pasó, a fin de julio la ANFP pudo acordar con las autoridades el reinicio de las actividades (en fases) y el fútbol se reanudó el 31 de agosto.
Para esa fecha se esperaba una mejoría notoria de O’Higgins, pero eso no ocurrió. El conjunto celeste siguió con malos resultados y las voces que pedían una salida de Graff desde la dirección técnica cada vez se escuchaban más fuerte. El 9 de octubre el trasandino abandonó la institución, en un ambiente enrarecido considerando la posición en la tabla, cerca plazas de descenso.
Días más tarde, la directiva del equipo optó por traer a un especialista para momentos difíciles: Dalcio Giovagnoli. El ex campeón con Cobresal fue anunciado el 16 de octubre y las ilusiones se renovaron.
“La primera tarea es armar un equipo que, tal vez, tenga un buen funcionamiento, que sea un equipo base, al cual darle la confianza y el respaldo necesario para que se vaya consolidando”, y que “sabemos que si eso se puede llegar a lograr, van a venir aparejado los resultados”, decía por aquellos días.
Y justamente, el equipo mostró otro rostro, comenzó a conseguir resultados (en el tercer partido dirigido por el estratega logró un triunfo) y partido a partido fue saliendo de la situación en que lo dejó Graff.
Si bien es cierto, el torneo culminará a fines de febrero de este 2021, aún queda mucha agua que correr bajo el puente. O’Higgins no zafa totalmente del peligro de volver a Primera B, pero por cómo juega, es más probable que logre mantenerse en la serie de honor y que la misma bencina le alcance hasta para entrar en una copa.
NI CHICHA, NI LIMONÁ
El hoy colista de la tabla anual, no dio pie con bola este año. Salidas anticipadas (como la de Humberto Suazo, hoy en La Serena), lesiones, suspensiones y bajos rendimientos han sido la tónica en el conjunto que dirige Osvaldo Hurtado, pero así y todo sigue en pie. Solo algunos lances le quedan por disputar este mes de enero, cerrando así su peor temporada en el profesionalismo desde 1997, cuando descendió.
“Ha sido un año muy difícil para nosotros, hemos terminado jugando con chicos de 16 años, pero vamos a dar la pelea hasta el final. Lo ideal es no terminar último, luchar con todos, con los chicos que tenemos, con la gente que nos queda”, expresó Hurtado.
En tanto, Colchagua CD y General Velásquez, al menos se están manteniendo en Segunda División. Ambos elencos han tenido muchos problemas futbolísticos. Debieron salir de sus recintos habituales para ser locales en el estadio El Teniente, con el consiguiente costo monetario extra, en una categoría que se solventa aún solo con mecenas. Para los dos aún resta torneo, y también durante enero culminará su participación.
La llegada del COVID-19 y la emergencia sanitaria que provocó, aguó todo en el ámbito deportivo. Eso sí, solo el fútbol pudo volver a la competencia presencial.
Antonio Cabrera sacó la cara por la región
Cabrera, en compañía de Felipe Peñaloza, destacaron en la prueba “Madison”. Durante tres días, ambos se midieron contra exponentes de todo el continente y sumaron tres medallas: oro, plata y bronce.
La dorada la lograron tras superar a los dueños de casa Brayan Sánchez y Juan Esteban Arango; y a los mexicanos José Muñiz y Ricardo Peña.
El certamen de Cali, estuvo avalado por la Unión Ciclista Internacional (UCI) y fue puntuable para el Panamericano de Pista, Lima 2021, y para los Mundiales de Elite que se efectuarán en Turmekistán.