A los 67 años, este domingo 3 de enero, falleció en su casa en Rancagua el Ministro de la Corte Suprema, Carlos Aránguiz Zúñiga, a raíz de una prolongada enfermedad. El abogado se destacó por una vasta trayectoria en la judicatura y por su incansable labor para incorporar el lenguaje claro en las sentencias.
Carlos Aránguiz realizó sus estudios de derecho en la Universidad de Chile e ingresó al Poder Judicial en 1980, ocupando en cargo de secretario del Primer Juzgado del Crimen de Valparaíso. Además desempeñó funciones como juez en Los Andes (1986), San Felipe (1984) y Valparaíso (1986), y fue fiscal judicial de Coyhaique (1989).
En noviembre de 2000, asumió como Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, tribunal que presidió en 2001 y 2007.
CASO COIMAS
En el año 2002, el magistrado cobró notoriedad pública cuando fue designado como ministro en visita del bullado ‘Caso Coimas’, que indagaba el pago de sobresueldos en el Ministerio de Transportes, escándalo de corrupción que comprometió parlamentarios y personeros del gobierno del entonces presidente Ricardo Lagos.
Un año y ocho meses necesitó el Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua para investigar y dictar sentencia en el caso. Un fallo que estremeció al mundo político y condenó la práctica del soborno y la corrupción al interior de las instituciones del Estado.
Con 35 procesos de una causa que comenzó su investigación a fines del 2002 configuraron los delitos de cohecho y soborno en un caso que estalló cuando el empresario, Carlos Filippi, denunció haber pagado $15 millones para que se autorizara una planta de revisión técnica en Rancagua, dinero que habría sido solicitado por el subsecretario de Transportes de ese entonces y ex presidente del PRSD, Patricio Tombolini, gestionado por el diputado y ex ministro Víctor Manuel Rebolledo (PPD).
El fallo del juez Aránguiz fue claro y condenó a los ocho procesados, por lo que el magistrado fue víctima de críticas y acusaciones. La condena más dura fue para Patricio Tombolini como autor del delito de cohecho a tres años y un día de prisión efectiva y al pago de $36 millones, además de inhabilidad perpetua para ejercer cargos públicos. En tanto, el ex empresario Carlos Filippi debió cumplir reclusión nocturna por dos años, además de pagar una multa de $56 millones e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Estas fueron parte de las destacables condenas que recibieron los imputados. Así, el Caso Coimas dio pie a las posteriores investigaciones del caso de malversación de fondos fiscales conocido como MOP-GATE.
SU LLEGADA AL MÁXIMO TRIBUNAL
Carlos Aránguiz llegó a la Corte Suprema el 2014, cuando cumplía la labor de Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, por nominación del Presidente Sebastián Piñera tras la vacante producida por Gabriela Pérez, quien abandonó el cargo por cumplir el límite legal de edad. Asumiendo así el máximo tribunal del país el 28 de enero de 2014, instancia en la que integró la Cuarta, Tercera y Primera Sala del máximo tribunal.
Asimismo, el Poder Judicial destacó que el Ministro Aránguiz “fue el principal impulsor del ambicioso proyecto de ‘Lenguaje Sencillo’, el que mediante talleres, seminarios, manuales y actividades de extensión buscó promover e implementar un uso del lenguaje comprensible en las resoluciones judiciales”.
En paralelo a su carrera judicial, durante su vida el magistrado cultivó su pasión por la filosofía y las letras. Fue profesor de filosofía en el Instituto Comercial de Maipú y se desempeñó como procurador del Consejo de Defensa del Niño, en 1977. Además, fue miembro de la Academia Chilena de la Lengua y publicó una serie de trabajos literario, tanto en Chile como en el extranjero.
Además, fue profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de Los Lagos, entre 1994 y 1999; y dictó cursos de postgrados de Derecho del Trabajo en la Universidad Andrés Bello, en 2008, y en la Academia Judicial.
El velatorio del alto magistrado se está llevando a cabo en la capilla de Funerales Paz, hasta su oficio religioso que se realizará el martes 5 de enero, a las 15:00 horas en la Parroquia El Carmen de Rancagua, para luego efectuar su funeral a las 16:00 horas en el cementerio Parque Jardín Las Flores. Recordar que la Iglesia cuenta con aforo reducido, por lo que se llama a la consideración y cautela con los cercanos que querrán despedirlo.
Alcalde Rancagua, Eduardo Soto
“No debe haber sido fácil haber hecho justicia, pero eso demostró su templanza, fortaleza y su amor por la justicia”
Respecto a la partida del Ministro de la Corte Suprema, Carlos Aránguiz, el alcalde de Rancagua, Eduardo Soto sostuvo “Como municipio expresar las condolencias a su familia y también al Poder Judicial. Tuve la suerte de conocer a don Carlos Aránguiz en diferentes facetas y una destacada tiene que ver con su faceta literaria y por su desempeño en la judicatura donde tuvo situaciones bastantes relevantes que le dieron connotación nacional”, expuso.
Por estos hechos es que el 2 de octubre del 2010 el Ministro Aránguiz recibe una importante distinción “el año 2010 le entregamos la ‘Medalla Santa Cruz de Triana’ con motivo de la fundación de la ciudad de Rancagua, una de las condecoraciones más importantes que se entrega en el aniversario de la ciudad y sin duda alguna -pese que estuvo poco tiempo en la ciudad- marcó una importante huella”.
El edil agregó “En la ciudad fue desarrollando esta vinculación con la literatura, con el arte, siempre participando de actividades de esa índole, tuvimos muchos encuentros y conversaciones, participaba mucho de nuestras actividades culturales de la Corporación, porque con tanto qué hacer, dedicar ese tiempo a la literatura era valioso. Dejó una huella importante en la ciudad que es momento de recordarla y destacarla, y por eso el concejo municipal decidimos entregarle la distinción”.
Respecto al Caso Coimas, Soto expone “no fue menor su participación, un caso muy bullado, que tuvo mucha connotación y uno advierte desde la perspectiva del tiempo que tuvo una actuación destacada por todo lo que significaba, por la connotación que tuvo el caso a nivel nacional, fue un juez bastante diligente. No debe haber sido fácil para un juez -dada las dimensiones del caso y quienes aparecían involucrados- haber hecho justicia, pero eso demostró su templanza, fortaleza y su amor por la justicia”.
Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Pedro Caro:
“Sin duda dejó una huella indeleble en esta jurisdicción”
Para el Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Pedro Caro, el Juez Aránguiz fue una “una gran persona, un excelente profesional, muy exigente, pero a la vez muy cercano y preocupado de las personas. Sin duda dejó una huella indeleble en esta jurisdicción, no solo porque siempre estuvo preocupado de la jurisdicción de la Corte de Apelaciones de Rancagua surgiera como una de las mejores corte del país; sino porque además siempre se demostró como una persona muy afable, humana y muy preocupada del bienestar de todos los funcionarios de esta jurisdicción”.
Y es que la Corte de Apelaciones de Rancagua, cuenta Caro “tuvo el honor de tener entre sus miembros como Ministro de esta Corte de Apelaciones al fallecido Ministro Carlos Aránguiz quien actualmente ejercía como Ministro de la Corte Suprema y nos dejó ayer en la noche (domingo) luego de una enfermedad larga y muy dolorosa que lamentablemente no logró superar”.
En el año 2000 Carlos Aránguiz fue nombrado Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua, cargo que ejerció hasta el año 2003, recuerda “durante el periodo que fue Ministro de la Corte de Apelaciones, tuve el honor de trabajar con él, primero como relator de la Corte de Apelaciones, luego como juez de esta jurisdicción y finalmente asumí como Ministro de esta Corte de Apelaciones cuando él ya se encontraba en la Corte Suprema”, agregó Caro.
Finalizó diciendo que “Don Carlos Aránguiz junto con ser un gran jurista y un hombre de letras, reconocido incluso por la Academia Chilena de la lengua, tuvo un aspecto muy importante en el Poder Judicial que fue usar las transformaciones administrativas de las Cortes de Apelaciones, siendo esta jurisdicción la primera Corte de Apelaciones que tuvo la estructura de un administrador de Corte de Apelaciones, lo que fue gracias a su iniciativa; y luego desarrolló en la Corte Suprema todas las políticas destinadas a expresar las sentencias judiciales en lenguaje sencillo, claro, con el fin de hacer más comprensible a la comunidad el lenguaje que se ocupa en las resoluciones judiciales”.
Defensor Regional de O’Higgins, Claudio Aspe:
“De este jurista queda el recuerdo de un hombre sensato, amable, amante de las letras e impulsor del proyecto de Lenguaje Sencillo”
El Defensor Regional de O’Higgins, Claudio Aspe, lamenta el fallecimiento de don Carlos Aránguiz, destacado abogado, juez, escritor y poeta que el 2001 llegó a la región como Ministro de la Corte de Apelaciones de Rancagua.
El Defensor Regional de O’Higgins agrega “De este jurista queda el recuerdo de un hombre sensato, amable, amante de las letras y como tal impulsor del proyecto de Lenguaje Sencillo, iniciativa que busca mediante talleres, seminarios, manuales y actividades de extensión promover e implementar un uso del lenguaje comprensible en las resoluciones judiciales”.
Finalizó enviando sus condolencias a su familia, colegas y amigos.
Comisión Diocesana Justicia y Paz
Con profundo dolor debemos referirnos al fallecimiento de Carlos Ramón Aránguiz Zúñiga, quien fuera un querido amigo, y uno de los fundadores de la Comisión Diocesana Justicia y Paz, conformada por laicos de distintas profesiones, ideologías y especialidades, convocada por el actual Obispo Emérito de la diócesis de la Santa Cruz de Rancagua, monseñor Alejandro Goic Karmelic, con una misión asesora en materias de Política, Economía, Cultura y Sociedad.
Probablemente nadie como Carlos sintetizó una de las tareas fundamentales de la comisión: ser testimonio de concordia, en una sociedad fuertemente tensionada en cada uno de los ámbitos en los que Justicia y Paz se siente competente. Sin que nunca haya dejado de expresar sus convicciones con claridad y firmeza, no hubo en sus palabras, jamás, un asomo de intolerancia o de hostilidad hacia el que pensaba distinto.
Desde luego, habrá quienes se refieran, justificadamente, a sus altísimas dotes como escritor, como agente cultural, como inventor de iniciativas literarias, como magistrado, como entretenido contertulio. Sin embargo, nos corresponde dar testimonio de lo que para él era lo que le daba sentido a su vida entera: su inmutable fe en Dios, y su irrenunciable fidelidad a la Iglesia, a su doctrina y a su magisterio. De sus convicciones dejó constancia práctica en la manera en que enfrentó la vida en todas sus etapas, incluyendo la final, de su larga y penosa enfermedad.
Decíamos que nos duele la separación, pero a partir de su ejemplo podemos encontrar el consuelo en la certeza de la resurrección y del reencuentro. Y en la confianza absoluta en que el Señor cumplirá en nuestro amigo la promesa que nos sostiene: “Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida” (Ap 2, 10).
Carlos, hermano nuestro, descansa en paz.
-Ramón Esteban Galaz Navarro, Presidente de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz.
+Alejandro Goic Karmelic, Obispo Emérito de Rancagua.