La fecha del 20 de Enero del año 1839, quedó marcada para siempre en la Historia de Chile y tiene un doble significado para que siga siendo recordada en el presente y en los futuros años venideros.
Fue en ese día cuando el contundente triunfo de las armas chilenas puso prácticamente el fin a la guerra que mantenía nuestro país, contra los ejércitos unidos de la Confederación formada por Bolivia y el Perú.
La feroz batalla se libró en el norte peruano, cerca del pueblo de Yungay, a orillas del rio Santa. Los episodios cumbres fueron la toma, por parte de las tropas chilenas de las fortalezas consideradas inexpugnables del Cerro Pan de Azúcar y de Punyán.
Párrafo aparte merece el recuerdo de la cantinera Candelaria Pérez, que peleó codo a codo junto a los varones, tal como lo hizo en anteriores encuentros. En reconocimiento, el General Manuel Bulnes, le dio el título y grado de Sargento, que ostentó durante todo el resto de la guerra.
Cuando el Ejército chileno vencedor desfiló a lo largo de la Alameda de Santiago, fue aclamada por el gentío que lanzaba “Vivas” a la “Sargento Candelaria” y al General chileno Manuel Bulnes, el gran Héroe de la Guerra.
El dictador boliviano General Santa Cruz huyó del campo de batalla, seguido por sus hombres en plena derrota.
En esta fecha se conmemora también el “Día del Roto Chileno” en memoria de los hombres del pueblo, trabajadores y campesinos, que se enrolaron en las filas improvisándose como soldados. El 7 de Octubre de 1888 se inauguró en Santiago la “Estatua del Roto Chileno”, en la Plaza de Yungay. El compositor chileno José Zapiola escribió el “Himno de Yungay”, con letra del poeta Ramón Rengifo, que dice en su coro:
“Cantemos la gloria
Del triunfo marcial
Que el pueblo chileno
Obtuvo en Yungay”.