Hace un par de días el congreso despachó a ley la iniciativa conocida como “Fogape Reactiva” o “Fogape 2.0”, debatida y votada en tercer trámite legislativo, el objetivo de esta ley es buscar aliviar la carga de las empresas en la etapa inicial de reactivación, especialmente aquellas que han sido más afectadas por la crisis, a través de créditos con garantía estatal, ampliando plazos y flexibilizando requisitos, permitiendo que los créditos puedan ahora usarse para inversión y pago de deudas vigentes, además de capital de trabajo.
Durante el debate, que contó con la participación telemática del ministro de Hacienda, Ignacio Briones, el oficialismo respaldó el contenido de la normativa, en tanto que la oposición planteó visiones dispares respecto de los beneficios reales para pequeños y medianos empresarios, versus los beneficios para las grandes empresas y la banca.
“Los primeros créditos, que fueron otorgados en mayo y junio, ya están con vencimiento desde el mes de diciembre o ahora en enero y hay empresas que todavía no tienen los flujos suficientes, por razones obvias, para pagarlos. ¿Qué me piden esas empresas? Tener más aire; tener la capacidad de que su carga financiera, su dividendo, pueda bajar, y, ¿cómo se logra eso? Ampliando los plazos. Estamos hablando de una tasa de 0,6 por ciento mensual, que, además, es para un financiamiento de hasta siete años”, explicó el ministro de Hacienda Ignacio Briones.
“El ‘Fogape 1’ estaba destinado exclusivamente para capital de trabajo, pero resulta que muchas empresas necesitarán hacer algunas inversiones adaptativas a las nuevas condiciones. Piensen en un restaurante que tiene que cambiar por completo su infraestructura física para acomodarse a los protocolos actuales o un hotel o un gimnasio… Es obvio que se va a requerir también inversiones”, resaltó, por su parte, el diputado independiente Pepe Auth, integrante de la Comisión de Hacienda.
Se espera que en febrero los bancos ya empiecen a transferir los dineros que sean solicitados y aprobados una vez que esta ley sea promulgada.
Como se recordará, una de las principales críticas del actual Fogape es que no ha sido capaz de llegar a todos los que lo necesitan, lo que ha quedado en evidencia con la baja participación en los créditos aprobados de los micro y pequeños, así como de las pymes de los sectores más afectados por la crisis, como la gastronomía, el turismo y el comercio, por lo que este Fogape 2.0 se supone que amplía la batería de instrumentos para que más empresas puedan sortear la crisis y reactivarse.
Sin embargo aún no está claro de qué manera este nuevo Fogape podrá llegar hasta las microempresas, muchas de las cuales no cumplen con los requisitos de la banca y en consecuencia, han quedado marginadas de las ayudas estatales. De hecho, no son pocos los microempresarios que han debido utilizar los retiros de fondos de las AFP para mantener a flote sus negocios.
En ese sentido, así como se valoran estas medidas, también es fundamental que el Estado pueda complementar la ayuda a través de subsidios focalizados, pues las dos principales urgencias de las mipymes en la actualidad son aliviar la carga financiera y contar con liquidez. El subsidio al empleo, en ese sentido, ha sido una herramienta relevante, pero aún es insuficiente para mantener a flote a las empresas de menor tamaño, especialmente cuando la pandemia lejos de dar señales de retroceder parecer reactivarse con la llamada segunda ola.
Luis Fernando González V.
Sub Director