Pastor: Alejandro H. Cabrera C.
“Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban. Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía…estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.”
Lucas 8:40-56
El principal de la sinagoga era una persona religiosa importante con autoridad e influencia, que se encargaba de estudiar todo lo que los maestros rabinos iban a enseñar en las reuniones en el templo.
Jairo seguramente, llevó a su hija a muchos médicos, a curanderos de aquella época, había fijado su esperanza en ellos, había invertido recursos, pero ninguno de ellos pudo hacer nada por su hija.
Cuando Jairo decidió venir al encuentro de nuestro Señor Jesucristo, se olvidó de su estatus, de su investidura lo único que tenía en su mente era la sanidad de su hija que se estaba muriendo.
Para Jairo era apremiante que Jesucristo fuese a su casa, pero el Maestro es interrumpido en su viaje tan pronto como se dispuso a ir a casa. En su mente el plan de Jairo se complicaba, el tiempo para Jairo era valioso, había acudido ansioso al Señor Jesucristo buscando sanidad para su hija, pero en el camino surge un imprevisto, no obstante Jairo sigue esperanzado, pero ahora le informan de lo peor: El texto dice que: “Estaba hablando aún con Jesús, cuando vino uno de la casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro, más Jesús escuchando, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.”
Seguramente al igual que Jairo puede que usted hoy este atravesando por una situación complicada en su vida, en su familia, en su hogar y ha estado tratando de arreglar esa situación con lo que usted tiene a mano, invirtiendo tiempo, energías, recursos y nada hasta ahora le ha funcionado.
La invitación es que usted se acérquese a Jesucristo con fe escuche las palabras de Jesús que le dice: “Cree solamente”. Al igual que Jairo salga de su anonimato deje de lado su posición sus títulos y arrodíllese frente a nuestro Señor Jesucristo, nuestra única esperanza, pídale socorro, auxilio, cuéntele su situación, y encontrara respuesta a sus ruegos, paz a su alma Salvación, sanidad para usted y su familia.
“Dichoso el hombre que en ti confía.” (Sal.84:12).