- El sector que se encuentra a un costado de la ruta travesía, queda muy cerca del centro de Rancagua, pero está aislado y con un camino de tierra que ha puesto a prueba la fortalece de los habitantes del sector por décadas.
Pavimentar los caminos para eliminar el barro en invierno y la tierra en verano, es una promesa que han realizado muchas autoridades en varias décadas, pero que para los vecinos del sector El Porvenir de Rancagua, no se ha cumplido. Vecinos llevan cuarenta años esperando mejorar su calidad de vida, en un sector que se encuentra muy cerca de la entrada norte de Rancagua, pero que, debido a la ruta travesía, viajar a Rancagua en automóvil representa cerca de media hora.
Carmen Calderón ha vivido en el sector 32 años, llegó desde Curicó al lugar por trabajo, “ya crie a mi hijo y viviré aquí hasta que Dios quiera” nos cuenta que el paso del tiempo ha sido duro, especialmente los años de escolaridad de su hijo que ya es mayor de edad. “cuando era chico había que caminar con el hasta afuera para poder llevarlo al colegio, era muy sacrificado, sobre todo en invierno, cuando el camino se inundaba y llenaba de barro. Tenía que arroparlo bien para que llegara seco a clases e incluso subirlo a la alambrada del camino para que no se embarrada tanto”. Tras varias décadas esta escena aun se repite, cada invierno, con otros vecinos.
Adriana Gutiérrez lleva toda su vida en el sector, nos cuenta que en algún momento tuvieron una junta de vecinos, pero que hoy no, “somos muy pocos los que estamos viviendo en el sector, tal vez por eso las autoridades nos han abandonado tantos años. Tenemos muchos problemas, pero el mayor es la conectividad. El camino es de tierra y se levanta mucho barro. Es peligroso y difícil de caminar para la gente de la tercera edad. Para ir a Rancagua tenemos que cruzar a pie la ruta travesía poniendo en riego nuestras vidas, la otra forma, para los que tienen vehículos es salir y dar la vuelta a Graneros, para luego ir a Rancagua”.
Con el crecimiento de la autopista que conecta a Rancagua y Santiago, los habitantes de El Porvenir, comenzaron a quedar atrapados, sus viviendas están ubicadas en un camino que se encuentra a uno pocos kilómetros al norte de la salida norte de Rancagua, pero debido al cierre de la autopista y la falta de una caletera para mejorar su conexión con la capital regional.
Son unas 30 personas que viven en un camino de un kilómetro y medio de largo, explicó Manuel, quien describe la situación como preocupante ya que a pesar de ser parte de Rancagua, no cuentan con internet, tienen agua potable rural y no poseen alcantarillado, solo pozos que llevan ya muchos años de utilización. Manuel cuanta que “en invierno siempre se corta la luz, acá la empresa ni el municipio hace mantención a los arboles o los cables de electricidad, dejando a la merced de los estragos del clima”.
A la problemática y lejanía de los recintos de salud y educación, producto a la pésima conexión vial del lugar, hoy se le suma la falta de una buena señal de internet, muy importante en estos tiempos de pandemia. Lucía cuenta que su nieto de 10 años debe salir a buscar señal, incluso subiéndose al techo. Mi nieto va en quinto básico del colegio Santa Teresa de Graneros debe conectarse de las 9 a las 14 horas en la semana, con excepción de los miércoles. Pero es muy difícil, el año pasado trabajábamos con guías, pero este año es con clases online”.
Hoy hay más adultos mayores
Con el paso del tiempo los pobladores de El Porvenir han entrado en mayor número a la tercera edad, algunos con problemas de movilidad y de salud, viven nuevos abandonos sociales. Lucrecia explica que se atiende en el “poli” de la población Nelson Pereira, que cada vez que va y le preguntan sobre su domicilio le indican que es muy lejos casi “Donde el Diablo perdió el Poncho”. La mujer nos cuenta “que es difícil llegar a las atenciones de salud y cuando hay urgencias médicas pasamos muchas preocupaciones. Hace un tiempo un vecino se cayó del techo y hubo que espera la ambulancia en la salida de la carretera. Todos ubican la Palma Grande y Chica y nos olvidan a nosotros”.
Entre los sueños de estas personas, están volver a ser prioridad o que al fin se acuerden que ellos, también son rancagüinos. Quieren terminar con la pelea diaria que tienen para llegar a sus hogares por el camino de tierra que los une que no mide mas de dos kilómetros de largo. También quieren subirse al carro de la internet, tener espacios verdes para compartir, máquinas de ejercicio para los adultos del sector. Pero sobre todo quieren ser escuchados y apoyados por las autoridades.