La minería no ha estado exenta de la crisis gatillada por la pandemia, sin embargo, hoy está tomando un rol clave e insustituible en la reactivación económica del país. La digitalización de la industria no sólo contribuye a esa importante tarea, sino que marcará la hoja de ruta de un sector con grandes proyecciones a corto y mediano plazo a nivel de productividad, innovación y capital humano, lo que confirma el rol fundamental de la tecnología y la conectividad para fomentar un desarrollo integral.
La incorporación de tecnología en la minería no es nueva. El proceso de transformación digital se inició hace varios años en las faenas, pero cobró aún mayor sentido y relevancia durante la emergencia sanitaria, dado que permitió mantener la operatividad e instalar nuevas capacidades, erradicando mitos. Muchas tareas que se hacían bajo tierra pasaron a ser controladas en un formato remoto que resultó seguro y eficiente para los trabajadores, abriendo así un camino para la adopción de herramientas de última generación que permitirán concretar un verdadero cambio cultural, automatizando los yacimientos con soluciones ligadas a la Inteligencia Artificial, el Big Data y el Internet de las Cosas (IoT).
Su implementación requiere de infraestructuras confiables para asegurar la trasmisión inmediata y efectiva de la información, y para esto es fundamental contar con una conexión dedicada a la operación. Tal es el caso de la red inalámbrica privada LTE de alto rendimiento que Nokia y Claro Chile están implementando para el proyecto Salares del Norte de Gold Fields, que conectará más de 150 sensores para procesos operativos, monitorización y prevención de accidentes, además de vehículos, drones y maquinaria especializada. Asimismo, gracias a su baja latencia, esta innovación dará lugar a la implementación de soluciones cloud, de ciberseguridad, acceso y analítica de datos en tiempo real, herramientas de colaboración y desarrollo de tecnologías autónomas.
Pero la tecnología por sí sola no es suficiente para avanzar hacia una minería inteligente. En ese sentido, el próximo desafío es humano, tanto a nivel organizacional como desde la visión de cada trabajador, dado que establecer un nuevo modelo implica una visión integrada que va más allá de las labores diarias o particulares. Será un cambio que impulsará la interacción humano-máquina, generando nuevas capacidades. En ese sentido, es un error pensar que la digitalización acabará con puestos de trabajo. Por el contrario, se requerirán más personas, pero más especializadas.
La pandemia trajo nuevas oportunidades para un sector que busca consolidarse como el líder de la reactivación, pero que además, en un momento de hiperconexión, hoy ya se perfila como protagonista de la industria 4.0. en Chile. Esto viene a reafirmar el aporte de la digitalización al crecimiento, incluso en un momento complejo como el que vivimos actualmente. Por ello, desde la industria tecnológica y de las telecomunicaciones, continuamos trabajando aceleradamente para dar respuesta a un cúmulo de necesidades que no pueden esperar.