Mucho se ha hablado de la elección de gobernadores regionales, de la falta de atribuciones, de la escasa participación o si estos resultados pueden ser extrapolados a la elección presidencial o parlamentaria.
Así las cosas, lecturas de los resultados hay tantas como lectores interesados exista. Entonces la única certeza que nace de estos comicios es que Pablo Silva fue electo máxima autoridad regional y que estará 4 años en su cargo, y que los intendentes tienen fecha de término.
Lo cierto es que una vez instalada la nueva autoridad no necesariamente debiesen reproducirse a nivel local los mismos dimes y diretes que observamos en la política nacional, así una vez más demostrar que en regiones sí sabemos hacer las cosas, no como en Santiago donde parece reinar menos el sincero interés por el bien común que la búsqueda de esferas de poder e influenza.
Así privilegiar el diálogo es un aspecto que el nuevo Gobernador Regional deberá tener muy presente, y no solo porque hasta marzo deberá convivir con un delegado presidencial de signo político contrario, sino que también deberá rápidamente sumarse a un presupuesto regional para el 2022 que ya lleva camino avanzado en su discusión en el Core y en administrar un presupuesto 2021 donde nada tuvo que ver en su elaboración. Es que aunque todavía no estamos a mitad de año, la conformación del presupuesto 2022 ya comenzó, esto porque desde la región se levantan en estas fechas las necesidades presupuestarias, para ser enviadas a La Moneda y así a fines de septiembre el proyecto de presupuesto de la nación pueda ser enviado al congreso, al mismo tiempo que las urgencias más evidentes están en la pandemia y en la recuperación económica, especialmente en la generación de empleo post pandemia, cuando ya no exista IFE que sustente unas decaídas economías domésticas.
En este sentido, gran relevancia adquiere el conocer quienes conformaran el equipo cercano de Pablo Silva, especialmente los lineamientos que le dará a la división de Fomento Productivo.
Punto a parte merece el constatar que la transición de un sistema de gobierno regional a otro aparentemente no será todo lo fluida que se desearía, no puede ser que a tan pocos días del cambio de mando no se tenga claridad sobre donde funcionará físicamente el gobernador regional o donde estarán las oficinas del delegado presidencial. En este sentido estamos de acuerdo con lo expresado por Pablo Silva en entrevista dada a nuestro medio y que fue transmitida en vivo por nuestras redes sociales, en torno a que debiese ser él quien ocupe la actual oficina del intendente, por el simbolismo que esto representa. Ya que con atribuciones más o menos, la máxima autoridad regional será el gobernador y no el representante del poder central en el territorio.
Luis Fernando González V.
Sub Director