- La Fundación Revivir inició un piloto con 20 personas mayores, a quienes se acompaña y apoya en tareas cotidianas, con el objetivo de empoderarlos con sus capacidades. La idea detrás, dicen, es promover el envejecimiento positivo y cambiar la concepción pasiva, minimizada y minusvalorada de este grupo etario.
Por: Patricio Miranda Humeres
El aumento de la esperanza de vida, el descenso de mortalidad a temprana edad y la reducción en la tasa de fecundidad son algunos de los factores que posicionan a Chile como uno de los países de América Latina con mayor grado de envejecimiento demográfico.
Según proyecciones del INE, se espera que para 2031 existan 102 adultos mayores por cada 100 menores de 15 años y que en 2050 la cifra llegue a 177.
Con ese escenario en mente, y con trayectoria en el trabajo con adultos mayores, Constanza Daniels creó la Fundación Revivir, que hoy cuenta con un programa piloto en la comuna de Navidad, donde el foco principal es el envejecimiento positivo, poniendo de relieve la autovalencia y las capacidades de las personas mayores que, muchas veces, son minimizadas por la sociedad.
Si bien la fundación cuenta con programas en distintas ciudades del país, O’Higgins llamó la atención de Daniels. “La región tiene un alto índice de envejecimiento, de 113. Es decir, por cada 100 personas menores de 15 años, hay 113 mayores de 60, superando la media del país que llega a 100”, afirma la arquitecta. “Respecto a Navidad, el 28% de la población corresponde a personas mayores de 60 años, superando ampliamente el promedio país, que es de 19% y, además, el 22% de ellas vive en viviendas unipersonales. Es decir, sin compañía”.
Así, en marzo comenzaron con 20 usuarios en la costera comuna. “La realidad que nos hemos encontrado allí, tanto como en Gobea y María Pinto donde también estamos trabajando, es súper distinta y más dura que la de condominios de viviendas tuteladas, por ejemplo”, dice Daniels.
Y es que el trabajo que llevan a cabo en Navidad es en los mismos hogares de los adultos mayores, que muchas veces están en sectores rurales, aislados o de difícil acceso.
La idea, señala Daniels, es que un equipo multidisciplinario, conformado por técnicos y profesionales de la salud y la asistencia social, apoyen a los adultos mayores en distintas tareas, que van desde el control de signos vitales y detección precoz de patologías, a acompañarlos en tareas cotidianas como el orden y limpieza del hogar, cocinar, entre otros.
Otro de los focos tiene que ver con la activación de redes, ya sea familiares, de amistades, con grupos de adultos mayores o con sus mismos vecinos.
“Es una visión que viene a romper los paradigmas con los adultos mayores”
“¿Qué hago aquí? ¿Qué puedo hacer para sacar a esta mujer de esta situación?”, fueron las primeras preguntas que se le cruzaron por la mente a Javier del Canto, asistente social y encargado de la implementación del proyecto de la Fundación Revivir en Navidad, cuando tuvo su primer acercamiento a una de las usuarias.
Precisamente esa intervención, que comenzó en marzo, es uno de los casos donde Del Canto considera ha habido uno de los cambios más radicales dentro del programa.
“Ella había perdido a su marido, estaba con depresión, no se levantaba de la cama. Prácticamente no estaba haciendo nada por lo sumergida en la pena que estaba”, recuerda el profesional.
“Partimos de a poco, designándole algunas tareas. Como que saliera una vez a la semana a caminar a la esquina y se devolviera, porque llevaba algunos meses sin salir de la casa. Prácticamente había olvidado cómo salir a comprar al negocio”, dice Del Canto. “Ahora ella sale prácticamente a todos lados. A la playa, a comprar, a visitar a sus hijas que viven cerca y nunca antes había ido a sus casas. Esas experiencias han sido muy bonitas de ver”.
Así, Del Canto apunta a que la visión que la fundación plantea para el trabajo con los adultos mayores viene a romper los esquemas tradicionales que, muchas veces, “tienden a disminuirlos, a tratarlos de abuelitos, con temas incluso medios tabú como su vida sexual o que no se les deja hacer cosas solos como comprar o andar en vehículo y se les tiende a quitar sus propios derechos”.
Por ello, el asistente social plantea que la labor se centra en “empoderar a los adultos mayores a hacer cosas. Las cuidadoras apoyan, aprenden de ellos, son un incentivo para que las hagan”.
En esa línea, Del Canto afirma que “una de las cosas que más rescato es la visión que tuvo Constanza (Daniels) al crear la fundación, que viene a romper los paradigmas con los adultos mayores. Acá se busca evitar que lleguen a tener que ir a un ELEAM o quedar postrados. Se viene a romper el círculo e intentar evitar que pierdan la autonomía, de forma preventiva”.
El desafío de mantener la energía y vitalidad
Erica Quezada tiene 80 años. Es viuda, no tuvo hijos y vive sola con sus dos “tesoros”: Osito y Copito, dos perros que la acompañan en su casa en el sector de Las Brisas de Navidad.
Antes de la pandemia, cuando no había restricción de movimiento, Erica recibía constantes visitas, sobre todo en el verano. Amigos y personas que, dice, aunque no son de su sangre, la quieren como si fuera de familia.
Ahora, los contactos se remiten a llamadas telefónicas y ayudas de diverso tipo que le hacen llegar. Evitar contagiarla y tener que respetar las cuarentenas han sido la prioridad.
Eso, hasta que llegó el equipo de la Fundación. “Un día llegó un paramédico, un kinesiólogo, un enfermero y una niña cuidadora. Conversaron conmigo, me hicieron una carpeta”, recuerda Erica.
El equipo de salud va de forma periódica a realizar controles, mientras que la cuidadora va constantemente, una vez a la semana. “Todos los jueves viene una niña. Me acompaña, me ayuda y nos reímos mucho, lo paso bien”, dice la mujer.
Y parte de esas tareas, que realizan en conjunto pero donde Erica es la más activa, tienen que ver con la cocina. “A mí me gusta mucho preparar cosas. Me encanta hacer las tortas, bien mojaditas con aguardiente o con cualquier otro licor, como las que se hacen en casa”, comenta. “Para la pascua hice y regalé cinco tortas. Les pongo mermelada, crema, lo que se me venga a la cabeza”.
Mantener esa energía, vitalidad y actividad son parte del objetivo del programa que lidera Constanza Daniels, directora y fundadora de Fundación Revivir.
Por ello, sostiene, el tiempo para actuar es ahora, anticipándose a eventuales deterioros de salud que puedan impactar negativamente en la autonomía de los adultos mayores. “Hemos visto que las personas que llegaron sin dependencia, han mejorado todos sus indicadores. Esto a diferencia de aquellos que ya eran dependientes, donde generalmente se mantienen o empeoran. Por eso es importante actuar desde la prevención”, plantea Daniels.