Estamos en una época de cambios, esa es una materia indiscutible para cualquiera de los presidenciales, pero saber hasta donde “correr la cerca” de los derechos sociales, es la esencia de esta elección.
El candidato que presente una formula justa entre aumentar los derechos sociales y mantener lo más tranquilo posible a los más cautelosos, será el que llegue a gobernar el país.
Pero ¿cómo saber hasta dónde avanzar en esta materia?, uno de las áreas que cambiará, en cualquier caso, es el actual sistema de pensiones, definitivamente ya no será como lo conocemos, y se debe buscar una forma de mejorar los recursos que perciben las personas especialmente a quienes los trabajos son menos estables y menor remunerados, pero que han hecho el esfuerzo para poder reunir recursos en sus años finales de sus vidas. Ahora ¿Cuáles serán las condiciones que quieren los chilenos?, un sistema más solidario, un sistema mixto, un sistema con ahorro tripartito, o un sinfín de ecuaciones que nos mostrarán los candidatos estos meses.
Otro elemento que debe ser cambiado con urgencia, es la poca equidad educativa, especialmente entre colegios municipales de diversas comunas o ciudades. Si van a existir diferencias entre públicos y privados, debido a lo difícil que es emparejar la cancha en todos los ámbitos de la educación, por lo menos terminemos con las diferencias en los que el Estado debe asegurar calidad, igualdad y equidad. Bien hemos visto que la pandemia desnudó la falencia digital de nuestros establecimientos educacionales, tecnologías que, hoy en día, una importante puerta de entrada a la información y conocimiento. Electrónica, programación, diseño de procesos digitales, son los temas del futuro que tendrán mayores oportunidades laborales y estamos dejando, como siempre, a los “más vulnerados” lejos de estas nuevas oportunidades.
Creación de un sistema de protección social estable, que apoye en momentos difíciles, es otro de los ejes que debemos incorporar de manera energética a las conversaciones de los presidenciales. Terminar con los bingos, para reunir dinero en una catástrofe de salud de algunas familias, terminar con las colectas para recolectar dinero para los exámenes o tratamientos imposibles de alcanzar económicamente pero que podrían salvar la vida de muchos.
Finalmente, aunque se podrían enunciar muchos más ámbitos en los que los presidenciales deberán indicar su postura como el de potenciar la cultura, revitalizar los barrios, repotenciar las acciones productivas locales, la equidad o la igualdad de género, debemos exigir que se hable también de un nuevo desarrollo, uno que no solo va de la mano de la economía, sino que de la sostenibilidad. El cual es definido como el desarrollo que busca satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro, contando con tres factores claves: sociedad, economía y medio ambiente.
Esto, además, en medio de una necesaria recuperación de la economía post pandemia, donde lejos son los privados quienes más y mejores empleos son capaces de generar. Y todo lo anterior equilibrando las arcas fiscales que no son infinitas y que a su vez alguna reserva deberá ser capaces de generar ante la posibilidad de una nueva emergencia.
Vienen años importantes y difíciles donde nuestro país se redefinirá por un par de décadas más y para ello, tenemos que pensar hoy la que queremos, así no tendremos que pedirles disculpas a nuestros nietos de las inequidades del país donde viven.
Alejandra Sepúlveda
Jefe de informaciones