- Fueron muchos los familiares, amigos, autoridades, trabajadores y ex trabajadores de El Rancagüino y conocidos los que llegaron este lunes hasta la parroquia Sagrada Familia de Nogales para despedir al conocido jurista.
Por: Gisella Abarca
Fotos Marco Lara
Generoso, tranquilo, humilde, sencillo, inteligente, pausado, cálido, paciente, amable, respetuoso, así fue recordado Miguel González Pino abogado rancagüino quien este sábado por la tarde, en su casa y rodeado por su familia, cerró los ojos a la vida a causa de una grave y fulminante enfermedad que lo aquejaba.
Fueron muchos los familiares, amigos y conocidos, entre ellos el delegado presidencial, Ricardo Guzmán; el senador Alejandro García Huidobro; la constituyente Marcela Riquelme; el Concejero Regional, Mauricio Valderrama; el ex alcalde de Machalí José Miguel Urrutia, así como trabajadores y ex trabajadores de El Rancagüino los que llegaron este lunes hasta la parroquia Sagrada Familia de Nogales para despedir al abogado y periodista, casado con la abogada Ivonne Vallejos y padre de Miguel, María Paz, Juan Pablo, María Francisca y María Jesús González Vallejos.
“MI PADRE, UN HOMBRE BRILLANTE, PERO SENCILLO Y HUMILDE”
Fue precisamente su hijo mayor Miguel Ángel González quien tomó la palabra para agradecer a la familia por haber acompañado a su padre en todo el proceso, también al equipo médico y quienes apoyaron con las labores del hogar. Y para comprender en alguna medida el sufrimiento y la muerte de su padre, leyó parte de las Bienaventuranzas: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por herencia. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos’.
“Yo nunca había comprendido bien las Bienaventuranzas hasta que las vi ahora vividas en estos últimos meses por mi padre -dijo Miguel Ángel González-. Estas Bienaventuranzas nos hablan un poco de la vida de mi padre. Así fue mi padre, un hombre brillante, pero sencillo y humilde. En mis 45 años nunca lo vi maltratar o insultar a nadie. Nunca lo vi perder la paciencia, fue un hombre muy amable, mantenía esa mansedumbre ante las circunstancias que debió enfrentar, ante lo bueno y lo malo, también se manifestó en su actitud ante la muerte. Fue un hombre que puso la gran inteligencia que tenía al servicio de los demás, siempre entendió que las personas son lo que son, nunca quiso cambiar a nadie, él se definía como un agradecido de la vida, capaz de gozar de las pequeñas cosas, profundamente compasivo y misericordioso ante la miseria humana. Amó a su familia por sobre todas las cosas, a su mujer, a sus hijos y a sus nietos”, dijo su hijo abogado.
Miguel Ángel comentó que cuando su padre se enteró de su enfermedad hace un poco más de tres meses “le hablamos siempre con la verdad, eso se mantuvo hasta el final y eso nos lleva a leer ‘Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados’. Mi padre al final de su vida lloró como nunca lo había hecho, nunca lo había visto llorar hasta que cumplió 70 años, que fue este año, y nunca pensamos que sería su último cumpleaños”, dijo.
Miguel Ángel agregó “Al final de su vida a semejanza de Jesús, mi padre llegó a ser un justo sufriente. Vivió en su carne la cruz de Cristo. Conocimos su sensibilidad, su llanto, lloró la pena de la despedida, pero también quiso celebrar este encuentro con sus seres queridos. Cuánto sufrimos con él al ver su desgaste, su dolor, también al tener que decirle papá ya no hay nada más que hacer, pero vamos a estar contigo hasta el final. Este padre que nunca nos reprochó nada, que no nos obligó a nada, que nunca nos castigó, que nunca fue autoritario, despertó en nosotros el deseo de acompañarlo hasta el final”, expuso González.
Finalizó diciendo “En estos meses en que nuestra vida se interrumpió, nuestro padre nos enseñó, que aun en los momentos más difíciles, puede existir la risa y la alegría, que el amor y la compañía alivian el dolor, que en la existencia humana conviven el sufrimiento más terrible, con el gozo más profundo. Hace una semana sus últimas palabras fueron de agradecimiento. A pesar de estar viviendo la cruz, el Señor caminó junto a nosotros en esta difícil etapa de nuestras vidas. Papá gracias por tu vida de trabajo, por tu amor incondicional, tu inteligencia, tu prudencia, tu amor a la libertad, tu paciencia, tu sentido del humor. Que el padre misericordioso te reciba con el mismo amor que tú nos recibiste cada día”, finalizó Miguel Ángel González.
Por más de 30 años que don Miguel junto a su esposa fueron parte del cuarto curso del Instituto de la Familia de Schönstatt, donde a nombre del curso tomó la palabra el matrimonio de Carlos Pavez y su señora Regina Shafer quienes se refirieron a los años que llevaban ellos en el grupo, compañero de curso quien a diario le llevó la comunión, por lo que don Miguel pudo comulgar hasta el último día.
Al finalizar a misa fúnebre que fue presidida por el Asesor Espiritual del Instituto de la Familia de Schönstatt, Padre Marcel Mouras, el lugar se llenó de paz con una de las canciones preferidas de Don Miguel González Pino “El sueño imposible” tema principal del Quijote de la Mancha. Luego sus restos fueron trasladados hasta el mausoleo familiar en el cementerio Nº 1 de Rancagua, donde en una íntima ceremonia se entregó el último adiós al distinguido abogado y periodista rancagüino.
UNA VASTA VIDA PROFESIONAL
El abogado fue alumno en el Instituto O’Higgins y luego titulado en la Universidad Católica en donde aprobó ambas carreras con las máximas distinciones, contaba con una vasta trayectoria profesional. Y es que fue director de la dirección de comunicaciones de la Corte Suprema de Justicia de Chile donde se desarrolló como vocero del máximo tribunal, lugar donde tenía por misión canalizar las inquietudes de los periodistas que cubrían ese poder del Estado, entre otras funciones. Allí, el abogado rancagüino estaba en permanente contacto con los medios nacionales y regionales y se encargaba de entregar información oportuna a sus colegas.
En el ámbito académico fue profesor en la Universidad Diego Portales y recientemente en la sede local de la Universidad de Aconcagua. También fue investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP) en donde realizó numerosas publicaciones sobre temas Éticos y Periodísticos.
Además, fue integrante de la Corte de Apelaciones de Rancagua donde destacó por su profesionalismo como abogado integrante de ese tribunal de alzada.
González Pino, también fue Fiscal del Consejo de Ética de los Medios de Comunicación y perteneció al directorio de la Asociación Nacional de Prensa de Chile, representando a Diario El Rancagüino.
En su dilatada carrera profesional expuso en diversos seminarios y encuentros, entre ellos en el seminario “Programa Prensa Libre y Responsable” que organizó el Consejo Nacional de Periodista y el Instituto de Defensoría del Pueblo de Panamá.
En su camino como periodista y abogado, además escribió libros como “Fundamentos de la ética periodística”, “Los mil días de Allende”, “Régimen Jurídico de la prensa chilena 1810-1987”, “Derecho a la información y protección al consumidor”, “Una protección más efectiva de las libertades de opinión e información”, “Consecuencias negativas de la no simultaneidad de elecciones presidenciales y parlamentarias”, entre otros escritos.
En Diario El Rancagüino ejerció como periodista, sub director y director antes de dedicarse mayoritariamente a las leyes y a la docencia universitaria.
Miguel González Pino, en su calidad de abogado, ocupó el cargo de Fiscal Regional del Instituto de Previsión Social (IPS) por 7 años, luego de ganar el concurso para ocupar esa importante función. Se pensionó el año 2016 y su paso por la institución fue marcado por el profesionalismo, el cariño y su siempre excelente disposición para resolver los problemas que se le presentaban. A su partida deja un sentimiento de profundo pesar y muestras de cariño expresado en innumerables mensajes de todo el país que se han estado recibiendo en las oficinas del IPS.
Abogado, amigo y ex compañero de curso, Cesar Ocaranza:
“Siempre fue un hombre muy estudioso, muy brillante”
“Vinimos a acompañar a Ivonne, a los hijos y nietos de Miguel en este momento en que lo despedimos. Fuimos compañeros en la Universidad Católica en Derecho de 1969 en adelante cuando conocimos a Miguel y a Ivonne. Miguel fue siempre un hombre miy sereno, reflexivo, silencioso, que nunca estaba en la primera fila, sino que aportaba de un lugar muy modesto, pero siempre fue un hombre muy estudioso, muy brillante, muy buen amigo”.
Nadia Flores, Colegio de Periodistas de O’Higgins:
“Reconocer la labor que realizó durante tantos años y el profesionalismo con el que se caracterizó”
“Enviar un saludo especial a la familia de don Miguel González y queremos reconocer la labor que él realizó durante tantos años y el profesionalismo con el que siempre se caracterizó”.
Isabel González:
“Él fue un gran líder de este grupo de cinco hermanos”
“Compartí con él tantas cosas. Él fue un gran líder de este grupo de cinco hermanos que éramos muy niños y de grande tuve la gracia de tenerlo de compañero de trabajo, estuvo 7 años trabajando en el IPS, donde compartimos cosas muy diferentes a solo ser hermanos”
Diana González:
“Teníamos una relación muy cercana”
“Fue un hermano muy bueno, tengo muy lindos recuerdos de cuando era chica. Yo era la más chica, él el más grande, entonces era una relación muy cercana como de papá, me cuidaba mucho y ahora me tocó cuidarlo algunos días cuando estaba enfermito y me recordé eso, que él me cuidaba cuando era chica y ahora fue al revés y fue muy lindo ese proceso”
Nora González:
“Siempre lo admiré”
“Me tocó el privilegio de poder acompañarlo durante su enfermedad, de estar a su lado apoyándolo, acompañando a su familia que siempre estuvieron presente. Siempre lo admiré, su gran inteligencia y su gran humildad a pesar de tener tantos dones siempre fue una persona muy sencilla, siempre estuvo al lado mío, solo agradecerle y agradecer a todos los que nos acompañaron y pedirle a Dios que lo tenga feliz en su reino”.
Diego Durán:
“Fue una gran alegría el poder conocerlo”
“Ha sido una gran pérdida la partida de Miguel, pero también fue una gran alegría el poder conocerlo por cerca de 30 años o más, el poder haber podido experimentar el crecimiento de la familia, los hijos, de una manera particular, muy cercana, sabemos que sin duda es muy triste su partida, ojalá cada uno de nosotros pudiese hacer caso a lo que él dejó, es un gran desafío que tenemos, queremos mucho a Miguel y a su familia”.
Patricia Escobar
“Dejó una huella tan grande”
“Lo más importante es el testimonio que hemos recibido en esta semanas de enfermedad de como Miguel dejó una huella tan grande que su familia estuvo con él a los pies de su cama, en cada día y en cada momento. Eso es un regalo tremendo el haber sido testigos de eso”
Pedro Donaire:
“Todo lo que sembró hoy tenemos los frutos de ello con mucho cariño, muchos amigos que lo recuerdan”
“Trabajamos juntos en el IPS, un hombre muy respetuoso, muy culto, muy intelectual, muy querido por los funcionarios, todo lo que sembró hoy tenemos los frutos de ello con mucho cariño, muchos amigos que lo recuerdan. Mis compañeros de trabajo están muy consternados por su partida, porque siempre tuvo un trato muy deferente con todos, siempre tuvo una palabra de amistad, muy cercano, muy amigo, un hombre que lo vamos a recordar más que en nuestra mente, en nuestro corazón.