Sin la masividad de otros años, y respetando los protocolos Covid, este sábado 18 de septiembre se desarrolló el tradicional Te Deum de Fiestas Patrias en la Catedral de Rancagua. La actividad contó con la presencia de autoridades civiles y de orden, representantes de algunas organizaciones sociales, representantes de bomberos, el alcalde de Rancagua, Juan Ramón Godoy, el delegado Presidencial, Ricardo Guzmán, el presidente (s) de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Pedro Caro, entre otras autoridades. No se hizo presente el gobernador regional Pablo Silva.
En la ocasión en su homilía el obispo de Rancagua Guillermo Vera señaló el dolor que ha significado la pandemia al mismo tiempo que resaltó la esperanza que tenemos de superarla «Dios no nos ha dejado en medio de la tempestad, se ha puesto de manifiesto en el trabajo de tantos que no han parado de servir. A las autoridades les ha correspondido tomar decisiones difíciles, no siempre entendidas, cuestionadas, pero sin duda tomadas con el afán de responder a problemas urgentes, en medio de una tempestad que a todos nos mareaba y que iba dejando muertos y sembrando dolor»(….) Chile, nuestra amada Patria, sabe en su historia de momentos difíciles ante los cuales se ha sobrepuesto; situaciones duras, dolorosas a las cuales la naturaleza o nuestros egoísmos nos han enfrentado, pero del dolor y la contrariedad ha surgido fuerza, trabajo y generosidad para levantarnos. Hoy necesitamos de ese coraje», señaló el obispo.
El obispo también tuvo palabras para la Convención Constitucional en su homilía, señalando que «el escribir la nueva Carta Fundamental es un gran trabajo que vamos realizando. Como país estamos atravesando un proceso de participación inédito y que debe ser realizado en un ambiente de transparencia y confianza. El proceso elegido requiere caminos de escucha y discernimiento. Durante los próximos 9 meses estaremos debatiendo sobre los temas fundamentales que marcarán el camino de nuestra Patria por varias décadas(…) Porque Chile es tarea de todos que importante es podamos fortalecer las comunidades y organizaciones sociales y así con el compromiso de todos, sintiendo que el otro me pertenece y es mi hermano podamos lograr un pacto y cohesión social que son imprescindibles para nuestro progreso en paz, como nación».
Terminó la homilía señalando que «dentro de poco, estamos convocados para elecciones presidenciales, de diputados y senadores y de consejeros regionales, algo de lo cual hemos de participar con responsabilidad. Se nos invita a soñar el Chile que queremos construir, lo importante es que ese sueño tenga raíces en nuestra historia y en nuestra fe; una historia que hemos de reconocer, y en el cual Dios ha estado presente, no en vanos por generaciones hemos cantado: a Dios queremos en nuestras leyes en las escuelas y en el hogar, que esto no se nos olvide. Chile no es un papel en blanco por escribir es un libro que por siglos se viene escribiendo con trabajo, esfuerzo, encuentros, desencuentros, avances, retrocesos y que hoy las manos de todos debemos seguir escribiendo para el bien de esta y de las nuevas generaciones. Que el Chile que queremos sea grande en el respeto a la vida, en familias fuertes, en padres comprometidos con la formación valórica de sus hijos, en el respeto y aceptación de todos, en la fortaleza y la sobriedad de vida, en el espíritu de acogida, en el compromiso por el cuidado de la creación, que Chile sea grande en justicia, equidad y oportunidad para todos».
Al termino de la ceremonia, el general Patricio Amengual hizo un reconocimiento al soldado desconocido.