- Hace unas semanas, la aparición de una máquina retroexcavadora en una zona contigua alertó a algunos residentes y activistas medioambientales, ante el daño que podría provocar. Ante esa situación, formaron un grupo de defensa del humedal, con el que hoy buscan que el área se proteja por ley.
Por: Patricio Miranda Humeres
Fue en el mes de julio cuando, en un recorrido de monitoreo de aves que la Fundación Añañuca realiza hace más de un año en el Humedal La Capilla, en Malloa, que se levantaron las primeras alertas.
“Vimos en terreno cómo trabajaba una máquina retroexcavadora en un área inmediatamente aledaña a uno de los cuerpos de agua del humedal”, relata Bárbara Allende, quien a raíz de dicho evento y lo que pudieron presenciar, hoy integra una agrupación para ir en defensa del terreno y su biodiversidad.
“Se estaba preparando la tierra para cultivo y, en ese momento, pudimos ver señales de que ya habían intervenido el borde donde llega el agua, habían arrancado varios árboles, como unos sauces que sirven como sitio de nidificación para algunas aves”, puntualiza la también integrante de Círculo Liken, organización que se dedica a la concientización y educación en la preservación de la naturaleza.
De allí en adelante, comenzó la cruzada que hoy reúne a un grupo de vecinos, vecinas y otros interesados de las comunas de Malloa, Rengo, Salsipuedes, San Vicente y Peumo, en la organización Defensa Humedal La Capilla, donde las redes sociales han sido una herramienta fundamental para dar a conocer tanto la situación que enfrenta el cuerpo de agua como la importancia de su cuidado.
“Empezamos a recabar más antecedentes, a conversar con la junta de vecinos y con el municipio, porque se también se intervino el cerro. Había una zona carcomida y el volumen que se extrajo de allí es gigante”, asevera Allende.
“Esto viene hace décadas, que están intentando drenar el humedal para cultivo y que se interviene el cerro. Pero últimamente esto ha sido cada vez más profundo”, puntualiza la activista.
Así, el trabajo durante estas semanas ha estado orientado a levantar información respecto a las características del humedal, con el objeto de elevar una solicitud para que se le denomine como área protegida. Pero también se han centrado esfuerzos en la vía institucional, para que la tramitación se pueda agilizar y así se evite un daño mayor a la avifauna y flora.
Un espacio con diversas riquezas
Desde la agrupación de defensa del humedal, son claros en relevar la importancia que tiene tanto por la mantención de la biodiversidad, como por un tema cultural y arqueológico.
Así, en un escrito que elaboraron, destacan que en el lugar se han encontrado piedras tacitas, que corresponden a un “patrimonio arqueológico protegido por la Ley de Monumentos Nacionales”.
En cuanto a la flora y fauna, sostienen que es un espacio en el que conviven al menos 93 especies, en su mayoría aves (89) y, en menor medida, mamíferos (3) y anfibios (2). “De estas especies, la mayoría son nativas o incluso endémicas”, aseguran.
Pese a la riqueza natural del espacio, el escenario para buscar su protección no ha sido fácil. “Depende de varias cosas y entre ellas, la voluntad de los propietarios, porque el cuerpo total del humedal se emplaza en propiedades de tres particulares diferentes, donde uno de ellos incluso la tiene a la venta y es donde está el cuerpo de agua más grande”, afirma Allende, del grupo de defensa del humedal.
Los cultivos que se realizan en los terrenos inmediatamente aledaños son también un foco de preocupación. “Hay plantaciones, por ejemplo, de cerezos en áreas colindantes. Y sabemos que, a esa producción, a partir del cuarto año, se le aplica agroquímicos, entonces es una amenaza importante”, detalla la activista.
A raíz de las acciones que llevó a cabo la agrupación, distintas autoridades se han hecho presentes en el lugar. Desde representantes municipales a seremis y parlamentarios de la zona, como la diputada Alejandra Sepúlveda (FREVS).
La misma Sepúlveda realizó una serie de oficios a distintas autoridades, desde el Contralor a la ministra del Medio Ambiente y al Consejo de Monumentos Nacionales, hasta al mismo alcalde de Malloa, Luis Barra.
Solicitudes de inspección a la zona para verificar la existencia de especies protegidas o de vestigios arqueológicos y fiscalización de daños ambientales son algunas de las materias que la diputada del Distrito 16 aborda en los oficios.
El mismo mecanismo utilizó el diputado Raúl Soto (PPD), para que se cree una mesa de trabajo “que permita abordar y diseñar un plan de conservación y protección” del humedal, “adoptando a la brevedad las medidas tendientes a frenar cualquier tipo de intervención que se esté desarrollando en su ecosistema”.
En el Senado, en tanto, Alfonso de Urresti (PS) también ofició al Ministerio de Medio Ambiente, para conocer la situación del humedal.
Desde la agrupación de defensa del cuerpo de agua, uno de los desafíos es lograr aunar criterios para definir una protección robusta desde el punto de vista legal y técnico de la zona, a la vez que se integre la participación ciudadana en el proceso y que no sea algo a puertas cerradas entre el municipio, los privados y algunas autoridades, sino que se integre también a los vecinos y a la misma agrupación, dado el trabajo y conocimiento que tienen del lugar.
“Es necesario que se pueda acelerar una declaración de área protegida y también definir de manera sería los acuerdos a tomar, que integren, no segreguen y que consideren a la ciudadanía organizada que tiene elementos importantes para aportar en este proceso”, postula Allende.