Era común en mi adolescencia escuchar a los viejos quejarse con esta frase ¿En qué mundo estamos viviendo? ¿A dónde iremos a parar?…
Con el crecimiento de Internet y la proliferación de aparatos móviles y de las mal llamadas Redes Sociales ha surgido con fuerza el concepto de “Realidad Virtual” el que es aceptado por muchos como que lo que se propaga por las redes en forma de ondas electromagnéticas o por conductores de fibra óptica fueran tan reales como una silla o una mesa.
Lo cierto es que las cosas son reales o son virtuales, no ambas a la vez.
Chile y nuestra región ha estado vivienda por años en una Realidad Virtual, que tiene mucho de realidad y también mucho de virtualidad.
Es cierto que la pobreza de hoy es menor que la del siglo recién pasado. Es cierto que a nivel global la economía es mejor que antes. Pero no es cierto que TODOS estamos mejor que antes.
El problema está en la falta de equidad y principalmente en la ausencia de valores que sean el norte para tomar las decisiones y por lo tanto la economía toma su rumbo propio sin tomar en cuenta a las personas en forma individual.
Las principales instituciones de la república están cuestionadas por temas valóricos y por lo tanto se ha perdido la confianza de los ciudadanos.
Cuando se pierde la confianza también se pierde la esperanza y, por lo tanto, aunque la crisis sea provocada por la guerra comercial entre superpotencias son muy pocos los que creen en soluciones prontas para paliar los efectos en los bolsillos de muchos.
La rabia acumulada se está mostrando de la peor manera y es magnificada por el contagio electrónico de redes que transmiten emociones más que reflexiones y que son replicadas sin saber si corresponden o no a la verdad.
Es hoy el momento de ver el Chile real. Es el momento de lo real en nuestra región, en nuestras comunas y en nuestros hogares. Es el momento de conversar, es el momento de decidir con calma. Es el momento en que los políticos deben asumir el rol para el cual fueron elegidos. Es el momento para que los líderes de las instituciones asuman su rol social y limpien de una vez sus miserias internas.
Seamos racionales, realistas pero también hagamos surgir los mejores sentimientos para fortalecer una región y un Chile distinto y mejor.
Los mayores de 50 vivieron un Chile dividido y violento y saben las consecuencias.
Alejandro González Pino
Director