Néstor Vargas Sobarzo / Profesor, actor y pedagogo teatral.
Corría el año 1978, vísperas de la celebración del natalicio número 200 del Padre de la Patria. Dirigía en ese entonces al Grupo Teatral “ Arte del Cobre “, conformado por trabajadores de la división El Teniente, esposas, hijos y familiares, bajo el alero de Extensión Cultural, departamento que ofrecía a sus trabajadores la posibilidad, vespertinamente, desarrollar sus condiciones artísticas, ya sea en Coro, Conjuntos, Grupo Folklórico, Solistas, Pintura, Guitarra, Teatro, Órgano y otras disciplinas, todas a cargo de profesores de reconocida trayectoria, como lo eran : José Goles, Eugenio Moglia, Nolberto González, Santiago Figueroa, Germán Ruz, René Leal, Eduardo López, y otros…luego de tantos años, la memoria flaquea y me disculpo si causé alguna omisión. Esta pléyade de colegas artistas la reunió un hombre amante de la cultura, a cargo en esos momentos del departamento de extensión cultural, Gastón Isaule Green, quien pusiera todo su tesón y entusiasmo en el éxito que concitó esta aventura cultural, y que jamás se le reconociera gestión tan importante.
DON BERNARDO A ESCENA: LA GENESIS
Con el Teatro “Arte del cobre”, desde hacía dos años, habíamos llevado a escena un buen número de obras, la mayoría comedias, con reconocido éxito. Y en un momento de estudio, seleccionando nuevo material de montajes, me encontré con el texto “O´Higgins” , del dramaturgo nacional Fernando Debesa, mismo autor de un clásico del teatro chileno “Mamá Rosa” y quien había sido mi profesor de Seminario en le Escuela de Teatro del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica. Coincidentemente, don Mario Barrientos 0ssa,connotado abogado Rancaguino ,Contralor Regional en esos momentos y hombre fiel a nuestra cultura local, habiendo visto la puesta en escena en la Capital, resulto ser mi fundamental apoyo, lntercediendo con los contactos claves para hacer posible dicho proyecto.
Una entrevista personal con el autor, conseguir los derechos y manos a la obra.
Comencé, entonces, una lectura y estudio profundo. A comentar la idea en el circulo de amigos profesores, (especialmente mi dilecto colega y amigo Juan Zelada), y otros contertulios, amantes de la historia. Visitar bibliotecas, leer, investigar. Hasta que llegué a la vera de un señor de las letras, admirador de mi trabajo teatral desde hacía años, inmenso apoyo desde los inicios de mi mi carrera : don Héctor González Valenzuela, periodista, historiador y mentor en muchas ocasiones. Lo conversamos latamente, escuchó mi osado proyecto y lo compartió.
Y no sólo lo compartió. Se aventuró, entusiastamente, en mi proyecto, agotando diligencias para apoyarlo y hacerlo realidad.
Don Héctor, pertenecía hace muchos años (fue uno de sus fundadores), al Instituto O´Higginiano de nuestra ciudad que presidía, en ese entonces, don Raúl González Fisher, Gerente General de la División El Teniente, hombre culto y amante de la cultura. En resumen, dicha agrupación, aprobó apoyar mi soñada puesta en escena de “O´Higgins” de don Fernando Debesa. Fue un éxito. Se estrenó en el Teatro Apolo. Se realizaron funciones durante una semana para estudiantes de los establecimientos educacionales de la ciudad y, luego ,una itinerancia por la región. Desde ese momento quedó, en la ciudadanía, la imagen de este actor, como don Bernardo. El respeto y admiración que se me demostró siempre –reconocimiento que me ha acompañado hasta hoy- , me enorgullece. Gracias, pero no habría sido posible si don Héctor González Valenzuela no hubiera sido mi cómplice en esta quimérica aventura.
Y se hizo realidad el milagro cultural para nuestra ciudad…Mi sueño fue mucho más allá de la puesta en escena de la obra de Debesa, ya mencionada…Por iniciativa de las autoridades nació la idea de llevar a escena, en la plaza de Rancagua “La batalla misma”, en directo, en el escenario natural donde ocurriera la batalla, el Sitio de Rancagua, como lo denomina la historia. Entonces se creó una Comisión que me ayudaría a dar forma a mi proyecto, encabezada, lógicamente, por don Héctor González Valenzuela y compuesta por don Mario Barrientos, Fernando Riveros , profesor, gran amigo y dramaturgo, Guillermo Drago; la Ilustre Municipalidad, con todos sus departamento relacionados; representantes de entidades importantes de nuestra ciudad cuyos aportes harían realidad esta retreta, como se le llamara, en la cual, el señor Raúl Contreras Fisher, con don Fernando Montaldo, Gerente General y ejecutivo de Codelco-El Teniente, respectivamente, solventaron el mayor aporte para tan magno proyecto.
Vino, entonces, el titánico trabajo de dar forma a la puesta en escena, al aire libre.
REVIVIENDO EL SITIO DE RANCAGUA
Los diseños escenográficos, su ejecución, propiamente tal, se hicieron realidad gracias al talento de los Maestros Germán Ruz, René Leal, Roberto Calquin : como por arte de magia, surgieron las trincheras, la réplica de la Iglesia de La Merced, en pleno centro de las calles Estado con Cuevas. Los acertadísimos Diaporamas de Jaime Villaseca, proyectados en el frontis de los departamentos, ubicados al frente de la actual Intendencia Regional, inaugurada, precisamente, en aquella ocasión; seguidores de luces desplegados estratégicamente en techos y edificios colindantes a la Plaza; el sonido, con efectos de batalla; soldados apostados en lugares de alturas claves aportaban con disparos contantes hacia el centro de las escenas. Los diálogos del libreto grabados por actores profesionales en un estudio de primera línea de la Capital; desplazamientos de caballares, con actores-soldados a cargo de conscriptos del Regimiento Membrillar, destacado en Rancagua, responsable, además, de la logística requerida en el montaje; con uniformes de la época, algunos confeccionados por damas locales y otros, la mayoría, traídos desde la Escuela Militar y el Teatro Municipal de Santiago. Todo. No se escatimaron esfuerzos artísticos, humanos, económicos ni profesionales para una puesta en escena inolvidable para muchos, aun y difícil de repetir.
Un recuerdo que perdura en el tiempo…y en el mío, especialmente, nacida de una inquietud personal y que, don Héctor González Valenzuela, después de largas sesiones, lo hiciera realidad, apoyado por importantes visionarios culturales. Los “chascarros” y anécdotas acontecidas, tanto en los ensayos como en el estreno mismo, fueron muchas…y divertidísimas, se las comparto en otra ocasión.
Y así fue, estimados amigos, como don Bernardo, hace un poco más de 40 años, estuvo en Rancagua, recreando su épica hazaña.