Por: Patricio Miranda Humeres / Fotos: Marco Lara.
A la hora de calificar el año 2021, los adjetivos pueden ser muchos, pero para Edison Pincheira, presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Rancagua, no fue difícil escoger uno. “El año de la creatividad”, responde con seguridad.
“Desde el punto de vista dirigencial, hubo que organizar las tareas en ausencia de la posibilidad de hacer reuniones, no obstante las necesidades, carencias o requerimientos que nacían de los propios vecinos y que estaban presentes”, señala.
Así, dice, echarle mano a la tecnología para encontrar otras formas de comunicación efectiva y dinámica fue la solución. “Hay cosas que a lo mejor no se alcanzan a percibir, pero algo tan sencillo como crear un grupo de Whatsapp, donde participe cada persona que tiene su emprendimiento o algo para cambiar, vender u ofrecer, es una contribución al mejoramiento de la situación particular. Algo tan sencillo fue una muy buena manera de intervenir y que tuvo un resultado que considero satisfactorio”, postula.
En esa línea, Pincheira planta que muchas familias lograron subsistir y paliar las dificultades económicas que enfrentaron durante la pandemia gracias a estos grupos de conversación y la solidaridad entre los vecinos. “Entendiendo que recién el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) fue resuelto cuando ya había avanzado bastante el año. El primer cuatrimestre lo tuvimos derechamente sin ayuda del Estado, con precariedad en los empleos. Y eso se notó”, asegura el dirigente vecinal.
¿Considera que se llegó tarde con las ayudas económicas? ¿Fueron suficientes?
“El problema no está en si la ayuda al momento que llega es suficiente o no, sino cuánto demoró en tardar y el costo que debió asumir el grupo familiar en ausencia del Estado. Porque si bien se agradecen las ayudas que vinieron a paliar una dificultad, ya se había generado un deterioro en el presupuesto familiar. Muchas personas tuvieron que recurrir a sus escasos ahorros, porque hoy en Chile no se ahorra, no es como antes”.
Pincheira también plantea lo complejo que es económicamente para las familias hacer frente a situaciones de emergencia, incluso aquellas relacionadas con problemas de salud, y cómo en muchas ocasiones eso es el fiel reflejo de lo que califica como una ausencia del Estado.
“Se debió presionar para que el apoyo a través del IFE o cualquier otro, llegase lo antes posible. Muchos, por muy criticado que sea, pudimos sobrellevar estas situaciones o generar acciones solidarias gracias a los retiros del 10% (de los fondos previsionales) y la economía local de menor escala se reactivó gracias a esos retiros. Claro, después llegaron los bonos, pero antes de eso hubo que desprenderse de esos fondos. Entonces el Gobierno hacía la crítica, pero luego celebraban que el comercio y el turismo se veían revitalizados. Ahí se generaba una contradicción, porque yo era irresponsable por sacar mi 10%, pero de no haber ocurrido el efecto que tuvo en la economía, a lo mejor la situación se hubiese ido de las manos. La pandemia nos enseñó que el Estado no puede estar ausente y se necesita que sea más activo y eficiente”.
“No es una frase cliché que los chilenos seamos solidarios”
Se dice que en momentos de crisis aflora lo peor o lo mejor de las personas. Según lo que ha comentado ¿Cree que esto último fue lo que primó?
“Creo que en las situaciones de crisis hay dos posibilidades: o se superan y se fortalecen o uno se consume y desaparece. Entonces nuestra capacidad de adaptación como seres que vivimos en sociedad nos lleva a mirar al lado, a ver a quién tengo y no solamente para extender mi mano para pedir, sino que también para dar.
En eso recalco la solidaridad de los chilenos en general, que siempre ha estado presente. No es una frase cliché que los chilenos seamos solidarios, doy fe de la ayuda anónima que era permanente. Esa relación comunitaria en emergencia creo que se dio de muy buena manera”.
Pincheira pone como ejemplo la organización que surgió desde los mismos vecinos para formar ollas comunes y que “en un momento se estaban entregando sobre 15 mil raciones diarias de alimento”.
Por otro lado, si bien el dirigente es crítico respecto del manejo de la pandemia por parte de la clase gobernante, se da el tiempo para reconocer lo que considera prácticamente lo único bueno dentro de la pandemia.
“La crisis hay que verla de distintas ópticas. Desde el punto de vista sanitario, no se puede desconocer el que creo que ha sido ‘el’ logro de este gobierno con el programa de vacunación, que ha permitido generar una situación de mayor certeza respecto al devenir futuro, sobre todo en empleabilidad, retorno a los colegios y esa gradualidad que se ha dado, partiendo de que todo sea voluntario, creo que ha sido la forma correcta. No obstante, estamos en presencia de un Estado ausente, que no mediar el tema de los bonos, la situación hubiese sido extrema y caótica”.
Así, Pincheira releva que si bien la infraestructura hospitalaria y el personal de salud tuvo que adecuarse para hacer frente a las olas de pacientes con Covid-19, “se dejaron de realizar las otras prestaciones y hoy hay personas que fallecen por falta de atención durante la pandemia por patologías anteriores. Entonces tenemos un efecto rebote que debió haberse previsto”.
Esperanzas en el proceso constituyente
El presidente de la comunal de vecinos de Rancagua también pone el foco en las distintas brechas que se evidenciaron con la crisis y destaca la falta de acceso a las tecnologías y conectividad en ciertos sectores de la región.
Y en el trabajo dirigencial con las juntas de vecinos ¿Evidenciaron algunas otras brechas? ¿O las necesidades siguieron siendo las mismas, pero con las dificultades de desplazamiento y reunión?
“No es que hayan sido distintas, sino que ahora se evidenció el trabajo dirigencial. Porque antes para la gente era natural decirnos que tenían alguna dificultad cuando nos encontrábamos en el diario vivir, pero con el confinamiento y las restricciones de movilidad las personas tenían que buscar el mecanismo de cómo mantener el diálogo. Porque las necesidades siempre van a estar presentes, las carencias se fueron incrementando y uno tenía que seguir gestionando. Creo que los dirigentes vecinales y sociales en general sacaron adelante una gran tarea que, de no mediar su esfuerzo y trabajo, la pandemia hubiera sido mucho más terrible para la sociedad”.
Y ad portas de que termine este 2021 ¿Qué espera para el próximo año?
“Que se consolide el proceso constituyente. Creo que eso va a marcar un antes y un después. El estallido social fue la evidencia de que por mucho de que buscaran convencernos de que las cosas estaban bien, no era así.
Hay que ver las situaciones de crisis como una oportunidad de superar y salir fortalecido. Ante eso, creo que la labor de los constituyentes ha sido no solamente buena, sino que metódica y concienzuda, en términos que han buscado no solo el conocimiento que cada uno puede aportar, sino que también la toma de ideas de la propia población. Y me sorprende cuando algunos, a su vez, se sorprenden también con la palabra refundar. No debemos olvidar que la Constitución es la Carta Fundamental, es la base. Si la estamos cambiando, cambiamos los fundamentos, las bases, hablamos de una refundación, de volver a poner fundamentos y bases estructurales nuevas. Por lo tanto, no significa que se va a terminar con las instituciones. Entonces si le tengo que pedir algo al Viejito Pascuero, es que tengamos una Constitución a la altura de las necesidades y requerimientos sociales”.