“El teatro sana, el teatro salva”. Casi como un mantra, Hernán Quintanilla Méndez inspiró en sus más de 60 años de trayectoria a generaciones de artistas y gestores culturales, trabajando como pedagogo teatral, actor, director de teatro y dramaturgo.
Una huella imborrable en la comunidad renguina y, en general, en el mundo de la cultura y las artes, que se reunió a rendirle homenaje tras su sensible fallecimiento producto de un cáncer a la edad de 83 años.
El teatro municipal de Rengo, que desde 2018 lleva su nombre, fue el punto de encuentro de familiares, amigos y ex alumnos, quienes pudieron presenciar la “Cantata a Rengo”, escrita por Quintanilla y dirigida por el compositor Rodrigo Ávalos Tagle, estrenada en septiembre de 2021. Su última gran obra.
Junto con homenajes artísticos y lectura de sus décimas, los asistentes pudieron presenciar la muestra MUTAR, que reúne elementos de su archivo personal, donde el pasado se reconstruye a través de diversos registros y fuentes.
La misa fúnebre, se efectuó al mediodía de este domingo en la basílica Santa Ana de Rengo, para dar paso a una comparsa que se dirigió hasta el cementerio Católico, donde fue sepultado.
El legado de Hernán Quintanilla
Durante sus seis décadas de trayectoria, Quintanilla se dedicó a cultivar y desarrollar el arte en variadas expresiones, destacando entre sus creaciones himnos de numerosos establecimientos educacionales, cuentos, poemas, y decenas de obras de teatro en diversos géneros y estilos. Estas últimas han sido presentadas por grupos escolares, juveniles y adultos, tanto aficionados como profesionales.
Ejemplo de esto es “Mari Mari, cacique Puma”, obra infantil que inauguró la temporada 1990 del Teatro Nacional de Chile, dirigida por Daniel Muñoz, y que fue ganadora de diversos premios en el festival de teatro La Batuta.
“Mari mari”, reestrenada en 2016 por la compañía La Yunta de Rengo, cuenta la historia del cacique Puma, quien vive en la zona de la Araucanía, acompañado de otros personajes como la Lechuza, su hija Puma Linda y sus fieles sobrevivientes, los Sapitos. Sin embargo, el cacique Puma tiene un grave problema: la caída de su cabello, el que intentará resolver con la ayuda de sus amigos.
A través de su historia, las raíces indígenas toman protagonismo, haciendo un rescate patrimonial de la cultura Mapuche. Además, los personajes reflexionan sobre el cuidado del medioambiente, destacando la importancia de la flora y fauna de nuestro territorio.
Otra obra clave en la historia de Quintanilla es “Los domingos de domingo”, estrenada en 2012 por la compañía municipal de Rengo, y que corresponde a una adaptación del cuento del escritor rosarino Ulises González y que recoge diversos elementos patrimoniales propios de la localidad de Rosario, adentrándose en su historia industrial y deportiva a través de la presencia de la fábrica de azúcar y el alcohol, Azucol, y su equipo de fútbol.
Una historia inspirada en recordados vecinos, que volvieron al escenario para contar la historia de su querido pueblo. En el relato, Domingo es la estrella del equipo Azucol de Rosario, pero un accidente pone en peligro el triunfo en el campeonato. Don Luis Garcia, presidente del club, busca diversas alternativas para recuperar al goleador, entre ellas las canciones de Cecilia, “la incomparable”.
Y aunque existen muchas otras, “De vinos y amor ardiente” es otro trabajo clave para entender su legado, especialmente por los elementos autobiográficos que contiene. En esta obra, estrenada en 2007 y reestrenada en 2015, “Nano”, joven profesor y poeta, pierde a su amor de juventud, Mónica, por estar sumido en el alcohol y la bohemia. El relato transcurre en el reconocido barrio Estación de Rengo en los años 50 y 60, entre restaurantes y la reconocida casa de la Yolita, la regenta del cabaret, donde los personajes dan vida a esta reconstrucción de la memoria y biografía de su autor.
Al igual que muchos de sus trabajos, “De vinos y amor ardiente” está escrito en décima espinela, uno de los sellos de su dramaturgia.