Por: Patricio Miranda Humeres
Fue en mayo cuando la actual directiva provincial de la CUT asumió sus cargos, justo en medio de la discusión por las ampliaciones del IFE y cuando se anunciaban diferentes subsidios en materia laboral, mientras la pandemia mostraba altos índices de contagios superando incluso los 8 mil casos confirmados diarios en el país y que iban al alza.
“Ha sido un año muy intenso, de aprendizaje y mucho compromiso”, sostiene María Elizabeth Guzmán, presidenta de la provincial Cachapoal.
¿Cómo vivieron este segundo año de pandemia los trabajadores?
“Fue caótico. Primero nos vimos enfrentados como sociedad, porque no sabíamos cómo llevar el virus y todos tuvimos que aprender sobre la marcha. Autoridades, trabajadores y sociedad en general.
Pero también fue de mucho estrés y problemática. Significó, por ejemplo, el teletrabajo que no estaba normado y un doble esfuerzo de cumplir con las labores estando también con las de la casa y, en el caso de las mujeres, con triple función porque tenían que cuidar a sus hijos también.
Entonces todo esto provocó, en general en los trabajadores, una situación laboral de estrés, de mayor esfuerzo en algunos casos y también la problemática económica que en muchos casos golpeó brutalmente al no tener una fuente laboral estable, sino que solo a través de empleos precarios, sin recibir las remuneraciones que habitualmente tenían”.
En esa línea, Guzmán plantea que las medidas que tomó el gobierno, como el Ingreso Familiar de Emergencia “fueron demasiado focalizadas inicialmente” y que solo “después de muchos análisis y reclamos de organizaciones y la ciudadanía en general, logramos acceder al IFE universal que llegó a las familias, pero bastante tarde”.
Gremios como el de los profesores señalaron sentirse solos cuando buscaron trabajar con u obtener respuestas del Estado ¿Cree que eso permeó a los trabajadores en general o que se mostraron más disyuntivas que puntos de acuerdo con el Ejecutivo?
“Sí. Yo creo que también fue un poco porque estábamos todos en un proceso de aprendizaje. En la parte educacional los profesores se vieron enfrentados, al igual que la gente de salud, de forma muy espontánea, sin directrices claras del gobierno de cómo hacer funcionar esos sistemas.
También lo veo desde la perspectiva de madre y fue bastante complejo, con los profesores inicialmente esforzándose al máximo para poder mantener la escolaridad de forma regular a través de guías o por internet, pero eso era una problemática para otras familias que no tenían ese acceso y que no tenían apoyo. Eso complejizó mucho el año escolar y entendiendo el esfuerzo que hicieron los profesores por mantener a los niños en la escolaridad.
Y por otro lado estaban los funcionarios de salud, que también nos vimos enfrentados a situaciones bastante complejas sin los insumos para enfrentar la pandemia, con la falta de normativas o códigos de prácticas para poder enfrentar la pandemia. Hasta hace muy poco se hicieron manuales de procedimientos en algunos casos, pero ya estamos casi al final de la pandemia y se logró luego de mucha presión de los gremios”.
¿Qué cree que había detrás de esas diferencias, de esas respuestas luego de presiones prolongadas de los gremios?
“Es que el gobierno, en general, quería que se mantuviera la ‘normalidad’, tratando de bajar un poco el perfil de la situación que tuvimos durante los años de pandemia.
En el caso particular de los trabajadores de la seremi de Salud, nos vimos enfrentados como gremio a poner dos recursos de protección en favor de los funcionarios, porque la autoridad no quería entender que había que tomar resguardos también para el cuidado de la salud de los funcionarios, porque la autoridad no quería escuchar las demandas de los trabajadores ni de la ciudadanía, que estábamos completamente indefensos frente a las medidas que estaban tomando y que fueron extremas en algunos casos, de pedir normalidad, cuando no existía”.
¿Cómo considera que permeó este segundo año de crisis sanitaria a la multigremial? ¿Lo fortaleció, evidenció quiebres internos previos?
“Creo que sí hubo una fortaleza. En lo que cada uno podía ayudar al otro, lo hacíamos. Creo que hubo más comunicación en ese aspecto. Y desde los directorios de las organizaciones hacia sus asociados también hubo una mayor preocupación no solo laboral, sino también en lo personal. En saber si estaban bien, si necesitaban alguna ayuda, en conocer el estado de salud de algún familiar.
Pero en general, si uno lo mira como un grueso, fueron dos años de mucho aprendizaje y de lamentar las medidas que el gobierno tomó muy tardíamente para ir en ayuda de las familias que estaban pasándolo muy mal”.
Solidaridad y esperanza
Uno de los puntos positivos que la presidenta provincial de la CUT destaca es el apoyo que entre los mismos trabajadores y ciudadanos hubo para quienes vivieron más dificultades durante la crisis sanitaria y ejemplifica con las más de 70 ollas comunes que llegó a haber simultáneamente en la capital regional.
“Desde la CUT pudimos ayudar también en algunos casos, a través de la misma solidaridad de los trabajadores con y para los trabajadores. En general el chileno es solidario de forma intrínseca. Estaba un poco dormido con esta cosa de la vorágine que teníamos en la vida y esto nos vino a poner un poco el freno, de que hay personas con problemas, que hay que ser solidario y eso apareció”, afirma Guzmán.
“Y en lo familiar creo que también sirvió para volver a la comunicación entre las familias y las amistades. Creo que se valoraron cosas que antes se daban por entendidas pero no se decían, mostrar una preocupación, un gesto de cariño, una llamada, un mensaje, ese tipo de cosas se daban con mucho más sentimiento”, añade.
¿Qué pediría para el 2022?
“Lo que dice el lema del actual Presidente electo Gabriel Boric: que la esperanza le gane al miedo. Les deseo a todos los trabajadores y trabajadoras de la región que sea un año lleno de esperanza y que tenemos que trabajar juntos para que así sea. No podemos dejar la tarea solo al Presidente, creo que también nosotros, como trabajadores en nuestras propias organizaciones, tenemos que colaborar para avanzar en conjunto.
El próximo año será el inicio de un gobierno nuevo, con la esperanza de cambiar las cosas que hasta ahora no han sido favorables para los trabajadores, tratarlos con dignidad, tener sueldos justos, horarios que permitan compartir con la familia. Ceo que son beneficios que podríamos tener en este próximo gobierno y esperamos que pueda ser cumplido por el Presidente”.
En 2022 también se realizará el plebiscito de salida de la Nueva Constitución ¿qué expectativas hay?
“Tenemos las mejores expectativas. Creo que justamente de ahí va a nacer un mejor cambio para todos y todas. Esperamos que la Constitución refleje lo que como ciudadanos chilenos estamos esperando para nuestro país y que eso permita mejorar todas las condiciones en el tema previsional, laboral y medioambiental que requieren un cambio importante para nuestro país.
Desde la CUT provincial esperamos y le damos todas nuestras mejores vibras para que así sea el resultado del gran esfuerzo y el arduo trabajo que han hecho los constituyentes, con mucha responsabilidad y compromiso de parte de ellos. Eso me produce también cierta tranquilidad de que, efectivamente, esta Nueva Constitución va a ser mucho más representativa que la que tenemos actualmente”.