Por: Gisella Abarca.
27 años comandando Coinco estuvo el ex alcalde Gregorio Enrique Valenzuela Abarca, desde su llegada el 28 de septiembre de 1994 hasta el 28 de junio del 2021 cuando asumió como concejal de la misma comuna, pues la nueva ley que limita la reelección de las autoridades en Chile, generó la imposibilidad a Valenzuela de presentarse nuevamente por el sillón edilicio.
En esta larga trayectoria en que consagró parte de su vida al servicio público, los coincanos conocieron un hombre sencillo, cercano, humilde, honesto, comprometido, dispuesto y accesible, amante del campo, de las tradiciones chilenas y del rodeo, que hizo mucho por su comuna y por su gente.
Y es que su sello como edil estuvo marcado por la ayuda social heredando su amor por el servicio público de su padre Luis Gregorio Valenzuela Lavín quien ocupó el mismo cargo por 24 años, desde 1937 hasta 1961, año que falleció siendo alcalde en ejercicio.
Un 3 de marzo de 1952, en Coinco nació quien sería edil de la comuna por casi tres décadas. Ocupó el tercer lugar entre siete hermanos: Luis Andrés, Jorge, Gregorio, Juan Pablo, Horacio, Ximena y Marcelo. El único de ellos que nació y se quedó en la comuna, que más tarde sería acompañado por su hermano Juan Carlos a quienes hace un tiempo se le sumó la llegada del obispo emérito Horacio Valenzuela.
“LA GENTE CONFIABA MUCHO EN ÉL, POR ESO FUE TAN DIFÍCIL COMPETIRLE”
Casado con María Sylvia Fuchslocher Emparanza por más de 30 años, tuvieron cuatro hijos Luis Andrés, Gonzalo, Diego y Juan Manuel quienes le regalaron el cariño y la alegría de seis pequeños nietos, una que ya partió y uno que está por nacer.
Gregorio y María Sylvia se conocieron en 1976, en plena juventud, él con 24 años y ella con 17 años, cuenta María Sylvia Fuchslocher “Yo vivía en Doñihue y estaba con una amiga donde el padre Moreno cuando un amigo me dijo ‘te voy a llevar un amigo de Coinco que te va a gustar’. No le creí, hasta que llegó Goyo y desde un principio supe que me iba a casar con él”, recuerda.
En el año 1976 se cayó el puente de madera de Coinco única vía para llegar a Doñihue, recuerda “Gregorio iba con Juan Carlos y un primo a mi casa en Doñihue, llegaban hasta la ribera en bici y como Gregorio era grande, atravesaba las tres bicicletas y después se devolvía a buscar al hermano y al primo, porque tenía más fuerza para cruzarlos, porque el agua era torrentosa. Así fue nuestro romance, bien ajetreado” comenta entre risas.
El noviazgo duró un poco más de un año y en 1978 contrajeron matrimonio “nos íbamos a casar antes pero falleció mi suegra y tuvimos que esperar. Desde que comenzamos a pololear hablamos que nos íbamos a casar”, recuerda.
Los recién casados eligieron Coinco para vivir su amor, para eso optaron por una casa en el sector de El Tayén y no la casa familiar de Francisco Díaz Muñoz “en ese tiempo vivíamos en El Chorro y cuando llovía con inundaciones, para llegar a la casa familiar nos veníamos por el cerro caminando o a veces a caballo”.
Al año de casados -1979- nació Luis Andrés su hijo mayor, al año siguiente su segundo hijo Gonzalo, a los tres años Diego y por último, su cuarto hijo Juan Manuel. En la década del ‘90 llegaron a vivir al sector de La Cabrería, en el Fundo de Coinco, ahí fue donde se criaron sus cuatro hijos.
Recuerda que como familia Valenzuela Fuchslocher vieron lindos momentos y conocieron muchos lugares de Chile “éramos muy patiperros, con los niños y partíamos a cualquier hora, de repente a las 7 de la tarde Goyo me decía vámonos al sur o al norte y partíamos. Siempre salimos mucho, hasta los primeros años de alcalde”.
Fue en uno de esos viajes en que relata María Sylvia que el ex alcalde llevaba tan arraigado el cariño por su pueblo y lo demostraba cuando podía “era tan coincano, que no nos dejaba tomar ningún agua mineral que no fuera Cachantún, estuviéramos en un restaurante en Chiloé o en Arica, teníamos que pedir Cachantún”, relata hablando del agua mineral que es embotellada en su vertiente de origen ubicada en Coinco.
Una vez siendo alcalde electo, en la vida familiar de Valenzuela menguaron los viajes, se acabaron las vacaciones y los días libres.
“Sin tener cargo, en 1982 hubo una tremenda inundación y toda la gente llamaban a Goyo. Llegamos a los Tres Puentes moviéndose con colosos, con tractores, sacando cosas, ayudando en lo que fuera y la gente lo buscaba. Eso de servir lo heredó de su papá don Lucho (Luis Gregorio Valenzuela Lavín) que lo veían como un vecino más, muy cercano, que apoyaba, que les gustaba ayudar. La gente confiaba mucho en él, además por ser sencillo y solidario, por eso fue tan difícil competirle”, confidencia Sylvia.
Diez años más tarde, en 1992 junto con José Abarca Arévalo obtuvieron las mayorías más altas para alcaldes en las elecciones desde el retorno a la democracia, por lo que tuvieron que dividirse el periodo de cuatro años siendo los años 1994-1996 comandados por Gregorio Valenzuela, quien se mantuvo reelecto en el cargo hasta el 28 de junio de 2021 luego de la entrada de la ley que limita la reelección de las autoridades en el país dando un paso al costado en el cargo, pero siendo electo como Concejal por la comuna.
“COINCO TIENE UN ANTES Y UN DESPUÉS DE GREGORIO”
En cuanto a la gestión del ex alcalde, Fuchslocher Emparanza recuerda un gran apoyo que tuvo la ex autoridad en sus primeros períodos “su mentor político, asesor, amigo, confidente, don Hugo Maceira que fue profesor de El Rulo, fue parte del pueblo. También como alcalde fue premiado varias veces por su gestión municipal y la primera retroexcavadora se compró con un premio a la gestión municipal. De hecho Coinco es uno de los municipios que no tiene deuda municipal, ni deuda histórica de los profesores, eso lo arregló en su primer periodo cuando asumió”, dijo María Sylvia.
En sus periodos de alcalde Valenzuela Abarca recibió al presidente Eduardo Frei, primer mandatario en la historia que llegaba a la comuna quien lo hizo en helicóptero hasta la cancha municipal y junto al ex alcalde tuvo que caminar hasta el municipio. Luego lo haría el actual presidente Sebastián Piñera a quien Valenzuela hizo caminar desde el municipio al Hospital de la comuna, porque así era él, un hombre sencillo, alejado de los lujos, de bajo perfil, apartado de las luces, de las fotos y del ánimo de figurar, que se sonrojaba con los aplausos, con hablar en público y que no necesitó de aquello para ganarse el cariño de los coincanos.
No obstante, en su paso como jefe comunal se vieron concretar obras como el nuevo puente para Coinco, la llegada del jardín infantil, la construcción del liceo Luis Gregorio Valenzuela Lavín y la remodelación del colegio Huallilén, la apertura de la central calle Vicario Araneda, pavimentación de la comuna, callejones electrificados, sedes sociales, de adulto mayor, de la discapacidad, la restauración del municipio, así como del teatro municipal, el nuevo paseo peatonal, la creación del barrio El Cajón, la Villa Alvarado, iluminación de canchas de los clubes deportivos, la construcción del complejo deportivo con piscina, la llegada del cajero automático, luminarias cambiadas a led, gestión para la remodelación de la sede del C.D. Atlético Coinco, así como para la clínica veterinaria y el cuartel de Bomberos que está en construcción, el terreno para la futura cancha de Millahue, entre tantas otras acciones que son parte del legado que dejó Gregorio Valenzuela.
Otro incondicional y mutuo apoyo que existía para el edil fueron sus cuatro hijos, comenta María Sylvia “La primera vez que Goyo fue elegido alcalde, los niños estaban muy contentos y orgullosos de su padre; pero las otras veces no sabían si reírse y le tiraban tallas, porque no son metidos en la política”.
Y es aquí donde de inmediato se corrige “miento, en un periodo que estaba en campaña, tiraron unos folletos a la calle que decían ‘vecino, don Goyo también roba’. Esa fue la única vez que los he visto participar en política. Salieron todos a la calle a trabajar por su papá, sufrieron tanto y estaban tan impactados que dijeran eso, que los más grandes hablaron con la gente defendiendo la imagen de su papá con dientes y garras” recuerda.
Otra de las veces que estuvieron firmes apoyando a su padre fue en este último tiempo desde que se le declaró su enfermedad en enero de 2019, comenta “Ellos hacían turnos para acompañarlo en la clínica, al principio se hicieron un calendario familiar para distribuirse los días, pero con la pandemia solo estaban autorizados los hijos. Todos los días se hacían el PCR para verlo y relevar al que estaba. Ahí estuvieron firmes al lado de su papá, no lo dejaron ni de día, ni de noche y los últimos días que lo trajeron a Coinco, los cuatro se vinieron a trabajar desde la casa para acompañarlo”, comenta orgullosa María Sylvia.
Así fue que el 29 de diciembre, rodeado de su familia cerró los ojos a la vida el destacado militante de Renovación Nacional, Gregorio Enrique Valenzuela Abarca.
Debido al gran legado que dejó don Gregorio en Coinco, es que el actual alcalde Juan Abarca Padilla, declaró duelo comunal por tres días para que los vecinos despidieran a la ex autoridad con una misa que se realizó en la iglesia San Nicodemo seguido de un homenaje frente al edificio municipal.
Emocionada y contenta estuvo la familia por el cariño de pueblo hacia el ex jefe comunal, lo que quedó demostrado en su despedida en que el casco histórico de la comuna se vistió de globos blancos y banderas a media asta para despedirlo.
“Creo que Coinco tiene un antes y un después de Gregorio. Va a hacer mucha falta sobre todo a la gente humilde, donde solo él sabía quién estaba pasando por apuros económicos, porque conocía a todas las familias de la comuna y me decía ‘yo se la situación transitoria que puede estar pasando una familia’, fue muy lindo su paso por la tierra y todo lo que sembró”, dice con tristeza quien fue su esposa por más de 30 años.
Fue por esto, para destacar el legado de don Gregorio que transcenderá en el tiempo y con el fin de honrar la trayectoria y respeto por las tradiciones chilenas, el actual edil Juan Abarca ante el concejo municipal y el consejo de la sociedad civil propuso otorgar la denominación al recinto de la medialuna municipal a “medialuna municipal y centro de las tradiciones chilenas Gregorio Enrique Valenzuela Abarca”.
Así también lo recordará la entrada de laureles que don Gregorio mantuvo en la entrada de Coinco, que lo rememorará cada primavera en que sus flores en ramilletes se abran rosas y blanquitas, dando cuenta que junto a su nietecita allí estará.
Funcionario municipal y amigo del ex alcalde, Mario Pérez:
“Don Gregorio fue como un papá para los coincanos”
29 años en Coinco lleva Mario Pérez, mismos años que se mantiene como trabajador municipal y amigo del ex alcalde que ya partió. “La primera vez que fue candidato a alcalde le hice todas las campañas para retribuir todo el cariño que siento por él. Fue mucha la confianza que él depositó en mí. Gracias a su apoyo, mis dos hijos son profesionales”, recuerda Pérez para lo cual pedía sus vacaciones y salía a trabajar junto a su ex jefe.
Añade “Él era mi jefe, pero nos hicimos grandes amigos. Le hacía 500 carteles y los instalaba en casas particulares, siempre me faltaban carteles y me sobraban casas, porque los vecinos me pedían más para poner en sus casas. Donde vivo fue como su sede, hacía una reunión y pa’ qué más si sabíamos que iba a ganar” y así fue, todas las veces que se presentó como candidato, don Gregorio fue electo.
Así Pérez como jefe de patio, jefe de operaciones y actualmente bodeguero de la municipalidad de Coinco recuerda que cada día don Gregorio llegaba a compartir donde el funcionario municipal trabajaba “El jefe llegaba a la bodega a tomar cafecito conmigo, le gustaba batido. Un día no llegó, fue la primera vez que cayó enfermo y dije que no iba a lavar esa taza de café hasta el día que el jefe volviera. Pasaron como tres meses cuando volvió, llegó pidiendo su café, ahí estaba su taza esperándolo y me dijo ‘Maestro Mario me gusta la lealtad que tiene conmigo’ a lo que le respondí ‘yo le voy a ser fiel hasta el día que usted se muera, cuál se va primero sólo Dios sabe”, comenta con tristeza.
Rebela que los coincanos elegían a Gregorio Valenzuela una y otra vez como edil “porque atendía a todo el mundo donde fuera, en la calle, en la plaza, donde lo pararan, el jefe no daba audiencias, no necesitaba, porque era muy cercano”.
Es aquí donde Mario recuerda que fiel a su espíritu de servidor público y conocedor de la comuna el mismo alcalde salía a entregar ayuda sin importar la hora, la distancia o el clima “en el tiempo que fuera, muchas veces echábamos cajas de mercadería a la camioneta y salíamos a visitar gente humilde que él iba diciendo, porque conocía todas las necesidades de los vecinos y sin agenda, sin listas, nada, conocía a todos”.
Agrega que “En tiempos de inundaciones me llamaba a las 3 de la mañana, ‘Maestro Mario en 10 minutos lo paso a buscar’ y nos amanecíamos ayudando. Otros días salíamos en el tractor con un coloso a entregar materiales para las casas, frazadas, zinc, cholguán, colchonetas, de todo y el al medio”.
Tanto era el espíritu colaborativo de don Gregorio que en los momentos que no había operario para la retroexcavadora municipal, la manejaba ayudando en lo que fuera necesario “habían veces en que tomaba la retro, iba al río y cargaba la tolva, luego el mismo iba a dejar el material donde se necesitara, era uno más en la muni, no era jefe de oficina. En todos estos años nunca escuché que haya tratado mal una persona. Él era muy humilde”.
Pérez recuerda que para el terremoto su casa quedó inhabitable, había que demoler, “el jefe llego con la retro y la botó, cuando podía ayudaba. Así era, por eso y por muchas cosas más, soy su eterno agradecido. Don Gregorio fue como un papá para los coincanos. Persona como él no conoceré otra y alcalde como él no va a haber nunca más alguien así en Coinco”. Por este cariño es que las fotos de todos los periodos de don Gregorio adornan las murallas de la casa de Mario Pérez.
Entre risas recuerda que el ex alcalde como jefe era “muy trabajólico, porque ni siquiera sacaba sus vacaciones y un día me dijo ‘me voy de vacaciones’, se fue a un rodeo al sur un día viernes y llegó el domingo. Esas eran sus vacaciones y entre medio me llamaba para saber cómo estaban las cosas en la muni”, dijo.
Como infidencia recuerda que no fueron muchas veces que lo vio molesto al ex edil que no le gustaba celebrarse los cumpleaños, comentando que “a él le gustaba fumar y una vez que lo vi tan enojado, fue para los días del terremoto. Recorrimos todos los negocios de Coinco buscando cigarros y nada, fuimos a Doñihue a todos los negocios que nos dijeron y encontramos una pura cajetilla… Venía tan enojado por eso”.
Añade “De don Gregorio voy a extrañar todo, del alcalde nuevo no tengo nada que decir se ha portado muy bien conmigo; pero no es lo mismo, la confianza que teníamos porque los viernes juntábamos platita, hacíamos pescadito frito o cocimiento y llegaba a compartir en el galpón, la muni era su casa”, sostiene.
Y con mucha pena Mario agrega “Antes que partiera, tuve la oportunidad de estar todos los días acompañándolo en su casa, salía de la pega y pasaba a verlo, cuando estuvo en Santiago, hablamos todos los días”. Añade “Yo estaba trabajando en la Villa Alvarado (Copequén) cuando el jefe de obras me dice que había fallecido don Gregorio y no le creí, luego Juanito (hijo del ex edil) me llama y me cuenta que había partido. Llegué a su casa, lo estaba vistiendo la sra. Sylvia y la Menchita, le di unos besos y las gracias por todo lo que fue conmigo, por la amistad, el cariño, el apoyo, por todo”.
Pérez finaliza diciendo “Me sentí honrado cuando la familia me pidió que cargara su féretro junto a sus hijos y hermanos; y que me hayan invitado a Santiago a despedirlo donde va a quedar con sus padres y su nietecita, fue un honor”, concluye agradecido.
“Fue un hombre que marcó a tantas generaciones de vecinos de Coinco”
El ex administrador municipal de Coinco y ahijado de don Gregorio, Héctor Orellana expuso “Que difícil poder relatar parte de la vida de un hombre que marcó a tantas generaciones de vecinos de Coinco. No podría decir en qué momento lo conocí, ya que nuestra relación comienza desde antes de mi nacimiento, por amistad de mis padres y en especial con mi papá Titín, ya que don Gregorio fue mi padrino de Bautismo”, por lo que siempre le dijo “padrino”.
Las miles de veces que don Gregorio pasaba a caballo por el sector El Cardal, donde de niño vivió Orellana de una particular forma se saludaban “al verlo pasar le gritaba ‘padrino’ y él me respondía ‘ahijado’. Muchas veces pasaba al almacén de mi abuela María en El Cardal y compraba entre sus cigarros, dulces de los que me regalaba alguno”.
Recuerda que el año 2002 cuando se tituló en Universidad de Concepción, don Gregorio lo invitó a hacer un reemplazo en la municipalidad y entró como encargado de Organizaciones Comunitarias, al tiempo lo nombró Director de Desarrollo Comunitario y finalmente Administrador Municipal de Coinco, “hacia ambas funciones, con el mismo sueldo, así me transformé en el primer administrador municipal de Coinco, pues antes ese cargo no existía y trabajé con él hasta mayo del 2007 en esa doble función”.
Orellana recuerda lo trabajador que era don Gregorio “Cuando dicen que el sr. alcalde era 24/7 doy fe que así era. No existían sábados, domingos, ni festivos, ni hora de la noche o la madrugada. En esta época como administrador tenía las llaves del patio o bodega, me llamaba a las horas más descabelladas y me decía ‘eñor, vaya a echar a andar la camioneta o la retro, tractor, o lo que fuera… que tenemos que salir, quedó la embarrada en tal lado’, ahí llegábamos 4 ó 5 funcionarios con él al medio y partíamos a donde fuese necesario”.
En el 2018 Orellana volvió a trabajar al municipio ahora sólo como Administrador Municipal, tiempo que le tocó reemplazarlo en su larga licencia médica “fue un periodo muy complejo por el vacío que implicaba su ausencia, todos acostumbrados a su omnipresencia, a su decisión y última palabra”, así llegó el 28 de junio del 2021 donde terminó su periodo como alcalde y asumió como Concejal.
El profesional agrega “Gran parte de lo que profesionalmente soy fue el resultado de sus enseñanzas, no en cuanto a leyes o trama administrativa; si no al aprender haciendo, a escudriñar lo que existe realmente detrás de una conversación con una persona, entender el lenguaje no verbal, a leer entre líneas, a tratar de comprender el comportamiento humano desde una mirada vital, sin doble discursos, diciendo las cosas por su nombre, aunque muchas veces les moleste eso a otros”.
Su ahijado añade “Nuestras conversaciones siempre fueron muy directas, más de lo que cualquiera pueda imaginar, sin ninguna formalidad en el trato, mil acaloradas discusiones y dos mil situaciones para reírnos, pues tenía un sentido del humor muy particular, irónico y sarcástico. Bastaba solo una mirada para entender lo que quería o lo que pensaba”.
Orellana finaliza diciendo “haber trabajado tan directamente con mi padrino por más de 7 años dan para mucho y cuando no estuvimos ligados laboralmente, nos llamábamos para conversar de lo humano y lo divino. Una de esas llamadas que no se pueden olvidar jamás, la del día 17 de diciembre 2021 a eso de las 18:00 horas, donde entre varias cosas me dijo ‘ya no hay mucho que hacer, solo esperar… pero no le diga a nadie…”
Naty Mella
“La puntualidad era una virtud que hacía notar siempre”
Margarita Mella, conocida cariñosamente por la familia Valenzuela como “Naty” desde su infancia tuvo un vínculo cercano hacia don Gregorio y su familia. “Todo comenzó cuando mi madre (Mercedes) comenzó a trabajar para su familia en su casa. Desde ese momento a mi madre le brindaron el cariño y apoyo hacia ella y nosotras”.
Recuerda que en su época escolar don Gregorio la acogió en su casa de Rancagua para continuar estudios de enseñanza media. “Esa experiencia me permitió conocer a una familia sencilla, cariñosa y que demostró incondicional hacia nosotros. Habían días que no quería asistir al colegio él me preguntaba ‘Natita ¿porque no quieres ir?, tienes que ir’ insistía mostrándose siempre preocupado y reforzando la importancia de la educación”.
Más tarde ya una profesional de la educación, Margarita Mella fue elegida como directora del colegio de El Rulo, por lo que lo recuerda al ex edil “Responsable y respetuoso de los horarios. La puntualidad era una virtud que hacía notar siempre en cada uno de los eventos que pude compartir cuando era invitado a las ceremonias como alcalde”.
Mella finaliza diciendo “Don Gregorio siempre se mostró como una persona muy respetuosa, muy humano, de muy pocas palabras, pero con un modo de actuar de buena intención con las personas, cercano y de compartir con la gente de su pueblo tan querido”.