Patricio Torres Luque, Académico Depto. Gestión Organizacional UTEM.
Entre ataques cibernéticos al sistema de gobierno ucraniano e información de inteligencia estadounidense, que afirma posibles falsos ataques de Rusia a sus propias fuerzas militares desplegadas en la frontera con Ucrania—para justificar una invasión a Ucrania—, la escalada en Europa oriental parece no detenerse.
Vladimir Putin, en su artículo «Por la unidad histórica de rusos y ucranianos», publicado en julio del 2021, ha sostenido radicalmente que Ucrania no existe, y que cada elección política que intente hacer es irrelevante, ya que Ucrania es parte integral de Rusia.
Ucrania ha tenido sus propios períodos de independencia durante el siglo XX, y en su historia, se diferencian constantes competencias de distintas facciones por el poder, a diferencia de Rusia, que ha tenido el monopolio del poder (jerárquico) imposible de romper. Desde el año 2000, Putin ha tratado de subordinar a Ucrania (2004, La Revolución Naranja) hasta el 2014, cuando Putin— durante la revolución de Euromaidán, en donde fue derrocado el presidente prorruso Víctor Yanukóvich— anexó Crimea a su territorio aprovechando la coyuntura y, aún más, invadió el Este de Ucrania, en la llamada guerra de Donbáss (14000 muertos). Crimea, que solía ser un destino de vacaciones para ucranianos y rusos, ahora se ha convertido en una enorme base militar rusa, en donde los derechos civiles, libertad de prensa y religiosa han sido masivamente denegados para su población.
La revolución de Euromaidán comenzó debido a la suspensión de la firma del tratado de libre comercio y el acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Ucrania —punto de partida para una gradual integración ucraniana a la Unión Europea— llevada a cabo por Yanukóvich, desatando las protestas de los ucranianos, principalmente estudiantes que exigían su derecho a ser parte de Europa.
Desde abril de este año y según un documento de inteligencia de funcionarios estadounidenses, Putin tendría desplegados 175000 soldados en tres puntos estratégicos de la frontera ucraniana (del lado noreste, este y sur). Para Putin, resulta inaceptable que Ucrania se transforme en una vibrante democracia liberal, y aunque Putin afirme que las causas del conflicto es la OTAN y la eventual integración de Ucrania a la alianza militar, el tema de fondo es otro. Incluso si Ucrania hiciera todo acorde a las reglas para ingresar oficialmente a la OTAN, está —al menos— a una década de poder hacerlo, principalmente, porque se les ha exigido una profunda reforma a sus servicios de seguridad (el más grande de Europa).
¿Por qué Putin está lanzando esta ofensiva entonces? Primeramente, el autócrata está pensando en su legado, hacer una Rusia más grande; segundo, Putin está absolutamente convencido de que Ucrania no es un país, sino parte integral de Rusia; tercero, falta de liderazgo en la Unión Europea (sin Merkel) y EE. UU. preocupado de China, la pandemia y el cambio climático. Por último, la molestia con el presidente ucraniano actual Volodímir Zelenski, que aspira a ingresar a la OTAN y a la Unión Europea.
Putin está dispuesto a humillar a occidente, rompiendo así el orden internacional, si hace efectiva la invasión, significa que —después de ésta— la invasión de China a Taiwán será inminente.