Desde 1993, cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua tras la proclamación de Naciones Unidas (ONU) para promover y generar conciencia sobre la gran importancia de este recurso natural, también conocido como el oro líquido, tanto para el ser humano como para las distintas especies que habitan el planeta. Es un día no para celebrar sino que para tomar conciencia que es un recurso no infinito y que se está agotando.
Según datos recientes de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), el año 2021 cerró como uno de los años más secos que ha tenido el país a la fecha, registrando un déficit de precipitaciones de más de un 50% y una reducción del agua en embalses, que hoy llega al 45% de su capacidad total. Es que en Chile ya son trece años de sequía prolongada y las cuencas fluviales registran bajas históricas en gran parte del país, por lo que si este año no llueve ni cae nieve suficiente, entraremos en un estado de alta vulnerabilidad. A la fecha, 188 comunas- 54,3% de las comunas del país-, se encuentran bajo decreto de escasez hídrica (en octubre del 2021 eran 172 comunas), con lo que se considera la afectación de escasez hídrica para el 47,5% del total de la población nacional.
Por otra parte, y según una encuesta encargada por Greenpeace a la consultora Offerwise en 2021, más del 90% de los chilenos considera que el agua es una de las prioridades en la nueva constitución. Además, de acuerdo al análisis de 92 Constituciones a nivel mundial realizado por el Centro de Derecho y Gestión del Agua de la Pontificia Universidad Católica, “Chile es el único país que consagra de manera explícita la propiedad privada sobre los derechos de agua a escala constitucional”.
A nivel mundial, este año las cifras son aún menos auspiciosas. Según la Unicef, más de 1.420 millones de personas, incluidos 450 millones de niños, viven en zonas donde la vulnerabilidad hídrica es alta. La Organización Mundial de la Salud agregó que más de 2.200 millones de personas viven sin acceso a agua potable hoy en día, mientras que en el año 2025, 3,4 mil millones de personas no tendrán acceso al agua potable. Sabemos que aún hay sectores rurales en el mundo y en Chile que no cuentan con acceso al agua potable.
El agua nos da vida, nos da alimentación, nos da energía, nos da mejor salud, reduce la pobreza, da igualdad. Hay que “tomar el sartén por el mango” como dice el dicho popular, y detener el tiempo que sin duda se nos está acabando.