Fue como un día cualquiera en el mundo. Era el 7 de abril del año 1889. En el fértil valle del Elqui, el otoño despojaba a los árboles de sus hojas, que lucieron lozanas sus flores en la primavera y daban gratas sombras en el verano próximo a terminar. Pero no para todos era un día de rutina. En uno de los hogares de Montegrande, nacía la niña Lucila. Destinada quizás a vivir, crecer, florecer, envejecer y morir siempre en el mismo valle tranquilo.
Nadie podría imaginar siquiera lo que le deparaba el destino. Nadie predijo que Lucila Godoy Alcayaga se transformaría en Gabriela Mistral, una de las más destacadas mujeres de Chile y del mundo. Consagrada universalmente con el Premio Nobel de Literatura. Sus poemas y sus prosas fueron publicadas y traducidas a gran número de idiomas en diferentes países de la Tierra.
Su fama desbordó el valle, cruzó las fronteras de su Patria y continuó creciendo cada día, aún después de su muerte acaecida el 10 de enero de 1957.
Cuando se conmemoró el Bicentenario de la Independencia de Chile, en 2010, la Academia Chilena de la Lengua, con el apoyo de la Real Academia Española y de todas las Academias de los países de lengua hispánica, publicó dos notables Antologías, para honrar a las dos más grandes figuras de la poesía chilena: Gabriela Mistral y Pablo Neruda.
La niña Lucila, nacida en un día como hoy, sigue creciendo en la Historia Literaria del mundo.
Monte Grande fue más grande que todas las montañas de Chile.