Hace dos años vivíamos un mundo distinto que comenzaba a cambiar por una pandemia.
El 13 de abril del 2020 en el editorial escribíamos “El Ministro de Educación ha informado que no puede confirmar a ciencia cierta que los estudiantes no volverán a fines de mes a clases, finalizadas las extrañas vacaciones de invierno que están viviendo en estos momentos”.
Así ante la irrupción del virus se habían adelantado las vacaciones de invierno y comenzábamos a vislumbrar que no sería un año normal, y lamentablemente el siguiente tampoco lo fue. Si bien algunos colegios tuvieron algún grado de presencialidad en sus clases, la segunda ola y la entrada de casi toda nuestra región en cuarentena ciertamente que ha limitó esta presencialidad en 2021.
Ahora en 2022, pese a que los números más altos de contagios se dieron en verano, estamos retomando una cierta «normalidad», pero también se observa que esta vuelta ha traído consigo otros problemas que no se visualizaron antes, especialmente en torno a la violencia escolar y el reaprender a vivir en comunidad.
Hoy podemos de dejar de usar mascarillas en los espacios públicos, y pese a que el virus sigue presente y contagiando poco a poco tratamos de volver a una nueva normalidad, pero con el peligro siempre latente de que una nueva cepa nos vuelva a retroceder. Basta ver lo que esta ocurriendo actualmente en China.
En ese sentido sigue siendo valido lo que hace un año decíamos, “ Creemos que lo importante es la salud mental y física de los estudiantes y sus padres, y que cuando vuelvan a clases el foco no este puesto en la recuperación de la materia no vista hasta ahora, sino que en la recuperación de las relaciones sociales, en la recuperación de los espacios de diversión, en la recuperación de los amigos”.
En estos tiempos inciertos, y eso que no hemos hablado de política, nada volverá a ser lo mismo después de la pandemia y seguramente mucho de lo que no era normal hace dos años, ahora lo sea.
Luis Fernando González V
Sub Director