La opinión de Manuel Polgatiz
Periodista y comentarista deportivo.
En grandes pasajes del partido fue superior y muy superior, pero no existen los intérpretes para definir en la portería rival. Famélica apuesta ofensiva, escuálida estrategia constructiva y nulo oficio resolutivo, son el compendio de un equipo sin gol.
Los tres puntos en Antofagasta eran el golpe seco y violento, a muchos torneos tristes, que en el pasado fueron tradición y en el presente ya son una obsesión. Las ganas por instantes, solo por minutos contados con precisión estuvieron, más la poca eficacia truncó el sueño de subir al liderato.
El vértigo a la cima impidió que O’Higgins, equipo desconectado e irregular, pisara, después de años, la punta del campeonato nacional. Los lamentos y excusas son multifactoriales, aunque su centro neurálgico se encuentra fuera de campo de juego, situado en la cabina técnica de los “Celestes”
El plantel es tan confuso como los mensajes jeroglíficos de su adiestrador. Encontrar el sello o la llave para entender sus formas, es tanto o más complejo que la construcción de nueva carta magna y eso, claramente repercute en el resultado final, que nunc ha sido prístino y sólido.
Siempre se anda a los tropezones o a la espera de alguna individualidad que ubique un balón detenido en la cabeza del compañero. Transcurridos los meses, el despertar de una oncena en construcción ya se explica como una burda sentencia inocua de un sistema vertical y directo, que nos vendieron con humo fulminante a comienzos del 2022.
Señoras y señores, sin un diseño pulcro, fuerte, esquematizado y trabajado, es un mérito estar peleando la medianía de la tabla, por eso y solo por eso, vayan todos mis respetos.