Por: Luis Fernando González V
Sub Director
Más de 144 mil millones de correos son enviados a diario en el mundo. Se calcula que el 68.8% de todo el tráfico de correos electrónicos son spam. Son poco más de mil millones los sitios web activos y se calcula en más de 3 mil millones el número de usuarios de Internet en el mundo, cifras que estamos ciertos que hoy se han incrementado.
Dadas estas impresionantes cifras no es de extrañar que se hable de que vivimos en “la Sociedad de la Información”, donde el desarrollo de las tecnologías de la información, de la comunicación y su difusión generalizada en nuestras sociedades, está teniendo un impacto similar al que tuvieron otros procesos de innovación tecnológica como los relacionados con la máquina de vapor, la electricidad o el motor de combustión. El eje principal de ésta es el conocimiento teórico y se advierte que los servicios basados en el conocimiento habrán de convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información que va orientando las acciones y la política. En otras palabras, se supone que en las sociedades modernas, la mayor parte de los empleos ya no estarán asociados a las fábricas de productos tangibles, sino a la generación, almacenamiento y procesamiento de todo tipo de información. Los sectores relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), desempeñan un papel particularmente importante dentro de este esquema.
Sin embargo, el término Sociedad de la Información trae consigo una nueva forma de organización de la economía y de la sociedad. El factor diferencial que introduce la Sociedad de la Información radica en que cada persona y organización no sólo disponen de sus propios archivos de conocimiento, sino que también tienen una capacidad casi ilimitada para acceder a la información generada por los demás y el potencial para convertirse ellos mismos en generadores de información para otros.
Pero estas infinitas informaciones más que liberar puede muchas veces ocultar. En palabras de Raúl Trejo; doctor en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Master en Estudios Latinoamericanos y Licenciado en Periodismo por la misma institución; la enorme y creciente cantidad de información a la que podemos tener acceso no sólo es oportunidad de desarrollo social y personal. También y antes que nada, se ha convertido en desafío cotidiano y en motivo de agobio para quienes recibimos o podemos encontrar millares de noticias, símbolos, declaraciones, imágenes e incitaciones de casi cualquier índole a través de los medios y especialmente en la red de redes (…) Esa plétora de datos no es necesariamente fuente de enriquecimiento cultural, sino a veces de aturdimiento personal y colectivo. El empleo de los nuevos medios requiere destrezas que van más allá de la habilidad para abrir un programa o poner en marcha un equipo de computador. Se necesitan aprendizajes específicos para elegir entre aquello que nos resulta útil, y lo mucho de lo que podemos prescindir.
En esta nueva forma de expresión de la sociedad, se crean múltiples textos, opiniones e informaciones, pero ¿cuán parceladas son?, ¿cuánta objetividad hay en los diversos portales y blog existentes?, ¿qué profundidad tienen estas informaciones?
¿Se explican los procesos u hechos relevantes? En muchos portales, blog y redes sociales son publicadas vivencias y opiniones sobre un sin fin de temas, pero cuando queremos saber la totalidad del problema, nos encontramos con las dificultad de ¿a quién consultar sobre estos?, ¿quién nos explica los procesos en forma general cuando hay múltiples de visiones particulares?
La gran variedad de puntos de vistas y múltiples datos provocan un huracán de informaciones que marea a los que necesitan conocer sobre un tema. Producto de ello, es que los medios de comunicación, en especial los periódicos, retoman su gran labor informativa, además explican, interpretan y comentan el significado de los acontecimientos. La correlación de estos sirve para socializar, creando consensos en los temas importantes para la sociedad.
Los medios también dan continuidad a la sociedad, lo que se explica a través de que expresan cuál es la cultura dominante, además de reconocer subculturas y nuevos desarrollos culturales. También los medios de comunicación forjan y mantienen los valores de la sociedad, siendo a fin de cuentas el punto de encuentro donde esta multitud de informaciones muchas veces encuentran su común denominador. Cada vez más el ejercicio profesional del periodista no está tanto en buscar la información, sino en su capacidad de sintetizar, discriminar, simplificar, explicar y contextualizar la enorme cantidad de datos que la “Sociedad de la Información” pone a nuestra disposición.