Es bastante probable que no se haya enterado, pero hemos estado bajo alerta ambiental en los últimos días en las 17 comunas del valle central de nuestra región. Y es que en la práctica las medidas restrictivas casi no existen, salvo la suspensión de clases de Educación Física y una poco fiscalizada prohibición del uso de leña, salvo que se tenga una estufa con certificación SEC. A lo que se suma la poca fuerza con que se comunica la declaratoria, con solo un par de post en redes sociales por parte de la autoridad.
Pero entrando al consumo de leña, que es por lejos la mayor fuente de contaminación en nuestra zona, y más allá de repetir un argumento que en numerosas ocasiones hemos señalado en torno a lo complejo que es comunicacionalmente hablar en contra del uso de la leña, si la norma tiene tantas variantes.
Más complejo aún se vuelve hablar de su prohibición ante el alza sostenida que otros medios de calefacción han experimentado, el gas y la parafina por nombrar algunos y cuando vemos que el sistema eléctrico local no es capaz de soportar que las personas hagan caso a la autoridad y prefieran mecanismos limpios de calefacción, como lo es el uso de la electricidad.
Ese al menos fue el argumento entregado por CGE ante los reiterados cortes que han afectado a Rancagua y alrededores, la sobredemanda de energía a raíz de las bajas temperaturas. Una muestra más de que sin importar la administración de que se trate los distintos estamentos del Estado, e incluso del gobierno, lamentablemente poco conversan entre ellos o simplemente no se ve las repercusiones que una medida pueda tener más allá de la propia cartera, así como también de lo precario de nuestro servicio eléctrico que no es capaz de responder al más mínimo cambio en las condiciones. Y eso que aún no han caído grandes temporales.
Al mismo tiempo cuando hablamos del fin del uso de la leña aparece otra gran pregunta sin respuesta , porque muchas personas utilizan leña, pero lo obtienen de manera informal y no a través de una comercialización certificada. Incluso no comprándola, sino recogiéndola del Río o de los cerros aledaños.
En torno al tema se ha abierto una discusión aún no resuelta, pero existen señales claras que ideas como la de subsidiar el consumo de gas o de electricidad no está entre las opciones que tendrían en mente las autoridades, pese a que sería la solución a la contaminación, lo que no obsta para que el nuevo gobierno analice renovadas ideas.
Por ejemplo se podría probar no con castigos, sino con incentivos positivos por ejemplo con permisos de circulación más baratos para los vehículos menos contaminantes y no como ocurre en la actualidad donde mientras más nuevo es el vehículo más caro es su permiso de circulación. En este sentido se podría establecer diferencias entre los vehículos eléctricos y los a combustible fosil, incentivando así el uso de los menos contaminantes. Lo mismo con las formas de calefacción, premiando el uso de las tecnologías más limpias, en vez de castigar como hoy a las más contaminantes. O una combinación de ambas estrategias
Pero finalmente todo parece indicar que establecer un cronograma de abandono paulatino de la leña es el camino a seguir para enfrentar de verdad a la contaminación, una medida impopular, para muchos impracticable, pero necesaria. Eso sí con los incentivos correctos.
Luis Fernando González V
Sub Director