Como parte de las celebraciones de los 117 años de los molineros y molineras de la gerencia de Plantas de El teniente, casi medio centenar de niños, niñas y adolescentes con Síndrome de Down y sus familias que pertenecen a la academia de fútbol Manos Solidarias, cumplieron una jornada inolvidable en la cancha del Estadio El Teniente de Codelco.
El emblemático pasto del recinto deportivo más importante de la región les dio la bienvenida a los y las noveles futbolistas, que salieron de camarines rumbo a la cancha saludando con orgullo a sus padres, apoderados y profesores. Trabajadores de la División también se vistieron de corto para ser parte de los equipos que compartieron un animado partido.
A nombre de la gerencia de Plantas, Aldo Collari, valoró el sentido de la actividad. “Estamos celebrando 117 años de la familia molinera y no quisimos dejar de hacer actividades con la comunidad, que pueden parecer tan simples pero que agregan mucho valor. Traer a los niños a conocer el estadio y que jueguen fútbol es algo simple, pero tremendamente valioso”, dijo.
Juan Pablo Droguett, fundador y profesor de la academia, destacó la invitación: “esto para nosotros es genial porque estas instancias no se dan. Nos cuesta encontrar apoyo en Rancagua y por eso agradecemos esta oportunidad que El Teniente y sus trabajadores le dan a nuestros niños, entre los que incluso hay dos preseleccionados nacionales”, comentó.
“A mí me encantan los niños y es lindo vivir esta experiencia, la inclusión, reír con ellos, jugar. Me gustó esta instancia y valoro que se genere. Decidimos hacer algo que fuera más integrador, unirnos y hacer un partido revuelto, lo que nos permitió compartir más con ellos”, planteó Rubén Guajardo, trabajador del área de mantenimiento de la gerencia de Plantas.
Javier Zamorano, papá de Miguel Ángel, el joven que se ubica con su bandera fuera de su casa de Avenida Freire cada vez que juega O’Higgins, relató que “llevamos más o menos tres años aquí en la escuela y a los chiquillos les ha hecho muy bien porque estar en con sus pares es lo mejor. Creo que los niños no van a olvidar nunca esto. Hay niños que a lo mejor ni siquiera habían visitado el estadio, entonces para ellos debe ser más fascinante. Será un recuerdo inolvidable”.
“Me parece espectacular, los chicos están felices, estamos sumamente agradecidos y sobre todo del apoyo, porque cuesta visibilizar y para hablar más de inclusión esta es una muy buena actividad. Creo que todos han visto lo mismo, están felices, los ojos les brillan y nos vamos con el corazón lleno”, dijo Gisel Lemos, voluntaria y terapeuta de “Manos solidarias”.