Por: Ricardo Obando.
17 años no son nada, dicen. A solo días del partido de ida por la tercera ronda de la Copa Chile 2022 entre O’Higgins y Fernández Vial, hay que recordar lo que pasó en 2005, aquel año donde los celestes -al borde de la quiebra- consiguen milagrosamente su ascenso a Primera y donde frente a los ferroviarios hubo más alegrías que tristezas.
En esa temporada, la última en que oficialmente se enfrentaron, el equipo rancagüino llegó al encuentro jugado en El Teniente (12 de junio) como tercero en la tabla y con una racha de algunos partidos sin sumar. El Almirante, dirigido por el recordado Luis Santibáñez, era séptimo algunas unidades más abajo.
Fría tarde en el Mundialista, con el arbitraje de un joven Julio Bascuñán, 1-1 fue el resultado final con tantos de Marcelo Lucero (66’) y Gustavo Bento (54’). Los rancagüinos, en esa jornada, alinearon a Héctor Barra, Baltazar Astorga, Luis Medina, Christian Camilo, Álex Donoso, Marco Rodríguez, Carlos Herrera, Marcelo Jara, Manuel Alarcón, Mario Núñez y Luis Flores Abarca. Ingresaron, además, Lucero, Jonathan Novoa y Luis Mori. En la otra vereda, jugaron Zamora, Poblete, Bascur, Muñoz, Mena, Moreno, Salazar (Candia), Pizarro, Ceballos (Rolón), Bento y Santibáñez (Moreno).
La vuelta, en Collao, dejó un buen sabor de boca más cuando fue un partido clave para ver quién se hacía del cuarto cupo a la liguilla. El domingo 11 de septiembre se disputó aquel lance.
Ya con Gerardo Silva en el banco visitante y con Luis Ceballos dirigiendo a los dueños de casa, los celestes sabían que en el sur podían salvar el año -como tituló Arturo Vásquez la crónica de aquella vez- pues necesitaban de los tres puntos ante un rival que le pisaba los talones.
Con varios cambios respecto al último juego, O’Higgins, se hizo fuerte con Héctor Barra, Diego Olate, Víctor Fuentes, Christian Camilo, Ángelo Merello, Luis Flores Manzor, Marcos Rodríguez, Marcelo Lucero, Luis Flores Abarca, Jonathan Novoa y Mario Núñez. También vieron acción aquella feliz tarde Juan Luis Lobos, Luis Mori y Hugo Brizuela.
El solitario tanto de Luis Flores Abarca (42’) fue fundamental para sostenerse en el cuarto puesto de la tabla y afrontar los partidos finales de la competencia, esos que llevaron al equipo de vuelta a la división de honor.
“Fue un partido muy difícil, porque para meternos en zona de liguilla nosotros teníamos la obligación de ganar”, rememoró el entrenador.
Según Silva, “hicimos un partido muy correcto desde lo defensivo y apostamos a la contra, aprovechando que teníamos a Flores Abarca y a Mario Núñez jugando de muy buena forma. Justamente en una contra, Lucho Flores, marcó y de ahí para adelante nosotros nos fuimos por un tubo hasta llegar a jugar la final con Melipilla”.
Cabe indicar que, en el historial por Copa Chile, se han medido en ocho ocasiones (ediciones 1983, 1984, 1990 y 1992) con dos triunfos para cada uno y dos empates.
ESTA SEMANA A LA CANCHA
El domingo venidero, a las 18 horas, camisetas aurinegras y celestes se volverán a enfrentar. Será Collao nuevamente el escenario, eso sí con una renovado aspecto no comparable con aquel cemento gobernador por la humedad de 2005.
El conjunto que dirige Mariano Soso está trabajando buscando encontrar su mejor formación para visitar a un cuadro que no gana hace mucho rato, pero que sí sabe de ex celestes en su plantel. Gustavo Gotti, Kevin Harbottle, Benjamín Vidal y José Luis Muñoz, son los que alguna vez vistieron la casaquilla del “Capo”.
Lo que se buscará es obtener un buen resultado para definir la llave el sábado 25 en casa y así lograr pasar de ronda, en un torneo que, como sabemos, le ha sido muy esquivo en los últimos años, especialmente cuando se trata de jugar contra elencos de categorías interiores.
De momento, en Rancagua, la única novedad es la incorporación de Camilo Moya (24), el que será presentado este jueves en el Monasterio Celeste.