Aunque sorprendente, el origen del pueblo de Zúñiga no es raro: se fue formando alrededor de la modesta capilla construida por el padre Antonio López de Zúñiga y Ruiz de Luengo, conocido en su época como “el santo cura de Peumo”, en 1765. El sector era conocido como Toquihua. El cura recibía a la gente del lugar, celebraba Misa y administraba los Sacramentos en esa rústica capilla. En 1812, tras la muerte del sacerdote, los vecinos cambiaron el nombre del pueblo en honor a su memoria.
En 1847 fue constituida como vice-parroquia de Guacarhue, más tarde, el 17 de julio de 1924 es erigida como parroquia. De aspecto sencillo y estilo colonial, su templo consta de una nave y al costado del altar un ala que habría correspondido a la capilla original. La nave central fue construida en albañilería de adobe, con techumbre de tijerales de madera, cubiertos con tejas de arcilla coloniales. Plenamente armónica con el pueblo al cual le sirve de eje. Su construcción muestra que parece haber sido construido en etapas sucesivas, ampliándose a medida que crecía el pueblo y aumentaba la concurrencia.
A quince kilómetros de San Vicente de Tagua Tagua, el poblado de Zúñiga es de origen colonial, típico representante de localidades agrícolas y campesinas de los fértiles valles de la Zona Central del país. Destaca la fisonomía de su casco histórico, donde abundan las viviendas de fachada continua, construidas en base a adobe. Sus calles principales se trazan alrededor de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced.
Zúñiga, incluida la parroquia, fue declarado Zona Típica, el 11 de enero de 2005, por el Consejo de Monumentos Nacionales. En esa misma ocasión, junto a otros edificios del pueblo, también el templo y la casa parroquial fueron declarados Monumentos Históricos.
El terremoto del 2010 provocó grietas verticales y horizontales en la fachada, la nave central y la capilla lateral; el muro unido al campanario quedó colapsado de forma parcial y presenta visible daño; y desprendimientos del estuco tanto en el interior como el exterior.
Para todos los habitantes de Zúñiga el templo es mucho más que un símbolo, es lugar de encuentro de la comunidad y donde expresan su profunda vida religiosa. Han hecho constantes esfuerzos para conseguir su restauración. Por ser monumento nacional esa es tarea de organismos del Estado, por lo que hace 12 años esperan ver su templo, origen del pueblo, en plenitud de su belleza.
Roberto Urbina A.
Secretario Ejecutivo
Fundación La Santa Cruz
Obispado de Rancagua