
La estrella luminosa que está en el centro de nuestro sistema planetario se asoma y oculta en el horizonte de la Tierra e ilumina durante el día al planeta reinando como un astro claramente solitario, ¿pero sería posible que en algún momento estuviera acompañado por otro sol gemelo?
Un equipo de investigadores estadounidenses consideran como una hipótesis plausible que dos soles alumbraron nuestro sistema planetario en un pasado muy remoto, ya que nuestro ahora solitario Sol podría haber comenzado su vida con una estrella compañera, formando un sistema binario, compuesto por dos astros de características similares.
Una nueva teoría de científicos de la Universidad de Harvard sugiere que el Sol podría haber tenido una vez un compañero binario de masa similar, según informa el Centro de Astrofísica Harvard & Smithsonian o CfA (https://pweb.cfa.harvard.edu), con sede en Cambridge (Massachusetts, EE. UU.)
Aseguran que si se confirma la teoría de que el Sol tuvo un compañero estelar primitivo, ello podría arrojar nueva luz sobre cómo se formó la ‘Nube de Oort’, un conjunto esférico de miles de millones de pequeños cuerpos astronómicos, como asteroides y cometas, que estaría situado en los confines del Sistema Solar, según los indicios científicos recogidos hasta ahora.
La confirmación de la teoría binaria también reforzaría la probabilidad de que el hipotético ‘Planeta Nueve’ (un noveno planeta helado de gran tamaño que se cree que podría situarse más allá de la órbita de Neptuno) fuera ‘capturado’ por la atracción gravitatoria del sistema solar, en lugar de formarse dentro de dicho sistema, de acuerdo al CfA.
¿PUDO HABER DOS SOLES EN EL HORIZONTE…?
El doctor y profesor de Ciencias Avi Loeb y el estudiante de pregrado Amir Siraj, ambos de Harvard, postulan que la existencia de una compañera binaria estelar perdida hace tiempo en el cúmulo de nacimiento del Sol -el conjunto de estrellas que se formó junto con el Sol a partir de una misma masa densa de gas molecular- podría explicar la formación de la Nube de Oort.Esta estrella binaria habría tenido un masa similar a la solar, y se habría perdido antes de que el Sol abandonara su cúmulo natal, según los investigadores de Harvard.
“El cúmulo de nacimiento es el conjunto de estrellas que se formaron junto con el Sol a partir de la misma nube densa de gas molecular. Se asemeja a una familia en la que nacen muchos hijos y luego se dispersan”, explica el doctor Abraham (Avi) Loeb a EFE.
“Los cúmulos de estrellas a menudo se dispersan cuando el gas que los formó se elimina a través de los vientos estelares o porque son desgarrados por la fuerza gravitatoria de marea de la galaxia de la Vía Láctea”, puntualiza.
Explican que una teoría popular asocia la Nube de Oort con los restos de la formación del sistema solar y otros sistemas vecinos, en la que los objetos celestes se dispersaron a grandes distancias y algunos de esos cuerpos pasaron a formar parte de conjuntos planetarios diferentes de aquel en el que se originaron.
El modelo binario que proponen desde Harvard podría ser la pieza que falta en ese rompecabezas, según Siraj. De hecho, hay evidencias de que la mayoría de las estrellas similares al Sol nacen con compañeras binarias, y de que los sistemas binarios son mucho más eficientes en la captura de objetos que las estrellas individuales, según los investigadores.
Si la Nube de Oort fue efectivamente capturada con la ayuda de una compañera estelar temprana del Sol, las implicaciones para nuestra comprensión de la formación del sistema solar serían significativas.

EL FENÓMENO DE LA ‘CAPTURA’ GRAVITATORIA
Más que redefinir la formación de nuestro sistema solar, si se confirma que la Nube de Oort fue capturada con la ayuda de una compañera estelar temprana del Sol podría responder a preguntas sobre los orígenes de la vida en la Tierra, según el doctor Loeb.
«Los objetos de la Nube de Oort exterior pueden haber desempeñado papeles importantes en la historia de la Tierra, como por ejemplo la posible entrega de agua a la Tierra y la causa de la extinción de los dinosaurios», dijo Siraj.
El modelo que han publicado los investigadores en la revista científica ‘The Astrophysical Journal Letters’ (https://iopscience.iop.org/article/10.3847/2041-8213/abac66) también tiene implicaciones para el hipotético Planeta Nueve, que Loeb y Siraj creen que «no está solo ahí fuera».
«El rompecabezas no sólo se refiere a la Nube de Oort, sino también a los objetos transneptunianos extremos (situados más allá de la órbita del planeta Neptuno, el octavo planeta en distancia respecto al Sol y el más lejano del sistema solar) como el posible Planeta Nueve», dijo Loeb.
«No está claro de dónde vienen, y nuestro nuevo modelo predice que debería haber más objetos con una orientación orbital similar a la del Planeta Nueve», señalan los investigadores.
Explican que tanto la Nube de Oort como la ubicación propuesta para el Planeta Nueve están tan alejadas del Sol que su observación directa es un reto para los científicos.
Las futuras observaciones del Observatorio Vera C. Rubin (VRO), que está ubicado en Chile y comenzará a funcionar en 2022, podrían confirmar o refutar la existencia del Planeta Nueve y sus orígenes, según los investigadores de Harvard.
“Si el Sol tuvo un compañero temprano que contribuyó a la formación del sistema solar exterior, su ausencia actual plantea la pregunta de ¿a dónde fue? Ese ‘compañero perdido’ hace tiempo, podría haber sido removido (por la influencia gravitatoria de otras estrellas) y estar ahora en cualquier lugar de la Vía Láctea», puntualizan.
Ricardo Segura
EFE/Reportajes