Ya estamos acostumbrados a pasar el invierno en alerta. Para bien o para mal tenemos plan de descontaminación en funcionamiento y esto ha traído más de algún dolor de cabeza para las autoridades y ciudadanos. Ya van varias alertas en nuestra zona este año; pero persisten dos problemáticas. Una es que el PDA que hoy nos rige no contempla emergencias por el material particulado 2,5, uno de los elementos que causa mayores problemas para la salud debido a lo pequeño de su tamaño y facilidad de penetración en nuestras vías respiratorias. Es posible que se dé en este mes que el material particulado menor esta en índices peligrosos, mientras que el PM 10 indique Regular y en este caso no se declare alerta, representando igual problemas de salud para la población. Esto mientras estamos a la espera de que el gobierno subsane los problemas del plan de descontaminación heredado de la administración anterior y que recibió observaciones por parte de la Contraloría y pueda por fin ser implementado el próximo año.
En segundo lugar, existe el problema de la fiscalización, pese a que el plan lo contempla no existe la cantidad de fiscalizadores para hacer cumplir “por la fuerza” las restricciones de las medidas de descontaminación. Hoy en la práctica estamos bajo la fórmula de las buenas intenciones, usted decide si prende la estufa o no, como cuando usted decide si enciende un cigarro sabiendo que este no es bueno para su salud, pese a que son dadas a conocer algunas fiscalizaciones y actas levantadas estas mismas noticias siempre son acompañadas de múltiples comentarios en redes sociales indicando que la problemática persiste en otros barrios. 17 comunas es un territorio demasiado amplio para solo un puñado de fiscalizadores. Y precisamente en tiempos de pandemia los fiscalizadores de salud no están preocupados de chimeneas encendidas.
Luis Fernando González V
Sub Director