-¿Qué artículos destacaría, porque cambiarían radicalmente la vida de las personas?-
De aprobarse la Constitución de la Convención, son muchísimos los artículos que van a cambiar, para mal, la vida de las personas. Entre esos, creo que los más graves son aquellos referentes al orden público. No hay que olvidar que este proceso surge del Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, bajo la sentida demanda de mayor seguridad. A casi 3 años de dicho acuerdo, la violencia sólo ha aumentado.
La Convención, en vez de entregar más herramientas que otorguen mayor seguridad a las personas, va en sentido totalmente contrario; rechazando toda prohibición y condena al terrorismo y a la violencia política, eliminando de la constitución el estado de emergencia que hoy día se utiliza en la Araucanía y debilitando a carabineros transformándolos en una policía civil.
Otro artículo que va a afectar gravemente la vida de las personas es la débil consagración del derecho de propiedad. Ésta le facilita la expropiación a la autoridad de turno. Además, se promueve la expropiación de las tierras, ya que éstas deben restituirse a los pueblos indígenas.
Y finalmente la consagración de diversos sistemas de justicia, que dejan en la incertidumbre total a las personas sobre cosas tan esenciales como: Quién los va a juzgar o qué leyes van a aplicar.
-¿Hay algunos de éstos que no tienen mayor relevancia y que podrían ser eliminados antes de su redacción definitiva?-
Si hay algo por lo que se caracteriza la Constitución de la Convención, es por incluir muchísimas materias que no son propias de una constitución, sino que de una ley o un decreto. Así, hay artículos que regulan, con exceso de detalles, ciertas materias, amarrando al legislado. Hay otros que son simples declaraciones intrascendentes, como el derecho al ocio. Se podrían eliminar muchísimos artículos, pero la izquierda, sabiendo que nunca más van a tener la mayoría que tienen hoy en la Convención, decidió dejar amarrados, a través de este borrador, muchísimos temas.
-Nada puede partir de cero. Por lo mismo, ¿cuánto de la Constitución de los 80s hay en esta nueva redacción?-
Hay algunas referencias, por ejemplo, en materias como estados de excepción constitucional, nacionalidad y ciudadanía, algunos órganos autónomos; pero todos con grandes cambios sustanciales.
-Para la gran mayoría, Chile es una nación unitaria, y ven en el término “Plurinacionalidad” una amenaza para esa condición. ¿Lo es?-
La plurinacionalidad significa justamente que en Chile van a haber varias naciones, específicamente 12: La chilena más las 11 naciones indígenas que reconoce la Constitución de la Convención. Se les entrega muchísimas atribuciones a estas naciones, como las autonomías territoriales indígenas; por lo que van a tener sus propios territorios construidos con expropiaciones a los chilenos comunes. Van a tener su propia justicia y derecho, a través del pluralismo jurídico, y van a tener que ser consultados por cualquier materia que pueda afectarles.
-Este mismo plurinacionalismo ¿impactaría también en la burocracia del país?-
De aprobarse la Constitución de la Convención, va a crecer muchísimo el Estado y su burocracia. No sólo porque se van a crear muchos órganos nuevos, como las asambleas regionales o el consejo de cuencas; sino que, además, en todos ellos tendrán que haber cupos reservados para pueblos indígenas, apernándolos en la burocracia.
-¿Qué consecuencias en la fraternidad y el entendimiento entre los chilenos, podrían originar leyes especiales para los pueblos originarios.
La Convención tenía la oportunidad histórica de crear una constitución que uniera a todos los chilenos, a través de un texto en el que todos estuvieran identificados. Pero, en cambio se decidió hacer todo lo contrario, con un borrador de Nueva Constitución revanchista, indigenista y separatista.
Si se aprueba este texto, se estará sembrando la semilla de la división y el odio, ya que la convención, bajo una lógica identitaria, nos separó en base a nuestra etnia. Ningún país puede prosperar, si sus integrantes no se sienten parte de algo común. Y la Constitución de la Convención va en sentido totalmente contrario.