Mucho se ha hablado de la difusión de ideas a través de las redes sociales, de cómo la aparición de esta web 3.0 viene a profundizar un cambio que ya se había comenzado con la web 2.0 en cuanto a la labor informativa de los medios.
Si bien todo lo anterior es cierto y da para muchas páginas de comentarios, también es cierto –en un fenómeno poco estudiado- que cada red social, vista en su individualidad y no como fenómeno en general, responde de manera distinta ante los mismos hechos; denotando que ya no se puede hablar de “redes sociales” como un todo, sino que se hace necesario diferenciar quienes son los usuarios de cada plataforma.
No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que está en internet es verdad. Pero todo lo dicho por los distintos usuarios de las redes sociales sobre un acontecimiento son opiniones válidas y que deben ser tomadas en cuenta. Sin embargo, aún, evaluar la opinión pública a través de los comentarios en una red social parece ser prematuro.
Así las cosas, queda de manifiesto que ante la súper abundancia de información que existe en la web, los medios tradicionales en sus versiones web son fuentes de credibilidad que le dan un respaldo de certidumbre a los hechos sobre los cuales la gente opina en redes sociales, especialmente si consideramos que según diversos estudios más 50% de las informaciones que circulan hoy en Chile a través de Facebook son noticias falsas, o fake news en su voz inglesa. De donde vienen estas noticias falsas, si son o no desinformación, es materia de otra columna. Solo advertir que no crea todo lo que lea en internet.
Luis Fernando González V.
Sub Director