La opinión de Manuel Polgatiz
Periodista y comentarista deportivo
Ya queda poco por comentar y no hay nada que exhibir. El último encuentro de O’Higgins, es un triste resumen de la agria temporada, cuyo inicio fue fulminante y hoy se destroza en medio del frío invierno.
No existen palabras para descifrar la paupérrima campaña de un equipo desmoralizado, triste y confundido, que solo se mantiene en pie por el respaldo del hincha incondicional, que lanza su corazón desde las gradas pero nadie lo recibe en la cancha.
Esos «guerreros celestes», no son más que soldados timoratos sin ideas ni proyección, dirigidos por un general de labia extensa pero con cero poder de ejecución. Se ha perdido no solo el fútbol, sino también la convicción y allí nos alejamos del destino, que alguna vez soñamos. ¡Hay que apagar el incendio y no aumentar la ebullición!
No es fácil «refundar» cuando se cometen este tipo de errores. Caer una o dos veces, está permitido, pero tropezar cuatro o cinco, ya es un exceso. ¿Dónde alzan la voz los responsables de esta inexplicable ruta de equivocaciones? ¿Existe interés para dar la cara y enfrentar la rabia de la fanaticada?
Quizás nosotros mismos construimos un imperio intangible que de verdad no tiene sustento y el negocio se comió a la pasión. El cuerpo técnico debe dar un paso al costado, ¿O no se dan cuenta que nos están haciendo daño?
Mariano So-sobras y es momento de apelar a la ética y moral. Deja a O’Higgins seguir viviendo y no entorpezcas nuestro camino, porque te transformaste en un tóxico obstáculo que tiene precio y varios ceros a la derecha. Demuestra en los hechos, el valor de tus académicas palabras y continúa tus pasos lejos de Rancagua. ¡Por favor!