Existen consecuencias al manejar nuestro automóvil con la presión baja en sus neumáticos, no sólo en términos de calidad de marcha o seguridad, sino en la manera en que afecta el consumo de combustible. Pero también en contraste, inflarlos con una presión por arriba de la establecida tampoco es bueno.
Aunque un neumático tiene varias partes y secciones en su composición, la principal es la banda de rodadura, pues esos escasos centímetros son los únicos que tienen contacto con el pavimento, por ese motivo es tan importante que el neumático se asiente bien sobre la superficie y en todo el ancho de la banda de rodadura, y cuando cometemos el error de desplazarnos con los neumáticos sobreinflados dicho contacto óptimo se pierde.
El exceso de aire provoca que únicamente una parte de la banda de rodadura esté en contacto con el asfalto, la central, por lo que el neumático no trabaja al 100% de sus capacidades, con el consecuente riesgo que eso conlleva.
Las consecuencias del exceso de presión en las llantas se traduce en pérdida de confort en el habitáculo, incremento del ruido de rodadura, desgaste acelerado y desigual del neumático en la parte central, deformación de su estructura y hacerlo inseguro, reducción del agarre, aumento de la distancia de frenado y mayor probabilidad de una pinchadura.
La solución a este problema es tan sencilla como eliminar el aire que está de más en el neumático hasta llegar a la presión adecuada, marcada por el fabricante de la llanta o en el manual de propietario del vehículo. Podremos detectar el problema mientras manejamos si notamos una excesiva dureza de la suspensión del coche cuando pasamos por baches o asfaltos maltratados, pues recordemos que el neumático también actúa como un elemento amortiguador, así que llevar la presión elevada hace que el coche se comporte de forma más rígida.
Algunos vehículos más recientes equipan de fábrica sensores que monitorean la presión y que nos alertarán tanto del sobreinflado como de la pérdida de presión, en caso contrario, la recomendación es verificar la presión por lo menos una vez por semana o cada vez que acudimos a poner combustible en el tanque. (Fuente: www.atraccion360.com)