A lo largo de todo Chile, el próximo 4 de septiembre se desarrollará el plebiscito constitucional de salida, cuya participación es de carácter obligatorio, donde la ciudadanía definirá -a través de las opciones Apruebo y Rechazo- si la propuesta de Constitución Política de la República redactada por la Convención Constitucional reemplazará o no a la carta magna actual, vigente desde 1980.
En conversación con nuestro medio, los ex convencionales constituyentes Cristián Monckeberg (Vamos por Chile), Beatriz Sánchez (Apruebo Dignidad) y Benito Baranda (Independientes No Neutrales) explicaron distintos puntos relativos al Estado regional propuesto en el texto constitucional y a cómo quedan trazadas las institucionalidades en los distintos territorios del país.
El artículo 1 establece que Chile es un Estado social y democrático de derecho, plurinacional, intercultural, regional y ecológico. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de un Estado regional?
Cristián Monckeberg: El Estado regional es un intermedio entre el Estado unitario y el federal. Establece que las regiones van a tener autonomía total: financiera, política, administrativa y van a tener la posibilidad de endeudarse, que es de alto riesgo. La organización regional que se pretende dar está poco clara. ¿Van a poder cobrar impuestos? ¿Van a poder fijar tasas? ¿Van a poder elegir a sus autoridades con un sistema distinto al resto de las regiones? Hay una serie de definiciones que, a mi juicio, quedaron mal resueltas y no están bien abordadas.
Beatriz Sánchez: Creo que el Estado regional es uno de los aspectos más relevantes de toda esta propuesta constitucional, porque viene a instalar algo que desconocemos hoy, que tiene que ver con que haya poder comunal y regional, que puedan manejar recursos y que no haya administraciones, sino más bien gobiernos locales y regionales que puedan tomar sus decisiones.
Benito Baranda: Lo que se busca es que las regiones se puedan desarrollar por sus propias capacidades y que se les entreguen muchas atribuciones. Se traspasan no solamente funciones administrativas o políticas, sino que también financieras, y creo que eso es algo tremendamente importante, porque hoy tienen muy pocas.
En distintos puntos del texto constitucional se menciona el concepto de entidades regionales, que son las comunas autónomas, las regiones autónomas y las autonomías territoriales indígenas. ¿A qué responde la concepción de esta figura y cuál es el rol que se pretende que jueguen las entidades territoriales en este eventual nuevo régimen?
CM: Si esta norma se llega a aprobar, lo primero que tendría que ocurrir es una legislación intensa en el Congreso para crear las categorías de región autónoma, comuna autónoma y autonomía territorial indígena. A partir de eso, se fijarán sus atribuciones y facultades y se les delegarán recursos. Sinceramente, creo que no es una buena propuesta la que se hizo en materia de Estado regional por todas las consecuencias y los cables que quedaron sueltos. Una región autónoma va a poder endeudarse, que puede ser algo muy atractivo, porque van a llegar más recursos, pero después eso hay que pagarlo y ahí quienes van a sufrir son los habitantes de la región y no la autoridad que tomó la decisión. Después de haber estado dentro de la Convención, creo que hay que rechazar este texto, para tener una Constitución en forma y avanzar hacia una nueva Constitución, pero no como esta
BS: Es muy interesante esto, porque es imaginarnos una forma de distribución distinta a la que tenemos hoy. Somos el país más centralizado de toda América Latina y lo que se busca es justamente repartir ese poder y esas competencias. Se van a reconocer las regiones y sus grados de autonomía para tomar decisiones en varios ámbitos. Incluso, algo bien interesante y que hoy no lo pueden hacer ni las regiones ni las comunas es la creación de empresas. La ley determinará la relación más fina que habrá entre el gobierno regional y las comunas, pero la nueva Constitución le da soltura a las comunas y a las regiones para asociarse entre ellas en pos de un mejor desarrollo para la comunidad desde Arica a Punta Arenas y no solamente en Santiago, como pasa hoy.
El artículo 222 dicta que la organización institucional de las regiones autónomas se compone del gobierno regional y la asamblea regional. ¿Cuáles son los cambios concretos en este ámbito que se implementarían con la nueva Constitución?
CM: El consejo regional que todos conocemos será reemplazado por la asamblea regional. Va a tener más facultades que el CORE, como una suerte de parlamento pequeño, que no dicta leyes pero sí puede iniciar su discusión, entonces podrá enviar proyectos de ley al Congreso para que se tramiten allá. También, los gobiernos regionales, con la autorización de la asamblea, van a poder endeudarse y pedir préstamos al extranjero. Es el continuador del CORE, pero con facultades que si no son bien utilizadas pueden ser bastante complejas y con resultados desastrosos.
BB: El cambio más grande es la fiscalización. Hoy el CORE no tiene esa atribución, el gobernador no es fiscalizado por quienes lo acompañan. Se va a acordar un estatuto con el cual se va a regir la región y eso debe ser discutido democráticamente dentro de la asamblea, cuál va a ser la manera en la que se gobernará la región.
BS: Hoy el CORE lo único que hace es decidir fondos. La idea es que tengan muchas más competencias, porque mientras más personas piensan, son mejores las decisiones e involucran a la región territorialmente de mejor manera. Eso le da efectivamente una capacidad de gobierno y no solamente de administración, que la puede hacer solo una persona que está a la cabeza y un grupo de personas que solamente destina recursos y dice sí o no para un proyecto determinado. Son más personas pensando en algo que hoy no existe en Chile, que es la planificación territorial.
Uno de los cambios más discutidos propuestos en la nueva Constitución es la creación de la Cámara de las Regiones y, en consecuencia, la eliminación del Senado. ¿Cuáles fueron las razones que motivaron la supresión de este organismo? ¿Cómo proyecta el funcionamiento del poder legislativo con la Cámara de las Regiones?
CM: Acá se cometió un error para las regiones. Lo que ocurre hoy es que, por ejemplo, las regiones del norte se juntan con las del sur y suman más parlamentarios que los de Santiago y Biobío. Eso hoy se acaba, las regiones pierden poder para pelear sus legítimos intereses a nivel nacional. Por ejemplo, se dicta una ley de salario mínimo, la aprueba la Cámara de Diputados y hoy el Senado le puede hacer ajustes y entregar miradas distintas desde las regiones. Eso se acaba, porque la Cámara de las Regiones no va a revisar esa ley. Por lo tanto, las regiones pierden un nivel de influencia a nivel nacional, lo que les afecta y perjudica directamente, porque pasa a ser como un Senado chico, despelucado y sin facultades reales.
BB: La extensión y diversidad de Chile requerían de una cámara con representantes de las regiones que hablaran solo de las regiones y del desarrollo regional y que estuviesen preocupados de que ese desarrollo fuera equilibrado y equitativo en Chile. Es impresionante cómo regiones como Aysén o Atacama son castigadas por tener pocos habitantes, con muy baja representación en el Senado. Cuando la representación es igualitaria, se equilibra el poder de las regiones y se orienta a que tengan el mismo desarrollo.
BS: Existe un consenso grande de que hay un problema en el Congreso. Las leyes se demoran en salir, en promedio, 9 años, y las dos cámaras espejo, es decir, que todo pasa por la Cámara de Diputados de una cierta manera y después pasa por el Senado de la misma manera, no tiene mucho sentido. Hay un cuestionamiento desde la población respecto a que hay un Congreso que no funciona bien a la hora de ir sacando las leyes. Lo que se plantea para tener un poder legislativo que pueda hacer rodar la ley mucho más rápido es tener dos cámaras que sean distintas.
Sintetice en dos ideas lo mejor y lo peor del proceso constituyente en materia de regiones. ¿Qué es lo que más rescata? ¿Con qué no quedó tan conforme?
CM: Creo que la paridad es un tema súper potente, me gusta que exista un equilibrio en la toma de decisiones y es un aporte que tanto hombres como mujeres están allí. Desde el punto de vista regional, a mi juicio es un grave error que las regiones pierdan voz a nivel central, porque La Moneda decide, el Ministerio de Hacienda decide, y donde roncan las regiones es en el Senado, ahí están todos iguales. Yo creo que se perdió una tremenda oportunidad de haber hecho las cosas de manera distinta, porque no se trata de mantener el Senado como estaba, hay que mejorarlo, sí, pero no quitarle facultades de tal manera que finalmente se transforme en un órgano irrelevante.
BS: Lo que hacen las constituciones es establecer las relaciones de poder que hay al interior del país. Si bien puede parecer algo lejano, la idea de este proyecto de nueva Constitución es devolverle el poder a las personas y creo que el Estado regional hace algo importante en eso, ya que el poder está absolutamente concentrado en la Región Metropolitana.
BB: Me tocó vivir en ambos países donde hay Estado regional, en Italia y en España, y creo que eso esponjó sus democracias y permitió un desarrollo económico que no había existido en esos países. Con la nueva Constitución se disparan las capacidades de O’Higgins, porque la gente de la región comienza a sentirse dueña de su territorio y yo creo que eso también desde el punto de vista psicológico es un gran avance. Pienso que las regiones tienen que tener más competencias, quizás eso es lo que falta, pero entiendo que la democracia las tiene que ir construyendo.