Mario Barrientos Ossa.
Ex Alcalde de Rancagua.
Era el 20 de agosto del año 1942, y un suceso especial conmovía la tradicional tranquilidad de la ciudad.
En el edificio consistorial, estaba reunido el Municipio en su sala de sesiones, junto con distinguidos vecinos de Rancagua, entre ellos el inspirador de la idea, el regidor y bombero César Guzmán Castro y el director propietario de El Rancagüino, don Miguel González Navarro. Se trataba de fundar una institución única y pionera en nuestra patria, destinada exclusivamente a investigar y difundir con rigor histórico la vida y obra del Libertador don Bernardo O´Higgins Riquelme. Se conjugaban en la fecha elegida para su constitución el Natalicio de don Bernardo y la cercanía del Centenario de su muerte, ocurrida un 24 de octubre del año 1842.
La banda instrumental del Grupo de Ingenieros Membrillar interpretaba frente al edificio canciones chilenas, y las radios locales transmitían el suceso en cadena. La ciudad entera vibraba con este acontecimiento.
Un joven reportero del diario El Rancagüino recibió la misión profesional de reportear este suceso, y muy emocionado estuvo presente en la ceremonia constituyente, entrevistó a los principales participantes y redactó la crónica con que nuestro diario difundió este suceso. Ese joven reportero se llamaba Héctor González Valenzuela, y corriendo los años, no solo sería miembro de la nueva institución, sino que su presidente por 42 períodos, dejando una ancha y profunda huella, que no es posible olvidar.
Así nació el Instituto O´Higginiano de Rancagua, que luego de 80 años, mantiene su plena actividad de investigación y difusión histórica, a nivel nacional e internacional. Fue el primero y es el más antiguo de todos los creados después, incluso el de Santiago, que se fundó en el año 1953, por lo cual es el autor de la idea y el decano de todos los demás institutos creados con fines similares.
En este día rendimos un homenaje de admiración y cariño a esta señera Institución rancagüina, saludando a su Directorio y a todos sus miembros, con el recuerdo entrañable de Héctor González Valenzuela, quien fuera nuestro amigo y quien nos llevó a integrarnos al querido Instituto.