Una de las más grandes tragedias registradas en la historia de Chile, ocurrió hace 148 años,, el 8 de diciembre de 1863. Ese día se conmemoraba la fiesta religiosa de la Inmaculada Concepción, con el término del tradicional Mes de María.
El hermoso templo de La Compañía de Jesús se encontraba completamente repleto de fieles. La gran mayoría eran mujeres y junto a ellas muchos niños.
La ceremonia estaba comenzando, cuando se inflamó una de las lámparas que estaba encendiendo un sacristán, junto al altar mayor. El fuego tomó cortinajes que colgaban desde el techo y se extendió con gran rapidez dentro de la iglesia.
Las personas más cercanas salieron corriendo por los pasillos, desatándose un gran pánico, amontonándose en las puertas de salida, apretujándose, cayendo y formando barreras humanas que impidieron salir a centenares que empujaban desde más atrás.
Con rapidez la Iglesia se transformó en una enorme hoguera. Se derrumbaron las torres y el techo, dándole muerte a los que aún sobrevivían.
El espantoso resultado fue la muerte de más de dos mil personas. Nunca se pudo hacer una lista final de los que desaparecieron. Muchas formaban familias completas que perecieron atrapadas. El despeje de los escombros humeantes tardó varios días, durante los cuales, el luto y el dolor se extendieron a todo el país.
El templo estaba ubicado en el mismo sitio, en la calle Compañía, en donde años después se construyó el Congreso Nacional, en uno de cuyos jardines un monumento recuerda la horrible catástrofe.