Hace unas semanas atrás se me preguntaba ¿Cómo cree que se debería abordar el tema de los prejuicios contra los migrantes? Y mi repuesta fue expresar mi fuerte creencia que los prejuicios se abordan, desde el respeto y dialogo de todas las partes; de aquel que llega y de quien vive desde siempre en un lugar. Una segunda reflexión es perder el miedo a conocerse y reconocerse como iguales; en situaciones de vida, duelo, preocupaciones y alegrías. Cuando caminamos en sintonía, conocemos nuestras historias es más fácil comprenderse. Dicho esto, creo que estos puentes, van siendo levantados por las nuevas generaciones. En nuestra diócesis, hay experiencias muy enriquecedoras de colegios que van siendo parte de esta construcción de puentes; algunos gestionando apoyo solidario para el primer tiempo de llegada de las familias extranjeras a nuestra diócesis; otros van destacando en aporte a la cultura por medio de la danza, la música, de estos últimos tuvimos una muestra en la Misa del día nacional del migrante; y hay otros jóvenes estudiantes que nos ayudan a la reflexión como sociedad y en esta conmemoración del Día Internacional del Migrante que se celebra cada 18 de diciembre, quisiera a nombre del Departamento de Pastoral de Migrantes del Obispado de Rancagua, compartir un trabajo de investigación y reflexión elaborada a modo de artículos, en su electivo Mundo Global 2022, realizado por estudiantes de tercero medio del Colegio Amada Sofía de Coltauco.
Destacar este trabajo es parte del camino para desmitificar a la imagen que como sociedad en ocasiones construimos de la hermana o hermano extranjero con sus familias; en ocasiones un poco folclóricas, despersonalizado, estigmatizados y sin posibilidades de resolver su estatus migratorio. Resolver este último punto sería el primer paso para hacer caer todos los demás prejuicios construidos desde las percepciones y la falta de tolerancia a la diversidad cultural. Enfatizar en este material nos lleva como dice el Documento de Aparecida (52) a redescubrir el valor fundamental de la persona, lo cual abre nuevos senderos, levanta puentes, permite reconocer en cada lugar geográfico un nuevo pesebre. Los jóvenes son los protagonistas del cambio, en las distintas formas creativas que van desarrollando a favor los valores del Reino y de quienes hoy encarnan el rostro de Jesús.
Hna. Claudia Lazcano Cárcamo
Delegada Episcopal para la Pastoral de Migrantes
Obispado de Rancagua