Solo quedan hoy mañana y el sábado para que finalice un año más. Un año difícil por decir lo menos, con mezcla de pandemia, de adaptaciones a nuevas formas de convivencia y de trabajo y con mucha incertidumbre política y sobre todo económica.
Se habla mucho de la mala salud mental de los chilenos, estamos todos estresados y complicados, las licencias abundan y los deseos de vacaciones están presentes, pero con la agravante de la falta de dinero para realizarlo.
Sumamos el calor y el humo de los incendios forestales que cubren las ciudades desatando alergias y complicaciones respiratorias.
Universitarios que pese a estar matriculados hace dos años recién han tenido clases presenciales dándose cuenta que no es lo mismo que hacerlo On Line.
Secundarios adaptándose nuevamente a la convivencia escolar y a profesores estresados.
Pese a todo la navidad que fue más corta que otros años, igual ayudó a tranquilizar un poco los ánimos. Un momento de paz en familia, el regalo del amigo secreto en el trabajo y muchos gestos solidarios han llevado un poco de paz a los espíritus y nos preparan para enfrentar un nuevo año.
Un nuevo año que se anuncia difícil, pero no imposible. De cada uno depende mantener y aferrarse a todas esas creencias que nos hablan de un crecimiento interior, de desprenderse un poco de lo material y de reencontrarnos con nosotros mismos y con todos quienes nos rodean .
La vida puede ser corta. Para muchos ya terminó el año que está finalizando y para nosotros no sabemos cuando nos tocará. Por lo que hay que vivir lo cotidiano lo mejor posible y sin ser ingenuos vivir la vida lo mejor posible.
Alejandro González Pino