Ayer, miles de ansiosos egresados de cuarto medio ingresaron a diversos sitios web para conocer los puntajes que obtuvieron en la PAES, con ese puntaje en mano se inició el proceso de postulaciones a las diversas casas de estudio, pero junto con la definición del futuro académico de estos ahora postulantes, con la entrega de los puntajes comenzó además el proceso de análisis de los resultados de cada establecimiento educacional.
Si bien este año se intentó por todos los medios evitar la comparación de los llamados puntajes nacionales, ocultando la información, esta comparación, así como las felicitaciones a los puntajes máximos es inevitable. Es normal ver cuántos puntajes máximos tuvo x colegio comparado con otro.
Pero cabe consignar que el sólo ranking de los puntajes no basta para categorizar a los colegios, pero llama la atención que tanto a nivel nacional como regional los puntajes más destacados sean de colegios particulares, o particulares subvencionados, pero esto no quiere decir nada. Una comparación más justa podría ser la comparación de los promedios de cada generación, pero impresiona la falta de información oficial sobre el proceso. Es que en la dura realidad hay menos cupos que interesados en ingresar a la universidad y eso obliga a discriminar de alguna manera, aunque esa palabra suene negativa. Al mismo tiempo vemos como cientos de papas que no pudieron matricular a sus hijos en los colegios de su preferencia han debido pasar días haciendo largas colas a la espera de un cupo, aunque esta cola se transforme en virtual y no presencial como señala el Mineduc que se buscará suceda el próximo año, el problema seguirá existiendo. La existencia de colegios más valorados que otros, por lo que la demanda de matriculas es más alta que la oferta y eso ya no se soluciona con pruebas de selección sino con una tómbola que discrimina por la suerte igualmente quienes entran a un establecimiento o no. El tema no es finalmente ampliar al infinito los cupos de los colegios valorados, sino que existan otros tantos igualmente exitosos. Es decir que la educación publica y de calidad sea el estándar.
Pero volviendo al tema de las comparaciones entre colegios, ¿bastará comparar los resultados de la PAES para poder afirmar que un colegio es más que otro?, sin ser experto en la materia creo que la respuesta es negativa. Si bien uno de los objetivos de la educación científico humanista es la correcta preparación para el ingreso a la universidad, la educación abarca una gran diversidad de otros factores que se complementan con la formación recibida en el hogar. Después de todo el colegio y la educación superior no son más que herramientas para desenvolverse mejor en la vida adulta, haciendo –ojalá- lo que gusta y finalmente buscando la realización personal y familiar en pos de la felicidad. Por último, una palabra de aliento para quienes no les fue tan bien en la Prueba, no es el fin del mundo. En el peor de los casos sólo se jugaron un año de su vida. Siempre hay otras oportunidades más aún cuando se es un joven recién ingresando a la vida adulta.
Luis Fernando González V.
Sub Director.