No se podía prever, no es normal que en verano una fuerte lluvia en la cordillera genere tal turbiedad en el Río que obligue a cortar el suministro de agua. Pero si es una emergencia probable, en el sentido de que existen probabilidades de que suceda, aunque más comúnmente suceda en invierno. Pero tampoco es primera vez que ocurre y parece que las lecciones de eventos anteriores tampoco fueron aprendidas.
En abril del 2016 mientras casi todas nuestras autoridades locales se encontraban en Lolol en una actividad con la presidenta Bachelet, una fuerte lluvia causó la crecida y turbiedad del río que obligó al cierre de la planta con el consiguiente corte masivo.
En ese año también pasaron largas horas antes de que comenzaran a aparecer un poco desordenadamente puntos de reparto de agua, incluso se anunciaron algunos puntos donde no había agua en medio de un largo silencio de las autoridades que se encontraban en la actividad.
Este año no hubo actividad presidencial, pero si una emergencia que dejo personas aisladas en Termas del Flaco. Y de nuevo hubo muchas horas de espera antes de que se activase un plan que suponíamos estaba al menos planificado en el papel, insistimos el cierre de la planta de Nogales por turbiedad del agua es una emergencia posible por lo tanto planificable en su respuesta, y de nuevo un largo silencio de las autoridades ausentes de entregar información a la población dejando todo en manos de una empresa privada como lo es Esbbio, eso con la honrosa excepción del alcalde de Machalí Juan Carlos Abud que desde temprano se mostró preocupado de la situación. Extrañamos una mayor presencia del Delegado Presidencial Favio López, no tanto en su papel regional ya que esta era una emergencia de solo dos comunas, sino en su rol de Delegado Provincial de Cachapoal. Ya que recordemos que el delegado con asiento en la capital regional cumple los dos papeles no existiendo como en Colchagua y en Cardenal Caro un Delegado(a) provincial, simil de los antiguos gobernadores. De hecho hasta hoy no sabemos si el comité de emergencia se reunió o no.
Con todo terminamos este editorial con las mismas palabras de la columna escrita en 2016, dando cuenta de que nada cambia y las lecciones no son aprendidas. En ese entonces y hoy nuevamente decíamos “Esta no será la última emergencia que enfrentaremos. Pero en tiempos de redes sociales no es posible no ir informando lo que sucede y sigue quedando de manifiesto la importancia de los medios locales que entregamos la información necesaria para que los vecinos puedan tomar mejores decisiones.”. La responsabilidad de entregar instrucciones claras y precisas a la comunidad en una situación de emergencia es de la autoridad, no de la empresa privada.
Es que la comunicación en eventos críticos no se improvisa, se planifica. Antes de terminar entonces un par de recomendaciones para nuestras autoridades sacadas de libros de texto sobre gestión de episodios comunicacionales críticos. En primer lugar, tener claridad sobre los canales de comunicación disponibles con la comunidad, que medios tienen la capacidad de salir en vivo y/o informar en tiempo real y la forma de proveerlos de información, así como su alcance, cobertura y real capacidad de llegar a la población. Por ejemplo, poco tal vez sirve entregar una información por un canal nacional que solo le dará escasos segundos a la misma, en estos casos fundamental resultan los medios locales considerando a los mal llamados medios nacionales como medios locales de Santiago –pero con alcance nacional. También se debe tener claridad de redes sociales propias y gestionarlas como una manera no solo de entregar información sino también recibirla, además de una planificación precisa de los profesionales que estarán a cargo de entregar un flujo constante de información, al mismo tiempo que se planifica un sistema de turnos para que todos puedan tener un mínimo descanso y no existan momentos sin comunicación efectiva.
¿Y si hubiese sido un terremoto?….
Luis Fernando González V
Sub Director.