Mucho se ha hablado de que los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) son mejores a épocas anteriores, cuando el ingreso a universidades era a través de las ya extintas PTU (Prueba de Transición Universitaria) y PSU (Prueba de Selección Universitaria). Si bien, parece alentador aquello, al sumergirse en la realidad es posible notar algo realmente alarmante: Colegios particulares lograron hasta 171 puntos promedio más que los municipales, destacando establecimientos de Vitacura, La Reina y Las Condes. Asimismo, entre el centenar con mejores resultados en la PAES, tan solo uno es subvencionado y 3 son municipales, no existiendo ninguno “emblemático” dentro de la lista.
El motivo de preocupación no estriba en que sean de esas comunas, sino el incremento de la brecha entre los diferentes establecimientos educacionales, donde la creación de la PAES solo cambió puntajes en cuanto a escala, evaluando hasta los 1000 puntos, y no los 850, como anteriormente se hacía. La diferencia sustancial de 171 puntos promedio entre colegios particulares y municipales, está estrechamente relacionada con el poco esfuerzo realizado por mejorar la educación pública, pareciendo más importante nivelar hacia abajo por sobre mirar a quienes poseen buenos resultados para replicar su estrategia. Lamentablemente, desde algunos sectores sociales y un porcentaje de la clase política, parece demonizarse los planes educacionales de colegios particulares por provenir del sector más acomodado de la sociedad. Sin embargo, sería bueno que las autoridades les dieran una mirada a los recintos donde matriculan a sus hijos y sobrinos -pues no los tienen en colegios municipales, debido a conocer la deficiente calidad educacional- para replicar todo lo bueno que posean y así nivelar hacia arriba la educación pública.
En este primer mes del año, no solo se hace fuertemente latente la brecha educacional, sino también la económica, ya que en virtud de elementos como: (I) Inflación histórica; (II) Salario en pesos que resulta insuficiente, devaluándose día tras día; (III) Arriendos cada vez más caros y transables en Unidades de Fomento (UF) muchos de ellos, por ende, elevándose cada momento; (IV) El estudio realizado por Activa Research y Worldwide Independent Network of Market Research (WIN), donde sale a la luz que el 65% de las personas en Chile tiene problemas para cubrir mensualmente los gastos del hogar; y (V) El vaticinio poco favorable del Banco Mundial referente a que Chile y Haití serán las únicas economías latinoamericanas que no crecerán en 2023, decreciendo -0.9% y -1.1%, respectivamente. Aparece el fantasma de no poder costear todo lo que significa el eventual paso de una ciudad a otra por motivos académicos, dándose 3 futuros posibles: (1) No estudiar donde se quiera, sino donde se pueda; (2) Estudiar y trabajar, con todo el estrés que eso conlleva; o (3) No poder estudiar, por las dificultades económicas existentes.
Los grandes problemas expuestos, dan cuenta de la imperiosa necesidad por comenzar a pensar en soluciones prontas y definitivas, donde se mire positivamente a los establecimientos educacionales particulares y sean replicadas sus buenas estrategias educativas por parte del Estado, pues los resultados en la PAES hablan por sí solos. Adicionalmente, es menester que el salario alcance para vivir y no se devalúe constantemente, por tanto, incrementarlo a $410.000 brutos cuando la inflación registra niveles históricos, es insuficiente, haciendo imperioso aumentarlo aún más y convertirlo a UF, la cual siempre va al alza y no se devalúa como el peso, trayendo aparejado evitar no poder llegar a fin de mes, e incluso, no ir a estudiar donde se quiere, sino donde se puede, si fuere posible.
Javier Osorio O.
Ex Vicepresidente Interno Federación de Estudiantes USS, sede Santiago
Estudiante de Derecho UAH.